No olvidaré la enseñanza de mi abuelo, jamás. Todos nosotros deberíamos haber conocido a los abuelos...valorar todo lo mucho y bueno que nos aportaron. Yo conocí a los cuatro...
ASÍ COMENZÓ TODO
* Aquel día ya muy lejano de mi niñez, tronché un tallo de una plantita que pensé que estaba seca. Mi abuelo, que andaba podando sus macetas en la azotea, me vio y se acercó donde yo estaba. "¿Por qué tronchaste la planta?", -me preguntó--. "Porque ya está seca, abuelo",- le respondí-. "Pues estás equivocada, mi niña"-Me dijo sin alterarse-"No está seca, te parece, pero no lo está. Estamos en invierno, ahora la savia desaparece casi por completo de los tallos de las plantas, para volver a darles vida en primavera, cuando se va templando la temperatura y los días comienzan a ser más largos. Mira, vamos a plantar el gajo de rosal roto".
Lo hicimos. Pasó el tiempo y yo, que era un rabillo de lagartija, me olvidé de aquello y seguía con mis travesuras e inquietudes. Transcurrido un tiempo y una mañana de mayo mi abuelo , que frecuentemente estaba entre las macetas, me llamó: "Mira, mi arma-me dijo-yo miré asombrada, ¡El tallo, aparentemente seco brotó hermoso! Todavía no era grande, pero lucía espléndido, ya mostraba dos capullitos, uno se estaba abriendo, era toda una promesa...
"¿Ves?-comentó mi abuelo-. Aquel tallito estaba vivo, aunque parecía seco, está vivo, con sus futuros capullos dentro que serán bonitas rosas con el paso de los días".
"Abuelo, a mi me parece que sería bonito regalarle a mamá la primera rosa". "Sí, eso sería un precioso regalo-me contestó-con una gran sonrisa-. Una flor puede ser arracada únicamente para un ser muy querido y a mamá la queremos mucho, de lo contrario, tenemos que dejarla en la planta donde la puso la Madre Naturaleza, hija mía"...
Han pasado muchos años, pero recuerdo sus enseñanzas, que me dedicaba con enorme cariño, no me he olvidado de ellas, como esta, en la que me dio una sabia lección, imborrable...
Aprovecho un ratillo libre y os traigo un relato/moraleja vivida en mi infacia. Apenas he tenido tiempo de hilvanarlo, pero he procurado no faltar a la cita juevera. De la mano de Teresa Otero nos reunimos para contar nuestros relatos. Me es muy grato participar. Se puede ir viendo los relatos, según vayan llegando en su blog: puntos suspensivos
Gracias Teresa.
Aprovecho un ratillo libre y os traigo un relato/moraleja vivida en mi infacia. Apenas he tenido tiempo de hilvanarlo, pero he procurado no faltar a la cita juevera. De la mano de Teresa Otero nos reunimos para contar nuestros relatos. Me es muy grato participar. Se puede ir viendo los relatos, según vayan llegando en su blog: puntos suspensivos
Gracias Teresa.
Estos tarantos flamencos es para todos, especialmente para Montserrat y Tracy...
¡Oleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeé!
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