viernes, 19 de febrero de 2021

SEVILLA ETERNA

 



Sevilla y sus Esperanzas


Añorando el azahar                                                                                                 
      
llora Sevilla de pena,
porque este año no habrá,
tampoco habrá primavera.
Ni Jesús caminará
por sus calles y plazuelas,
ni en la cruz expirará
sobre las trabajaderas.
Ni a su Madre meceran
costales de mil promesas,
ni fajas se ceñiran
para llevarla a Su vera.
Y es que este año no habrá,
tampoco habrá primavera.
Ni pétalos lloveran,
nubarrones de azotea,
sobre palios que al pasar
recojan lluvia más tierna. 
Ni la flor espigará
en varales que se muevan,
ni pasos se cubrirán
con mantos de flores nuevas.
Despuntará el azahar,
pero no habrá primavera.
Velas que no encenderán,
no habrá lágrimas de cera,
y puedan iluminar
llanto de Madre más buena.
Ni cirios se quemarán
en las manos nazarenas,
ni penitencias se harán
sin saber quiénes las llevan.
Corazones arderán,
pero no habrá primavera.
Ni habrá himno que tocar
en grandes puertas abiertas,
al ver a Dios asomar
con nuestras cruces a cuestas.
Ni las marchas sonarán
para indicar Su Presencia,
ni el aire resonará
a tambores y cornetas.
Los sones retornarán,
pero no habrá primavera.
Cielo de luces no habrá
ni portada que se encienda,
ni habrá albero que pisar
para cubrir las aceras.
Ni casetas que habitar
donde el color resplandezca,
ni alegría que sembrar,
ni ruido que ensordezca.
Sin nada que celebrar,
tampoco habrá primavera.
Ni carruajes tronar
con el giro de sus ruedas,
que paseen sin cesar
a las mujeres más bellas.
Sin monturas que montar,
ni traje corto siquiera.
Sin música que sonar,
sólo el silencio nos queda.
No habrá efímera ciudad,
llora Sevilla de pena 
porque este año no habrá, 
tampoco habrá primavera. 
Todo esto cambiará 
cuando el naranjo florezca 
y despunte el azahar, 
con su aroma que embelesa. 
Consuelo para un llorar, 
pétalos blancos que nievan, 
alfombra que pisará 
el astro rey que despierta. 
Abre tus ojos ciudad, 
ésos, que el llanto te cierra, 
que está a punto de llegar 
de azahar, una pandemia. 
Los campos dibujaran 
el rostro de la Belleza 
y volverán a brotar 
las flores en las adelfas. 
El color se tornará 
para reinar la Viveza 
y el colibrí danzará 
impregnado por el néctar. 
La nieve permutará 
en cascadas de agua fresca 
y en los nidos piaran 
miles de bocas abiertas. 
Que no llore mi ciudad 
ni su gente se entristezca, 
el invierno pasará 
y vendrá la primavera, 
sólo nos queda esperar, 
es cuestión de que aparezca. 
Que despunte el azahar 
y el aire puro se vuelva, 
que podamos respirar 
con la cara descubierta. 
Ninguna lágrima más 
que Sevilla, es eterna. 



Cristóbal Navarro                                                                                                                        

                                                                   "El Cachorro" de Triana, Viernes Santo.                                      

                      

 

 

NOTA: Os dejo mi enlace de mi segundo blog, en el que puedo recibir comentarios, en este los perdí, no los puedo recuperar:

 

Ginesfranconettihavuelto.blogspot.com

 

 

 



 Imágenes de la red.