lunes, 29 de abril de 2013

RECUPERANDO LA MEMORIA DE SEVILLA: EL CRONÓMETRO, VII




EL CRONÓMETRO, DE LA GENERACIÓN DE LA CUERDA A LA DEL CUARZO:


D. Enrique Sanchís pertenece a aquella generación de relojeros de la cuerda que se formaron durante cinco largos años en Suiza y que asistieron impávidos a la irrupción del cuarzo. Saluda por su nombre de pila y surte tanto a los grandes propietarios de los círculos que paran cerca del El Cronómetro como al exPresidente de la Junta de Andalucía. Escéptico frente al 92, no parece dispuesto a cometer de nuevo el error de su padre, que en 1.929 encargó una serie de relojes con la Catedral y la Giralda grabadas en el dorso, y se vendieron diez. La saga del Cronómetro tiene su origen en Gandía, de donde acudió a Sevilla el fundador del comercio y taller que durante más de ochenta y cinco años ha atendido en la hora los relojes sevillanos, aunque se casara con una lepera a la que fue a buscar en diligencia.
D. Enrique Sanchís, el fundador.

El abuelo de Enrique Sanchís era relojero en Gandía. Un buen día su hijo partió a Sevilla y comenzó a trabajar en lo mismo de casa en casa hasta que se estableció en la calle Fernández y González. En 1901 se casa y crea El Cronómetro, un comercio de relojería que muy pronto cumplirá su primer centenario con excelente salud y mejores perspectivas, sin dejar de pertenecer a la familia Sanchís, apellido que dio no pocos quebrederos de cabeza a quien lo llevaba al llegar a Sevilla, porque muchos se empeñaban en llamarle Sánchez por aquello de la dificultad en asimilar el patronímico foráneo.

Dª Concepción García Sánchez-Barco era por aquel entonces una colegiala de Lepe, que en cierta ocasión recibió la visita de un amigo del pueblo y del joven valenciano que compartía con éste la habitación de la pensión sevillana en la que se alojaban. Enrique Sanchís, que tenía entonces veintitantos años, hizo aquel viaje en diligencia, y Concepción sería años después su mujer.

El primer hito importante para El Cronómetro fue la Exposición Iberoamericana. Los relojes Longines del mueble que  caracteriza a la tienda fueron instalados en el 22, cuando parecía que iba a ser una realidad inmediata la Exposición. Cercano ya de veras el acontecimiento, el Sr. Sanchís encargó a una casa suiza una colección de relojes de bolsillo con las esfigies anteriormente citadas, un dibujo en color de Martínez de León en la esfera representando escenas taurinas y una inscripción en recuerdo de la muestra. "Mi padre pensó que se iban a vender como rosquillas. No fue así. Mis hijos no me consienten  que venda ninguno de las dieciochos que quedan".
Interior del comercio.

No es poco para Enrique haber nacido en los altos de su tienda, como tampoco lo es -aunque él quiere a toda costa quitarse importancia -el haber marchado a Suiza con catorce años para estudiar durante cinco técnicas de relojería. "Entonces había en Neuchatel una avenida, llamada Leopold-Robert, que estaba llena de escuelas droguistas, comercio, pequeña mecánica y relogería, entre otros oficios. La ciudad era de cantón, allí estuve hasta que volví a Sevilla, para incorporarme pronto a la Guerra Civil".

El reto del cambio tecnológico ha sido encajado por Sanchís con espíritu deportivo. "El relojero clásico-afirma-, el de pinza y lente, ha pasado a la historia. Este era un oficio que ya estaba llamado a desaparecer, como macánico, cuando yo nací. Todo es manejar cables y aparatos, y eso sí, el cambio de pilita. La mía es la tercera generación de relojeros". El dueño de El Cronómetro presume de tener la mejor clientela de Sevilla, entre  la que se encuentra el expresidente de la Junta de Andalucía, Rodríguez de la Borbolla, aunque ya no recalen por allí los numerosos artistas de los grandes teatros sevillanos: San Fernando y Álvarez Quintero de enormes y entrañables recuerdos. La tienda presenta el mismo aspecto que cuando se inaguró, y en ella discurre la vida con el compás y la cadencia propios del tictac que tantas veces ha servido al novelista para resumir en una pincelada toda la filosofía del dios cronos.
EL MUEBLE DE LOS RELOJES,
OBRA DE LAS MANOS QUE 
TALLARON EL PASO DE LA CANINA.
Fue la casa Longines la que costeó, hace muchos años, los seis relojes y el mueble de pino que ha sido el distintivo de El Cronómetro, y que sustituyeron al reloj primitivo de la tienda, que hoy figura en la puerta de los ultramarinos El Reloj, de la calle Arfe. Hasta la restauración ejecutada en 1981, las seis esferas eran guiadas por un reloj de péndulo existente dentro de la tienda, que les enviaba unos impulsos por los que las agujas se movían cada minuto. Cada ocho o diez días era preciso dar cuerda al reloj guía, que aún funciona.
Placa en la fachada del comercio a la memoria de otro sevillano universal.

El Ayuntamiento fue exigente a la hora de autorizar la reparación del mueble con los relojes de El Cronómetro. El nuevo mueble, hecho de caoba de derribos, es una reproducción exacta del anterior, y fue realizado por el mismo tallista que labró el paso de "La Canina".La tornillería que sostiene los relojes es de metal bañado en plata.
 
Otra visión del comercio.

La intervención de hace unos años sustituyó el reloj guía inicial por un "Patek Philippe" de cuarzo, que emplea energía eléctrica como el antiguo pero es todo él pura electrónica.

Esta centralita está conectada por ondas de radio con una emisora sita en Suiza, aunque este sistema no se utiliza desde que el Gobierno cambia la hora periódicamente. 

Asimismo, Enrique Sanchís le ha puesto al equipo un amplificador de sonido y unos altavoces en la calle para que las campanadas tengan resonancias en Sirpes. El desembolso realizado por el dueño es digno de toda alabanza y agradecimiento, pues sólo el reloj de cuarzo está por encima de las doscientas mil pesetas de la época.

Directiva del comercio. Padre e hijo y delegado de la casa suiza.




   




Basado en:

"Comercios Sevillanos que hacen Historia."
Ángel Pérez Guerra.
Ed, Rodríguez Castillejo, 1991. 

Por último, no se pierdan la oportunidad en las fiestas navideñas de poder disfrutar con la actuaciones del coro navideño: "Nuevo Sábado Glub"  bajo la dirección de José Luis Tirado, alma mater del grupo. Donde en el rincón de El Conómetro, entre otros céntricos rincones, suelen obsequiar generosamente a todos con unos tradicionales villancicos con un arte trianero fuera de serie.
He dicho.