lunes, 16 de junio de 2014

* LOS CORRALES DE VECINOS VII *




Otra fiesta corralera muy celebrada era las bodas, que comenzaban el día de la toma de dichos. Previamente, el novio "había pedido la conversación", es decir, se había declarado a la novia y después de un cierto tiempo, solicitaba el permiso de los padres para sostener el noviazgo, y se les decían entoces que eran "novios formales", después de que los padres consetían. El novio era autorizado, con el fin de "pelar la pava" a entrar en la sala y hablar con la novia, siempre con alguién de la familia. A partir de aquél momento, la novia vivía sólo para el novio y viceversa, los primeros regalos consistían-igual que ahora-en los consabidos retratos; pero entonces-cosa que ahora no-,  la novia le regalaba al novio un rizo de sus cabellos, que se guardaba celosamente en un relicario o sortija. También se solían guardar una flor, una vez seca, se guardaban entre los efectos personales con todo amor.

Formalizadas las relaciones, se comenzaba a ahorrar, para, en su día "poner una sala", correspondía a la novia la cama matrimonial, colchón, y ropas de cama. Cuando se acordaba la fecha de la boda, el novio, a través de su familiar más inmediato, solía "pedir" a la novia. Hasta el momento ambas familias se consideraban desligadas de toda relación del noviazgo y hacían la -vista gorda-, sobre los novios; pero una vez pedida la novia-que la costumbre más arraígada prohíbia casarse en martes y  13-, las familias estrechaban relaciones y de común acuerdo se disponían a "andar los pasos para arreglar la boda". Apañado el papaleo, los novios "se tomaban de dichos",-se amonestaban-, etc. El enlace se efectuaba en las primeras horas de la mañana mayoritariamente, la ceremonia religiosa se celebraba después de las oraciones para dar tiempo a los preparativos. La fiesta organizada a continuación de la ceremonia religiosa, en casa de la novia, con las familias de los desposados, y respectivos amigos y no faltaban vecinas que se disputasen el vestir a la novia, el hacer la cama matrimonial que incluíam lazos y cintas. Eran muy apreciados los alfileres de la novia porque "traían suerte" y no digamos el ramo de novia o flores de él.
                                                                              
Sra con el hábito de Ntra Sra del Carmen
fue desapareciendo entre los 60-70. .



Carmen y el de Gran Poder, (vestido completo ellas y camisa en ellos, con los colores e insignias propias). También vestirse de luto por unos años o toda la vida, cortarse las trenzas, etc. No faltaban mujeres  que se pensaba dueñas de una gracia particular para curar determinadas enfermedades como los llamados entuertos y padregones. Estas señoras no tenían nada que ver con los curanderos, ellas se consideraban con una virtud sobrenatural. La crencia en su eficacia hay que vincularla a las supersticiones, frecuentes en aquellas calendas sobre la muerte. Por lo general se pensaba  que era una señal de mal agüero el aullido de un perro cerca de la casa del enfermo; también el grito de una lechuza revoloteando por los tejados; y se creía a pies juntillas que San Pascual Bailón, dando tres golpes en un mueble de la habitación, avisaba la muerte dentro del tercer día. Si los remedios caseros, ni las "facultades especiales" de determinadas mujeres, ni las promesas y rezos surtían efectos entonces se buscaba al sacerdote. La recepción por parte del enfermo de su Divina Majestad, significaba que estaba agonizando. Para el acto, se adornaba la sala, se invitaba,  a los parientes y allegados, se corría la voz por el corral y las vecinas por donde pasaría el Viático. Los vecinos del corral sacaban a las puertas de sus habitaciones mesas, sillas y bancos, sobre los que colocaban cuadros de santos, flores, en homenaje al Santísimo. Al morimundo se le administraba al mismo tiempo la Extrama Unción o Santos Oleos, (Santolios), en vox populis, y la Comunión. Cuando el enfermo fallecía, los vecinos decían "se le enfrió la boca" . Los parientes cercanos amortajaban al cadáver vistiéndolo con su mejor  traje. Si era un niño se le amortajaba con ropas blancas y cintas azules; si era una muchacha. con traje blanco y en su cabeza eran colocadas rosas blancas o azahares sujetos con un velo que le llegaba a los pies, se les juntaban las manos sobre el pecho poniéndole un crucifijo entre las manos. La noche del día de la defunción se le llamaba del velorio o velatorio, durante ella la familia del muerto era acompañada por los vecinos, turnándose, hasta la hora en que era conducido al cementerio... 





Basado enla obra:

"Los Corrales"

Morales Padrón.