viernes, 29 de marzo de 2019

CORAZONADAS





El criterio del anciano de la tribu es un grado...no ni ná...

Nazareno de la Cofradía del Santo Paragüas




jueves, 28 de marzo de 2019

JUEVEANDO CON EL PATIO DE VECINOS



En Andalucía existen unos patios preciosos, espectáculares, pero como los cordobeses ninguno, es entrar en un vergel paradisíaco y te atrapa para los restos de la vida...a mi me ocurrió ¡Olé el arte!


Es el Patio de Vecinos de mi amigo Jesús de la Rosa, (Triana). Vivía en el 183 de la Calle Feria. Se saltaba a mi casa por la azotea...yo era la más chica del grupo, pero nos divertíamos mucho...

LA SEVILLA QUE SE NOS FUE: EL DITERO

La lavadora de antaño, unas eran Brú y otras "Brá" (de brazos), jaaaaaaaaa...
                                                                                                                        








En la Sevilla de postguerra fue muy popular un personaje: el ditero. Era un hombre o mujer, (las menos), paciente, y bondadoso, aunque para algunos, era un "esaborío": Se trataba de un verdadero mercadillo ambulante. Sobre sus hombros, solía llevar cortes de piqué, hules, paquetes de bragas, calcetines, calzoncillos de popelina, peroles, y parece mentira, pero aún le quedaba espacio libre para llevar bien sujeta-por aquello de los "afanaores" (ladrones),-su famosa y voluminosa libreta de los tornillos, en la cual apuntaba las ditas y el debe y el haber de la clientela, en su mayoría la formaban las "marías" (vecinas del patio). Aquello sí que era, auténticas "tarjetas de créditos" y no las de hoy en día. No había necesidad de tener una cuenta bancaria, no se precisaban avalistas...y era a domicilio ¡Arsa yá! 
Cuando la semana andaba "flojita" y apenas había para poner una perola con papas viudas, pues se decía con carita de pena un -"ya te pagaré la semana que viene, miarma-".
Por esto, sin dudas, el ditero se ganó la mala "sombra", porque nos recordaba que teníamos que apoquinar (pagar), y en aquellos tiempos la vida estaba "mú achuchá" y costaba mucho trabajo ir pagandole. Su clientela más abundante eran los que vivían en los corrales de vecinos, (pero también algunos residentes en casas de pisos de alquiler).
Vox populis era llamado "El Longines", por su cita cabal y puntual en el día concertado de la semana. En cuanto aparecía por el patio de vecinos y la economía estaba "mú malita"como para desprenderse de los diez o doce reales acordados las "marías" avisaban corriendo a aquellas que tenían más problemas, dándose trazas de "putería mala" a escurrirse de la vista, escondiéndose en los sitios más increíbles, a veces, pasaban situaciones como las que os voy a relatar:-"Niño, dile a tu madre que sarga, que está aquí er ditero"-. El niño, más adiestrado en responder a diteros, cobradores de la luz, etc, le contestaba muy tranquilo, pero sin adivinar que el ditero ya había descubierto el escondite: -"Mi madre no está , sa dío pá la plasa"-.
-"¿Sí hijo?-le contestaba el ditero, con más tiros encima que la escopeta de la Feria.
"-Pues dile cuando güerba que é venio y que a vé cuando me compra una cuartiya má pá la cortina, pós se le están viendo lo pié por debajo de la que tiene colocá-Venga, Pepa, miá que ponerme ar niño pá desirme que no te quea parné pá pagarme esta semana! Y Pepa, colorá como un tomate del Altozano, salía diciendo con palabras atropelladas su retahíla habitual: -"Tú tranquilo, sentraña. Pá la semana que viene lo primerito que hago es reservá tu dinerito, que vaya tela la semanita que yebamo, que ar lantonio entoabía no lan pagao, er tío sieso der capatá-".
Estos casos eran fetén: "verídicos" como la vida misma y los chistes del inolvidable Gandía. El pobre ditero desarmado cerraba la libreta de los tornillos y seguía su camino, esperando en la otra sala sí le "apoquinaran". El ditero solía ser centro de sátiras,  comentarios jocosos y motes sobre la marcha: "El Malasombra" por sus apariciones, "El Longines" por su puntualidad, El Canijo", por lo enclenque, etc...
Las familias no deudoras, las feténes, que solían pagar religiosamente, les tenían gran afecto y les contaban algo de sus casas.
-"Mira Paco, a vé si me trae la otra vé que venga una copa, (Brasero), pá podé pasá esto frío tan canallas-. 
Y a la semana aparecía por el patio de a casa de vecinos, "El Longines" con el braserito nuevo:-"Niñaaaaa, que yá e venio, sá Josefita-" -"Mira hijo, pónmelo corto que ya sabe que no me gusta debé ná, ¡A cuatro vese!-"
Y Paco sonriente por el trato abría su libreta de tornillos y se quitaba el lápiz de la oreja para apuntar-"Éa, pos ya está echo. chiquilla: Josefita, la del treinta y ocho del corral de La Parra, que su marío trabajaba en los ferrocarriles...
-"Pós con Dió, Josefita"-.
-"Que Dió se te lo pague, Paco-".
Indudablemente eran otros tiempos. Por entonces el ditero era como un fantasma  para las que siempre vivían muy apuradas. El objetivo inmediato, si había suerte, era librarse de él.
(Yo no conocí este anuncio de una publiación sevillana del año 1948:
"Juega en esta lotería
si quieres ganar dinero,
y tendrá la alegría ,
cuando aparezca el lotero,
usted pueda decir tranquilo:
¡Se acabaron los diteros"!
A veces, el ditero era el paño de lágrimas de algunas familias sevillanas. Hasta no hace mucho tiempo aquel  "monstruo" de los corrales y casa de pisos, pasó a la historia su figura y su libreta de tornillos.
La vox populis nos trajo unas letras en métrica de seguidillas, que puede ser la "sevillana" nostálgica que hoy recordamos en honor de tan memorable trabajador de la economía de postguerra:  
"No llores tú sentraña, 
por el dinero,
que siempre habrá vacante
algún dinero.
Luego, el chiquillo 
te apunta en la libreta
de los tornillos..."
Hace ya un tiempo, media Sevilla y parte de la otra media tienen trampas "pá cazar leones": casi todos tarjetas de créditos, y por eso, nos creemos gente de postín. Con algunas salvedades, por la esquina de la añoranza-¡Cuántos darían algo valioso por volver a ella! Cuando se escuchaba por los patios de los corrales el pregón lejano en el tiempo:
-"Niñaaaaa, que traigo lo plato, tasone, porvera, vinagrera, media, "vichí", manta, mantele de hule, braserooooooo"...
Y pum, leñazo enorme contra el suelo, para que con el ruido salieran las "marías" a ver su pequeño almacén ambulante...
Hoy, desde mi modestito blog, le hago un merecido homenaje a este personaje entrañable que simbolizó toda una época de  "La Sevilla que se nos fue".     
     







Jiménez Díaz.

martes, 26 de marzo de 2019

DEVOCIÓN Y ARTE


A la memoria de Silvio...muy devoto de las Virgenes sevillanas, le dedicó esta joya.

Lo que vais a ver y oír es tanto para los creyentes como para los que no lo son, lo que compartimos en común es ARTE, que es idioma universal...



María Santísima de la Concepción con S. Juan, de la Hdad del Silencio.




SEMANA SANTA SEVILLANA

Sevilla sencilla y grande.
Sevilla de buen talante,
de pasiones y emociones
es eterna primavera
Sevilla es fiel mensajera
que entre la tierra y el cielo
trae y lleva los "Te quiero"
que entre dos enamorados
el destino ha separado.
Sevilla es canela y clavo.
Es menta y es yerbabuena.
Sevilla es...¡¡La Macarena!!
Es Sentencia y Gran Poder.
Es Consolación y Sed.
Es Pureza, Resolana
murallas, arco, Triana, 
Estrella, Cachorro y fe.
Es Angustias y es "Manué".
Es emoción contenida.
Es dolor en Tres Caídas.
Es blanca Paz por el parque.
Es azahar, gloria y arte.
Es Silencio y es Calvario.
Es Señora bajo palio.
Es Candelaria, Pasión,
Baratillo, Montensión, 
Museo y Resurrección.
Es Amor y es Amargura.
Es Borriquita y locura
por Parras el Viernes Santo.
Es saya, corona y manto.
Es Señor, sangre y espinas.
Es devoción que camina
a los lados del río.
Es camino del Rocío.
Es Simpecado y carreta.
Son tambores y cornetas. 
Es flauta y tamboril,
Cerro, Triana, San Gil
 y Sevilla "pá morí"
Es "alumbrao" y casetas.
Es la Feria de Abril.
Es...¡¡La alegría de vivir!!
Mi Sevilla es receta
que nos alivia y nos cura
penas, llantos y amarguras.
Cuando quieras encontrar
la fórmula magistral
que a todos nos pone buenos,
vente a Sevilla y verás
que lo que escribo es verdad...
¡¡Palabra de macareno!




Stmo Cristo de la Expiración: "El Cachorro de Triana", Hdad del Patrocinio.

Era el siglo diecisiete
y por el barrio de Triana,
vivía un guapo gitano,
"El Cachorro" le apodaban.

Del color de la canela
era su bella cara gitana,
el pelo, de negro endrino,
cayendo como cascada.

El talle de fino junco,
frágil figura quebrada, 
con esa gracia y donaire
que hacen honor a su raza.

La guitarra entre sus manos,
campana dulce  y templada,
era repique de gloria
al compás de su garganta.

Por él bebían los vientos
las gitanas de la cava,
y soñaban con rendirse
en sus brazos, enamoradas.

Pero "El Cachorro" tenía,
pasado el Puente de Barcas,
prisionero el corazón
en una cárcel de nácar.

En el barrio de S. Vicente,
a escondidas, una dama
le daba amores prohíbidos, 
pecados de mujer casada.

Coincidiendo con el tiempo,
cuando ésta historia pasaba,
la Hermandad del Patrocinio
funda su casa en Triana.

Pidieron a Ruiz Gijón
escultor de mucha fama,
que el Cristo de la Expiración
con sus manos lo tallara.

El gran maestro en su taller
la inspiración no le entraba,
quiere que su Cristo llene
de fervor todas las almas.

Echa la capa en sus hombros,
y como una fuerza extraña
sus pasos lo van llevando,
por las calles de Triana.

¡Olor a muerte en el aire!
El silencio que gritaba,
negras sombras de agonía
en triste noche gitana.

La silueta tenebrosa
de un sombrero y negra capa,
por la cava y los tejares
iba pidiendo venganza.

Es un caballero hidalgo,
de noble honra y mucha fama,
que busca a "El Cachorro"
que le ha robado a su dama.

¡Gritos en el Altozano!
Gritos rompiendo la calma.
La luna muda cómplice, 
de aquella sombra macabra.

Y un puñal de frío acero
hudía su lengua de plata
en el pecho del gitano, 
y su vida se llevaba.

El rictus de la agonía
dibujó muerte en su cara,
quebrando aquel fino junco,
por amor, odio y venganza.

Ruiz Gijón entre la gente, 
cruzó con él la mirada
¡Cristo de la Expiración,
por fin ya tengo tu cara!

¡Oh tarde del Viernes Santo!
Tarde de Semana Santa,
olor a incienso y azahar 
en la tarde sevillana.

La Hermandad del Patrocinio
cruza en silencio la cava,
murmullos y rezos se oyen,
saetas, los gitanos cantan.

Y una voz llorosa grita,
dejando la sangre helada
¡Es "El Cachorro", "El Cachorro"! 
¡Mirad! ¿No véis su cara?

Y fueron en esos instantes
cuando el barrio bautizara
a el Cristo de la Expiración
¡¡¡Como a "El Cachorro" de Triana!!!






Leyenda de "El Cachorro de Triana".

(Textos Anónimos).

Fotos: internet.
¡Viva Triana!