Triana: convento de San Jacinto. |
A la terminación de la guerra entre Inglaterra y Francia, que se libró en España, y que impropiamente llamamos "Guerra de la Independencia", al avanzar los ingleses y tropas españolas por Triana, expulsando hacia Alcalá de Guadaira a los franceses y tropas españolas llamadas afrancesadas, se produjo un encuentro en el terreno que está comprendido entre el actual hospital de la Cruz Roja de Triana, y la Cava, (hoy llamada Pagés del Corro), en unas huertas que antaño se llamaban "El Mantillo Alto", en uno de cuyos callejones entre huerta y huerta quedó muerto un oficial francés.
Pasado algún tiempo, terminada la guerra, se empezó a edificar aquella zona formándose una calle, y los primeros vecinos observaron que a horas desusadas salía un hombre que recorría la calle y volvía a entrar en la misma casa de que saliera.
Pronto los vecinos de por allí empezaron a manifestar su temor, deduciendo que por las noches salía el espíritu de aquel francés que fue muerto en el último combate. Y como la gente era entonces piadosa y creyente, acudieron al vecino convento de S. Jacinto para pedir a los frailes que hicieran los posibles para que aquel ánima en pena abandonase el lugar y dejase tranquilos a los moradores de la calle. Pero de nada sirvieron los exorcismos, procesiones y rosarios de la aurora, porque de vez en cuando, inesperadamente, algún vecino que volvía tarde a su casa, de madrugada, se encontraba con el aparecido. Por este motivo aquella calle nueva recibió el nombre de Calle del Duende.
Pasados unos años, y tras los sucesos de 1824 hubo una amnístia y sorprendentemente apareció el "duende", y que, recogido por una caritativa joven, había vivido oculto en la casa, donde, a falta de otro entretenimiento, tuvo varios hijos con su protectora. Se casaron, y ya el francés hizo vida normal, pudiendo salir de día en vez de hacerlo de madrugada.
La calle se siguió llamando hasta 1890, calle del Duende, y ahora se llama Ruiseñor, y es la primera que encontraréis a mano izquierda, pasada Pagés del Corro, y antes de llegar a la de Justino Matute...
Fuente:
"Tradiciones y leyendas Sevillanas"
José Mª de Mena.
ED: Plaza & Janés-2007.