LA VOLUNTAD DE VÍCTOR HUGO
En cierta época de su vida, el famoso escritor y poeta francés Víctor Hugo recibía una pensión de una corona. Un día se la suprimieron y debió volver a escribir por encargo para ganar su sustento y mantener a su familia. En estas circunstancias, un editor le ofreció una suma considerable por un libro que debería escribir en un plazo tan breve, que su esposa y amigos le dijeron que rechazara la oferta. Les respondió:
-El libro está en mi mente. Sólo necesito tinta, papel y pasarlo a limpio.
Para evitar la tentación de salir encerró sus trajes bajo llave, se compró una toga de burda tela con la cual se cubría de la cabeza a los pies y se puso manos a la obra. Cuando algún amigo le visitara durante su afriebrada labor y le preguntaba por el título del libro, Víctor Hugo, sonriente, señalaba el gran frasco de tinta sobre el escritorio y respondía:
-Pues...he pensado en llamarlo "El contenido de un frasco de tinta".
Entregó su novela en el plazo establecido, y el editor, fiel a su palabra, le abonó sus derechos y publicó aquel "contenido de un frasco de tinta" que, en definitiva, se llamó: "Nuestra Señora de París". Al referirse a este episodio de su vida, Víctor Hugo solía decir:
-El talento es menester para escribir, pero también lo es, en grado sumo, la voluntad. Sin ésta, aquél permanece oculto y entonces las virtudes del más genial de los artistas no serán visibles para el mundo-.
Para evitar la tentación de salir encerró sus trajes bajo llave, se compró una toga de burda tela con la cual se cubría de la cabeza a los pies y se puso manos a la obra. Cuando algún amigo le visitara durante su afriebrada labor y le preguntaba por el título del libro, Víctor Hugo, sonriente, señalaba el gran frasco de tinta sobre el escritorio y respondía:
-Pues...he pensado en llamarlo "El contenido de un frasco de tinta".
Entregó su novela en el plazo establecido, y el editor, fiel a su palabra, le abonó sus derechos y publicó aquel "contenido de un frasco de tinta" que, en definitiva, se llamó: "Nuestra Señora de París". Al referirse a este episodio de su vida, Víctor Hugo solía decir:
-El talento es menester para escribir, pero también lo es, en grado sumo, la voluntad. Sin ésta, aquél permanece oculto y entonces las virtudes del más genial de los artistas no serán visibles para el mundo-.