martes, 27 de agosto de 2013

PASEO POR LA SEVILLA DEL 98: "PELAR LA PAVA"

El más puro estilo Quinteriano
       
  

La felicísima expresión de "pelar la pava" referida a la charla nocturna entre una pareja de novios y las circunstancias en que ésta tenían lugar, impuestas por el puritanismo imperante, que obligaba, bien a la presencia de una tercera persona, llamada "carabina", bien a la utilización de una "reja de castidad", que evitara el contacto físico de la pareja.

La muchacha casedera no salía de su casa de noche, lo que obligaba al pretendiente a acercase a la ventana enrejada de la planta baja.

Era costumbre en las mujeres  sevillanas de entre siglos "vestirse de tarde". Finalizada sus faenas domésticas, que después del almuerzo se reducían al fregado, costura o bordados, pues la limpieza, cocina, lavado de ropas y plancha eran tareas matutinas, la mujer solía cambiar la vestimenta de labor por otra más vistosa, una vez aseada, con complementos de zarcillos,  a veces, peinecillos para el moño, abanico, en verano y flores en el pelo, frecuentemente: jazmines y claveles. Eran frecuente las reuniones de las muchachas en la azotea o patio de vecindad, haciendo labores primorosas y charlar. Aún no se pintaba: el maquillaje consistía en polvos de arroz, un poco de agua de colonia.

Los hombres que pasaban por la calle miraban a las ventanas y balcones porque sabían que entre las floridas rejas hallarían bellas flores humanas. El adoquinado o empredrado, de las calles gastaban bromas con "mucha guasa", a los galanes, frecuentemente, el riesgo de tropezar de improvisto con una piedra más levandada que otra, quedando en una ridícula y divertida situación, eventualidad que las mocitas festejaban con risas burlonas.  

Si el atractivo era mutuo, ella mandaba discretas "señales". Él le paseaba la calle. Más adelante solía seguirla cuando ella salía a la "plasa", (Mercado de Abasto), Misa, mercería, la visita a familiares, o salida del trabajo, se las apañaba para poder ir a algunas de sus salidas. Si ambos deseaban relaciones sentimentales, se citaban al anochecer a la ventana. Cuando querían ser novios oficiales, él pedía hablar con el padre, madre o mayor de la casa familiar y si era aceptado, se decía que eran  "novios formales" y entraba en la casa.

Estas situaciones tenían un innegable encanto, que ha sido profusamente utilizado literariamente en toda Andalucía, y especialmente en Sevilla.

Había rejas que por ser altas no se prestaban para el amoroso coloquio y obligaba al novio llegar provisto de una escalera, lo que además de anular el romanticismo de la escena, conllevaba el riesgo de que los guasones amigotes del novio le tumbaran la escalera dejándolo agarrado a los barrotes, pataleando, en situación grotesca, recordando a los difuntos de semejantes cabroncetes.

Si el lector se pregunta cómo pelarían la pava las muchachas que no dispusieran de reja, poque habitaban en viviendas interiores o en plantas superiores, Serafín y Joaquín Álvarez Quintero lo reflejaban genialmente en su obrita, "La reja", de 1897. De "La buena sombra", 1898 es este jocoso pasaje: TRIQUITRAQUE, (pelando la pava), .-Pos como iba a desirle a usté, botón de roza...(de arriba empieza a caer agua sobre Triquitraque, que levanta la cabeza y grita).-¡Me cazo con la má! ¿Le paese a usté que esta son hora pá regá masetas? ¡Chavó, si etá regando con er cubo! Qué no tié usté regaera? ¡Po, niña, miarma, coja usté aunque zea er colaó de la cosina! 

Y, para no cansar, una última alusión a la reja, con afirmación  categórica. Aparece en la célebre comedia "Amores y amoríos", 1908 y dice así: "Yo no puedo verme en Andalucía y dejar que pasen esas misteriosas noches de mayo sin hablar en una ventana con una mujer. La reja la inventó el amor".



*En el Diario de Cádiz, publicaron hace un tiempo una lista de definiciones andaluzas, estre la que se encuentra la que estamos analizando. Antonio Martinez Vargas, un hombre  que sabe mucho de dichos populares, dice que la expresión de "Pelar la pava", nació fruto del más puro humor andaluz. Cuenta que una señora ordenó a su criada que matara y pelara una pava para una sonada celebración. La criada obedeció y se fue a la ventana con reja a pelarla y, estando en la tarea, llegó el novio. La muchacha se entretuvo mucho más de lo esperado y la señora le llamó: "Muchacha, cuándo acabarás?" y la criada respondió: "Señora, que estoy pelando la pava". De ahí, que este dicho se aplique en Andalucía a las relaciones entre novios. Por lo general, ellos desde la calle, y ellas tras las rejas de la ventanas.
                                                         
Claver

Moña de jazmines, de uso para el pelo de las mujeres sevillanas.



                                                    

Fuentes:
"Paseon por la Sevilla del 98"
Julio Martínez de velasco.
Ed, Castillejo - 3ª edición.

Diario de Cádiz.
Antonio Martínez Vargas.