Dedicado a Mara con afecto y espero haberte aportado unas curiosidades históricas y te motiven para visitar la ciudad donde el ocaso del sol hace arte en la Naturaleza.
EL CIEGO DE LA PUERTA DE LA JUSTICIA
Los
versos grabados en el muro al pie de la Torre de la Vela hicieron
famoso a su autor, el poeta mejicano nacido en 1863, Francisco de Asís
de Icaza: Dale limosna mujer /que no hay en la vida nada / como la pena de ser / ciego en Granada.
Aunque él ya era muy conocido como diplomático, miembro de la Academia
Mejicana de la Lengua, de la Real Academia de la Historia en España y
Premio Nacional de Literatura en 1925.
Sin
embargo muy poco sabemos de ese ciego, si es que existió, que le
inspiró tan entrañables versos y tan emblemáticos para los granadinos.
Ser ciego en Granada es ciertamente la mayor de las desgracias, aunque
andan por ahí algunos que aún gozando de buena vista, apenas ven nada. Y
no hay peor ciego… ¡Santa Lucía los ampare!
Pero
siguiendo las palabras de homenaje al poeta mejicano que un día nos
dejó Gallego Burín allá por 1957, parece que el tal ciego, que sin saber
su nombre inmortalizó Icaza, pedía limosna arrodillado y en silencio
junto a la Puerta de la Justicia en los días de Ángel Ganivet. En
silencio, porque además de ser ciego era mudo y muy probablemente sordo.
Estos fueron los versos que dedicó nuestro paisano
Ganivet a aquel ciego de la Alhambra que extendía su mano pedigüeña:
"¿Cómo pide si no habla/ si a nadie sus ojos miran?- No puede hablar,
porque es mudo / habla su mano extendida; / ni puede ver, porque es
ciego, / más su mano tiene vista / - Y, entonces ¿cómo no llora /
lamentando sus desdichas?/ - ¿Cómo quieres que llore/ si están secas sus
pupilas?"
A Gallego Burín, por entonces director General de
Bellas Artes, se le ocurrió la feliz idea de plasmar los versos de Icaza
en una placa de cerámica en el Jardín de los Adarves.
Pero esta bonita historia tiene a una guapísima
granadina de callada protagonista. Se llamaba Beatriz de León, de la que
se enamoró Icaza y con la que se casó en 1898. El viaje de novios
incluía Granada y paseando ambos por los bosques alhambreños, apareció
el ciego que hizo exclamar al poeta mejicano: "Dale limosna, mujer",
dirigiéndose a su reciente esposa. A partir de ahí surgieron los
inmortales versos.
Sabemos el nombre del poeta, sabemos cuál fue su
inspiración y hasta el nombre de esa bella mujer granadina, madre de la
que luego sería narradora ágil y redactora de ABC y Blanco y Negro,
Carmen de Icaza; pero seguimos sin saber quién era el tal ciego de la
Puerta de la Justicia que indirectamente provocó para la ciudad el mayor
de los piropos: no hay en la vida nada, como la pena de ser ciego en
Granada.
Hoy mismo llamo al cielo y pregunto por "el ruiseñor
de la bandurria" José Recuerda, componente que fue del inolvidable Trío
Albéniz, lo pongo en contacto con nuestro querido Vicente Fernández El Granaíno, ambos artistas ciegos, y les pido que toquen en homenaje al pobre de la Puerta de la Justicia Recuerdos de la Alhambra.
Como se narra en la Palinodia, fabulosa oda griega en
la que la bella Helena de Troya le devolvió la vista al ciego
Estesícoro para que pudiera ver lo guapa que ella era, Granada entera
quisiera darte buena vista, ciego de Granada, como quiera que te llames,
donde quiera que estés porque, aunque no te conocemos, has sido uno de
nuestros embajadores y has provocado para la ciudad el mejor de los
piropos. Entraste en la gloria por la Puerta de la Justicia y de
sopetón; allí estarás con santa Lucía y nos verás cada día con los ojos
del corazón.
Es una pena ser ciego en Granada, es verdad, aunque a veces casi es mejor taparse los ojos y en muchos casos hasta los oídos.