miércoles, 26 de septiembre de 2012

RELATO BREVE: RECUERDOS DE MI NIÑEZ



"RECUERDO DE MI NIÑEZ"... 

Era muy chica, pero hay vivencias que por más años que pasen no se me olvidan. Se me incustran en mis adentros como una especie de moraleja, quizás de ahí mi inclinación por ellas en mis escritos...

 Cuando yo era un comino, creía que papá era como la lucesita de la ventana. Había una en todas las casas, pero nadie sabía qué hacían tanto papá como la lucesita, al cerrar los contraluz de las ventanitas...

Mi padre salía todos los días muy temprano a trabajar, siempre parecía contento de volver a vernos a su regreso al atardecer. Se ocupaba de las pequeñas cosillas por arreglar  que había en casa. Era lo que se dice un "manitas". Era al único de nosotros al que no le daba miedo bajar solo al trastero...O eso parecía,  iba a El Jueves a comprarme libros a módico precio, mientras yo estaba en el "cole", aún los conservo, son mis tesoros ...

  Si alguien se sentía indispuesto, llamaba al médico y hablaba para distraer al paciente, también ponía ratoneras, podaba los jazmines y rosales para que las espinas no arañaran al que se acercara a la puerta de entrada, bueno le gustaba mucho las plantas. Cuando me compró mi primera bicicleta, pedaleó junto a mí hasta comprobar que me bastaba yo solita. (Me daba el "aprobado").

 Una vez le quise "recompesar" con una taza de té...bueno, sólo era agua caliente azucarada, pero se sentó, lo probó y sonriéndome me dijo que estaba estupendo. Él valoraba por encima de otras cosas el empeño en lograr algo, el valor del esfuerzo.

Cuando yo jugaba a las casitas, la mamá muñeca tenía muchísimo que hacer, es lo que yo veía en mi casa. Nunca supe qué hacer con el papá muñeco, así  que hacía que dijera: -"Yo me voy a trabajar ya-", y lo tiraba debajo de la cama o lo ponía en un rincón.

Una mañana, mi padre no se levantó para ir a trabajar. Lo llevaron al Sanatorio y murió al día siguiente por la tarde.  Fuí a mi cuarto, busqué debajo de la cama el muñeco papá. Cuando lo encontré, lo apreté hacia mi corazón, le quité el polvo y lo puse en mi mesilla de noche para que se "quedara" siempre conmigo, acompáñandome en mis juegos. Todavía conservo el muñeco.

...Y yo no sabía que su ausencia me dolería tanto, tanto, tanto...