OFICIOS EN EL RECUERDO
Siempre me gustaba entrar en el taller del zapatero remendón. El olor del cuero y betún, el ruido de la anticuada maquinaria con sus viejas correas y poleas impulsadas por un único motor, el desorden "ordenado", estaba todo muy revuelto pero él sabía dónde estaba todo, casi siempre con puntillas entre los labios, me resultaba muy curioso y me fascinaba la visión aquella. Lo extraordinario , sin embargo, era observar a un hombre que sabía su oficio y disfrutaba haciéndolo. Siempre me ha parecido que existe un instructivo paralelismo entre el artista y el zapatero remendón tan popular y entrañable tiempos atrás, especialmente por el hecho de que ninguno de los dos escoge su loable profesión con ánimo de lucro. Lo cierto es que, con excepción de los artistas, los zapateros, los poetas, los agricultores, el tabernero...me parecen notables filósofos; escogen un trabajo digno que les proporcionan lo suficiente para vivir dignamente, sin codicia, con escrúpulos, sin la ambición de acaparar cuanto más mejor sin reparar en nada.
El lucro ha reemplazado hoy al goce de las tareas cotidianas como móvil final. Dadas las presiones sociales de nuestros días por determinados colectivos. ¡Qué gran cosa sería si todos disfrutaran de su trabajo y del buen trato con sus clientes!
Ya quedan pocas tareas "que se hacen con amor". Lo que probablemente explica muchas cosas, tales como por qué los médicos de familia no visiten a sus pacientes como antes, por qué el cartero no entrega la correspondencia en la mano y nos saludaban...
Hay cosas que se impregnan desde la infancia de forma muy arraígada, una de ellas es el aroma del taller del zapatero remendón...son los recuerdos inolvidables de una época en que se vivía con más equidad entre vecinos, más respeto por el otro, sin la "cultura" del consumismo desmedido que tanto daño nos trajo, a partir de unas décadas atrás.
Mi amigo José Luis Tirado hace poco nos trajo otro oficio de la Sevilla de antaño: el latero, que se encuentra en éste blog a vuestra demanda, un trabajo muy meritorio y curioso.