Apremia José, que ya viene.
No encuentro posada, María,
Me dicen que no les conviene
Un parto que altere sus vidas,
Que busque y no les moleste.
Hay un establo allí enfrente,
No es la casa que yo quería
Ni el palacio que se merece,
Este Hijo que ya porfía
Con nacer, pese a quien pese.
Será la humedad del relente
Que ha vuelto la noche fría,
Una hoguera que nos caliente,
Un caldero de agua tibia
Y la mano de Dios presente.
Y María se hizo fuerte,
Con tanta fe, nada temía.
José acaricia su vientre
Mientras su esposa paría.
Nació el Amor, sencillamente.
Cristóbal Navarro
LA NAVIDAD Y LA PINTURA