martes, 20 de agosto de 2024

CÁDIZ, 18 DE AGOSTO DE 1947

 

CÁDIZ, 18 DE AGOSTO 1947

 






En este LXXVII triste aniversario se recuerda la dantesca tragedia que azotó a todo Cádiz a las 22,00h la noche del día 18 de agosto...

Yo no lo conocí, mis padres sí. Estaban en el patio, entraron a cenar con más familiares tres minutos antes de la explosión, no quedó en mi casa ni un cristal entero, posiblemente el entrar, les salvaron la vida...

Os dejo algunos enlaces para el que no tenga suficiente información del suceso que vistió de luto a España entera y que dejó huella imborrable para siempre entre los gaditanos, y es todavía tristísimo saber posteriormente que pudo ser perfectamente evitable y se nos vetó la verdad durante décadas...

Hoy estoy, una vez más, con las familias de tan luctuoso día.


http://estoespasionporcadiz.blogspot.com/2024/08/lxxvii-aniversario-de-la-explosion-de.html




 Os incluyo un comentario de mi amigo y seguidor, Antonio Sánchez Díaz, por el interés histórico y vivencias familiares, como homenaje a la memoria de las muchas víctimas y familiares...

  1. Mis padres vivieron la Explosión de Cádiz, por cierto, en Cádiz siempre se escribe con mayúsculas siendo esto una regla no escrita.

    A mi madre le pilló en el patio de su casa, acababa de cenar y estaba jugando antes de irse a la cama, tenía doce años. Recuerda que el cielo se puso totalmente rojo y que todos los cristales saltaron a la vez. El estruendo, los gritos, pero sobre todo no olvida ese color rojizo que a pesar de la oscuridad, no cesaba.

    Mi padre, también con doce años, le pilló comprando en un almacén donde su padre le había mandado. Era el cruce de las calles Botica y Teniente Andújar. Estaba de frente a esta última calle mirando hacia las Puertas de Tierra que se veían al final de ella.

    Siempre se jactó de ser uno de los primeros gaditanos que vieron la Explosión, porque comenzó a ver el cielo rojo y casi de inmediato un fortísimo empujón lo tiró de espaldas, para luego ser enterrado en cristales y maderas hasta que el propio tendero que estaba esperando para venderle, lo agarró como pudo y lo metió en su local, de donde lo recogió su padre, mi abuelo, minutos después.

    Como vivía en pleno Barrio de Santa María, limítrofe a la zona mas perjudicada, siempre mantuvo que hubo muchas más víctimas que fueron eliminadas por un motivo u otro, de la lista oficial.

    Me explico: La zona arrasada era un lugar de huertas, campos, arboledas, etc., hoy está llena de edificios y la Avenida de Andalucía la atraviesa. Allí, en pleno verano, pernoctaban los agricultores o ganaderos que a la mañana siguiente entraban en la Lonja de la ciudad a vender sus productos. También marineros de barcos mercantes que embarcaban pocas horas después, aparte de parejas que buscaban la intimidad de algunos rincones para sus escarceos.

    Mi padre, que como dije tenía doce años, hacía con sus amigos incursiones por aquellos parajes para molestar a los que allí estaban por una razón u otra. Siempre dijo que forzosamente había personas allí, como todos los días de verano, donde él y sus amigos iban, como dije antes, de vez en cuando a hacer travesuras con ellos.

    Los gaditanos y gaditanas que vivieron aquella Explosión, se encargaron de transmitir su experiencia a la generación que les sucedió y nosotros hacemos lo mismo con los que nos suceden. Aquello, no se puede olvidar, y todos seguimos honrando y recordando a todas las víctimas de ese suceso.

    Afortunadamente, mi maestro y amigo José Antonio Aparicio Florido, auténtico experto en este tema y en el del Maremoto de 1755, está trabajando duramente para hacer cada día más grande el Museo de la Explosión, felizmente abierto gracias a su esfuerzo e iniciativa.

    Os recomiendo leer los cuatro artículos, escritos por historiadores-as, que están en los vínculos de esta entrada.

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Ginesfranconettihavuelto.blogspot.com

 He perdido los comentarios en este, pueden hacerlo en el enlace que os dejo, con total libertad, os atenderé gustosa. Este blog lo mantengo activo.