miércoles, 13 de noviembre de 2019

SUCEDIDOS...





















A sus noventa años, Roberto se compró una moderna peluca, se sometió a la cirugía plástica y durante siete meses hizo ejercicios en un polideportivo.

Luego conoció a una viuda de 45 años y la invitó a cenar. Cuando bajaban del auto deportivo nuevo de Roberto, este fue alcanzado por un rayo y murió. Traspuesta la puerta del cielo, Roberto corrió hacia Dios y le preguntó:

-¿Por qué yo, Señor?
-¡Ay, Roberto! -le respondió Dios-. ¡
 No te reconocí! 
 
El hombre que respondió al anuncio del periódico en el que se solicitaba un capitán de barco con experiencia, tenía una pata de palo, un garfio y un parche ocular.

-No cabe duda de que tiene la facha-observó el entrevistador-.¿Cómo perdió la pierna?
-Me la voló una bala de cañón, y ahora llevo una pata de palo.
-¿Qué le pasó a su mano?
-¡Ay, muchacho! Esto fue en un duelo de espadas, y ahora uso garfio.
-¿Y, cómo perdió el ojo?
-Ahora  verá. Había una terrible tormenta frente a la isla Tortuga. Los aparejos estaban averiados, y cuandos alcé la vista, una gaviota...
-¿Y eso lo dejó sin ojo?
-No. ¡Es que ese día estaba estrenando el garfio!