martes, 21 de abril de 2020

REFLEXIONES




¡Aquí no sale ni el gato!


Me llaga este documento que comparto por su interés con todos vosotros. No es cierto que lo último que se pierde es la esperanza, (uno de los motores de nuestra existencia), lo último que se pierde es la VIDA...Ojalá estemos ante un significativo avance sobre el maldito coronavirus, desde la esperanza y con la mejor de las intenciones os lo he traido...




Mi opinión personal es que permitir al padre o madre llevar a un niño a los comercios esenciales, era un disparate, donde hay adultos de diversas edades, toquetean por todas partes...pero el llevarlos a parques tiene sus "pegas", dependen de la edad y como sea cada criatura, hasta 5 ó 6 años tocan por todas partes, se llevan las manitas a la cara, (los mayorcitos suelen ser más obedientes), si ven a otro niño puede ir corriendo hacia él, le veo un riesgo, otra cosa es que vaya por la acera con su motito de pedales, patinete, etc, por alrededor de la manzana, por ejemplo.

Francamente, tengo mis dudas en sacar  a los niños sin que el gobierno tenga el abastecimiento de la protección para todos y fiables, los fallecidos todavía son de varios centenares diarios...desgraciadamente hemos perdido un sustancial número de médicos y enfermeros y varios miles están "fuera de combate" por encontrarse infectados, no se puede contar con ellos. Si no se toman bien todas las medidas sería un mayor desastre...

Os traigo de mi entrada: "EL VALOR DE LA ESPERANZA" el significado que para mi tiene esta maravillosa y positiva palabra:

 Lo cierto es que ni la persona ni la sociedad pueden sobrevivir sin ella...mucho tiempo, porque la esperanza es el mecanismo que mantiene a la humanidad tenazmente activa, soñando, creando, ideando, proyectando, construyendo. En absoluto es opuesto al realismo, sino la antitesis del escepticismo y la desesperación. Los mejores y positivos elementos de la humanidad han conservado esta virtud en las peores adversidades; han vivido en las situaciones menos propias y han logrado edificar sobre los más precarios cimientos.
Tal es la actitud natural y sana de la persona, (lo he comprobado desde mis "taítantos" años de vida)...


La esperanza, no creo que sea una falacia, sino la verdad misma. Entiendo que la persona concibe aspiraciones y, movido por la esperanza, funda instituciones que avanzan aunque, a veces, flaqueemos.
Sugiero acopio de esperanza, fuerza tan real y eficaz como el sol en primavera. Pero aunque no lo fuera en sí misma, su evidente magia surtiría efecto, ya que costituye un fin en sí misma: es, en suma, un acto de convencimiento, un estado de ánimo, un estilo de vida, un concepto para compartir.
Aunque triunfemos a medias, vale la pena cultivar la esperanza, porque ella nos permitirá paladear hasta la última gota de gozo en el mismo tiempo de vida que nos reste. Si nos toca en suerte la dicha, (hay que perseguirla), nuestras esperanzas habrán estado más que justificadas; si nos abate el infortunio, esta virtud nos habrá fortalecido para soportarlo.
No es cierto, fijándonos bien, que lo último que se pierde es la esperanza...lo último que se pierde es la vida...¿o no?


Mis condolencias a las familias dolientes de los fallecidos y mis mejores deseos a los infectados.
Un fuerte abrazo.



NOTA:

Ayer no pude acabar esta entrada, sin saber el porqué no pude seguir escribiendo, lo hago ahora que puedo. Hace un tiempo Blogguer me cambió mi página, desde entonces tengo problemas frecuentes...

  



 





Foto: internet.