Esperanzas: Macarena y Triana, dos barrios emblemáticos... |
...Todos son "cachorreros"-del Cachorro-en cuyas filas salen 19 hermanos que proceden del corral. También.
En mayo, prosigue la evocación del corral, se arreglaba el patio como una carreta del Rocío; se alzaba un altar. Venía el párroco con Su Majestad, se hacía chocolate en una gran perola, (que se movía con un remo)...Antes era mejor y distinto, quizás así nos lo parece. Aunque ahora persiste el mutuo conocimiento, el desprendimiento, el favor, el vivir y el convivir para sí y para los demás.
En mayo, prosigue la evocación del corral, se arreglaba el patio como una carreta del Rocío; se alzaba un altar. Venía el párroco con Su Majestad, se hacía chocolate en una gran perola, (que se movía con un remo)...Antes era mejor y distinto, quizás así nos lo parece. Aunque ahora persiste el mutuo conocimiento, el desprendimiento, el favor, el vivir y el convivir para sí y para los demás.
BREVE VISITA AL CORRAL
Si en nuestro deambular por la ciudad nos encontráramos con un corral de vecinos no dudemos entrar en él y hablar con sus moradores. Comprobaríamos (es algo que nos impresiona de inmediato, y es una nota característica de todos los corrales) la comunidad de servicios higiénicos, que en la mayor parte de los casos se reducen a una serie de tres o cuatro inodoros precarios situados en la zona común del patio. Igualmente, los lavaderos son comunes, iban por turnos, formando interesantes zonas de relación. En ellos se cojía la vez "poniendo el trapo" horas antes. Algunos vecinos ya introdujeron las lavadoras, (era el colmo del postín y modernidad). Las cocinitas eran una especie de hornacina con anafe de carbón, hasta mediados del siglo XX, después vino la cocina de petroléo y por último el gas butano.
El número y superficie de habitación-familia normalmente es una habitación por familia, con unas dimensiones aproximadas de 16-20m. cuadrados.
La ventilación se obtiene a través de la galería hacia el patio. Existen postigos, pero generalmente la galería está continuamente dentro de la habitación a través de la puerta, lográndose un cierto asislamiento visual por medio de cortinas.
El núnero de personas-familiares es diverso, desde el matrimonio anciano, (dos personas), hasta la familia patriarcal, ( 6-8 personas). No suelen incorporarse desde hace tiempo parejas jóvenes. Todo evoluciona, la vida en el corral no ofrece ya atractivo, ( servicios higiénicos y otros en muy mal estado). El estado de conservación es muy malo, por lo general, los dueños intentan la declaración de ruina con objeto de aprovechar un mayor rendimiento económico de unos solares codiciables por la especulación que suelen tener considerables superficies.
En otros tiempos tenían sus pequeñitas industrias: el barbero, zapatero remendón, la gorrera, el vendedor de aguardiente, la prestamista...
Zapatero remendón. |
A pesar del desinterés, ya apuntado, del propietario, generalmente los vecinos suelen cuidar en lo posible el aspecto del corral, con muros encalados, plantas diversas y limpiado de suelos, aceptables.
Con diferencias y matices, la vida cotidiana del corral es similar en todos ellos, veremos:
Los niños en edad escolar se reduce a la vida en el colegio para el estudio y al juego fuera y dentro del corral. Se reunen en pandillas. Los días festivos son de juegos continuados. Los jóvenes, trabajan los días laborables y salen los sábados y domingos "dándose una vuelta por el centro". Se frecuenta los cines y otros espectáculos, y las personas mayores salen poco. Las mujeres lo hacen para hacer la compra a la "plasabasto", (mercado), y algunas , hace tiempo, a lavar o planchar a casas particulares. Los hombres en su trabajo, al regreso, a la taberna un rato o ver la televisión. Los festivos, con trajes de domingos, salen los matrimonios a tomar un café con dulces o al cine.
En el orden social, existe la buena convivencia; las riñas en el corral entre familias, casi siempre eran por los críos, pero son las mujeres las que intervienen, nunca los hombres. Estos actúan "pá meté a la mugé dentro de la sala". A veces, las mujeres se insultan entre sí, nunca los hombres. Los motivos de estas grescas, los niños y el comportamiento y uso de los servicios comunes. Por lo general, hacen las paces en poco tiempo.
Entre los vecinos son bastantes efusivos, se llevan todos muy bien, comparten lo que pueden, y se quieren. En la mesa, cada miembro de la familia come en su plato, utilizando un plato en cada comida, El mantel habitualmente es de hule. Son decentes y pudorosos en las funciones fisiológicas.
Cuando hablan de temas sexuales los tratan con la crudeza y sencillez, más natural, pero delante de los niños procuran no hablar de estos temas. En cuanto a la hospitalidad, por lo general, tienen una actitud abierta para los visitantes. No les impota enseñarles sus casas ni las condiciones en que viven.
Las fiestas de antaño han desaparecido: Cruces de Mayo, verbenas, bautizos, toma de dichos y casamientos, en las que participaban la vencidad con la mejor disposición y se lo pasaban estupendamente ¡Què buenos tiempos de sana convivencia!
Se desconocía el paro, pero se ganaba poco, y no se daba el emigrar mucho al extrajero o a otras provincias más industrializadas. Se tenía claro el concepto de dignidad, había que trabajar y ser honesto para comer y dar ejemplo a los hijos. La mujer casada, a veces, trabajaba unas horas fuera de casa, las jóvenes, siempre, 8 horas reglamentarias.
Casi todos desean marcharse del corral ruinoso, pero no del barrio, pero dicen que no tienen dinero para pagar caros alquileres. Todo esto lo supimos y constatamos en una primera visita a un patio de vecinos. Después quisimos saber cómo habían sido antaño los corrales...
Continuará...
FUENTE:
"Los Corrales"
F. Morales Padrón.
Colección, "Cosas de Sevilla".
Ed: Grupo andaluz de Ediciones, 1981.
Cuando hablan de temas sexuales los tratan con la crudeza y sencillez, más natural, pero delante de los niños procuran no hablar de estos temas. En cuanto a la hospitalidad, por lo general, tienen una actitud abierta para los visitantes. No les impota enseñarles sus casas ni las condiciones en que viven.
Las fiestas de antaño han desaparecido: Cruces de Mayo, verbenas, bautizos, toma de dichos y casamientos, en las que participaban la vencidad con la mejor disposición y se lo pasaban estupendamente ¡Què buenos tiempos de sana convivencia!
Se desconocía el paro, pero se ganaba poco, y no se daba el emigrar mucho al extrajero o a otras provincias más industrializadas. Se tenía claro el concepto de dignidad, había que trabajar y ser honesto para comer y dar ejemplo a los hijos. La mujer casada, a veces, trabajaba unas horas fuera de casa, las jóvenes, siempre, 8 horas reglamentarias.
Casi todos desean marcharse del corral ruinoso, pero no del barrio, pero dicen que no tienen dinero para pagar caros alquileres. Todo esto lo supimos y constatamos en una primera visita a un patio de vecinos. Después quisimos saber cómo habían sido antaño los corrales...
Continuará...
FUENTE:
"Los Corrales"
F. Morales Padrón.
Colección, "Cosas de Sevilla".
Ed: Grupo andaluz de Ediciones, 1981.