Comercios Sevillanos que hicieron Historia:
"EL 95":
Todo a menos de una peseta, hasta que llegó la Guerra Incivil...
La moda hizo que de pronto media España se llenara de tiendas de precio fijo, en las que todo valía lo mismo. Y así nació en Sevilla "El 95", un bazar de dimenciones reducidas en el que compraban las cigarreras poco a poco sus ajuares. Después de la guerra, y desaparecido ya el precio único, el juguete fue ganando terreno y la tienda siguió conservando su primitiva denominación. El fundador, Manuel Barreiro Díaz, vendía con anterioridad muñecos de cartón y artículos de diversión en la calle S. Pedro Mártir, por la que pasaban las carabanas del paseo de vehículos de La Palmera, en Carnaval.
Maquinillas de afeitar, cubiertos de alpaca, perfumadores franceses, peines alemanes de goma, tazones y platos de desayunos, pizarras con su pizarrín, carteras de colegios, plumiers sencillos y de "dos pisos", (¿se acordáis, seguidores de 50 años arriba?), trenes eléctricos, vasos plegables con su tapadera para el "cole" , jaulas de grillos..,
Todo a 95 céntimos. Barreiro cambió un buen día su comercio de la postal por el muñeco de cartón. En sus viajes de Despeñaperros para arriba vendiendo los muñecos se encontró una vez con la insistencia de un comerciente zaragozano que tenía una tienda de "El 95", instándole a que pusiera en Sevilla un negocio similar. Eso sí, para que esta empresa tuviera éxito era condición imprescindible, según el zaragozano, ubicarlo en una calle de paso camino de algún mercado. Tras pensarlo-Manuel Barreiro- entendía que en cierto modo se daba un paso atrás-,nuestro hombre alquiló el mismo local de la calle Puente y Pellón, (arteria comercial durante muchísimos años), donde estuvo "El 95", y compró género al zaragozano. El mercado de La Encarnación estaba muy cerca. El 25 de oct. de 1926, a las siete de la tarde, un grupo de amigos se reunía en el establecimiento para celebrar su apertura. En cinco días ya se habían hecho mil trescientas pesetas, y otras seis mil quinientas ochenta y cinco al mes siguiente, según los datos de contabilidad.
Claro que esa venta no es nada si la comparamos con los seis millones trescientas veinticinco mil setecientas pesetas, en diciembre de 1980.
Barreiro aseguraba que "no es un trabajo pesado, sino alegre, el vender juguetes".
De los tiempos iniciales, este hombre cordial que ha suministrado jugutes a varias generaciones de sevillanos recuerda a las cigarreras, que los sábados iban a comprar unas copas talladas de base negra y otros artículos para el ajuar. El resto del comercio sevillano no comprendía cómo "El 95" era rentable. Barreiro lo explicaba: "por la compra de grandes partidas, con modestos beneficios". Su padre había paseado por la geogradía española remedos de futbolistas, toreros, guardias payeses y había tenido entre sus clientes a D. Aníbal González y al Ateneo desde que éste inició sus cabalgatas. Con el tiempo, "El 95", "-sin darnos cuenta-", fue pasando a dedicarse exclusivamente al juguete. Manuel Barreiro, acudía todos los años a la feria de Valencia, y progresivamente fue floreciendo una tupida red de tiendas y almacenes: en la calle Santiago, en Imagen, en el Polígono Store...La pequeña pantalla fue barriendo.
"Garbancito" y las colas de Navidad
En los últimos años de la década de los cincuenta todo empezó a ir muy bien. Pero antes, cuando la guerra, Barreiro tuvo que encargar un inquilino del Corral del Conde la elaboración de tacos de madera para hacer juegos de arquitecturas y él mismo le robaba horas al sueño cortando panel con la segueta para portales de Navidad. Un día se le ocurrió dar forma tangible al "Garbancito"del que hablaba Tito Fernández en la radio, (¡Aquellos estupendos cuentos radiogónicos!). Él mismo dibujó un "tonto del circo" que aquel artesano del Corral del Conde transformaría en un personaje popular, colocándose en los cubiletes para los lápices. Por ingenuo que parezca, aquello sirvió para animar las ventas, porque "con la guerra la casa se había quedado vacía.
"El 95" ha servido jugutes durante muchos años al Ateneo, la Compañía Sevillana de Electricidad, a la Pirotecnia, la Cruz del Campo, a Tussam, Diputación...En Semana Santa se hacían capirotes, pero cuando "El 95" protagonizó días decembrinos de febril actividad, con colas en la calle. Días en que quien por fin lograba llegar al mostrador y hacer su compra se veían imposibilitandos de dar media vuelta y salir a la calle. Allí compraba la colonia alemana los Árboles de Navidad y sus adornos, cuando para nosotros esta tradición era algo extraño ¡Qué tiempos aquellos!
El Scalextric, el coche dirigido, el monopoli, la Nancy, sí, -esas que se dirigen al Portal,- los tentetiesos, todo un universo de mágicas ilusiones irrepetibles conforman la aportación histórica de "El 95", referente de las jugueterías sevillanas.
Hoy es la mirada atrás con nostalgia. Una misma emoción que unen a generaciones en la Noche de la Ilusión...
"Comercios Sevillanos que Hacen Historia"
Ángel Pérez Guerra
Ed Castillejo.