sábado, 24 de agosto de 2013

* LA GENERACIÓN QUE CONSTRUYÓ ESPAÑA *



REFLEXIONES

¿Quiénes son los pobres?
Los nietos de los "ricos".
Aforismo castellano.

Cuando analizas lo que
ocurre en una empresa
o una sociedad, debes
buscar las causas que
provocan su situación
porque sólo trabajando
sobre las causas,
puedes cambiar los 
efectos. Y no tengo
ninguna duda de 
que una de las principales
causas de la prosperidad
que vivimos en los años
pasados fue la actitud
de la generación de
nuestros padres, y una
de las principales causas
de la crisis, es haber
perdido esa actitud.

Recuerdo que hace años
un empresario brillante
que viajó a China para
hacer negocios, contaba:
"China va a ser imparable, 
cuando llegas allí el
ambiente te recuerda
la España de los 70.
Todo el mundo quiere
trabajar, comprarse
una casa, su coche,
que sus hijos vayan a
la Universidad...

Cuando una generación 
está así de centrada,
no hay quien la pare"

Este pensamiento me
hizo reflexionar,
entonces y me ha
vuelto a la memoria
al contemplar a las
tres generaciones
que conocimos.

Mis padres tienen en 
torno a 85 años,
y siempre han sido
un ejemplo de trabajo,
honradez y austeridad,
previsión y generosidad.

Pertenecen a una generación
que, como dice mi padre,
les tocó lo peor del cambio, 
de jóvenes trabajaron 
para sus padres y
de casados para sus hijos.

Son gente que
veían el trabajo
como una gran oportunidad
de progresar, como
algo que les abría
a un futuro mejor,
y se entregaron a
ello en condiciones
muy difíciles. Son
una generación que compraba
las cosas cuando se podía
y del nivel que se podía
permitir, que no pedía
prestado más que por
estricta necesidad,
que pagaban sus
facturas con esfuerzos
y celo, y ahorraban
lo que podían
"por si pasaba algo",
que gastaban en ropas
y ocio lo que
la prudencia les
dictaba y se bañaban
en los ríos cercanos,
disfrutando de tortilla
de patatas y embutidos,
los domingos en familia
y con amigos.

Y tan sensatos y prudentes
fueron, que constituyeron
casi todas las empresas
que hoy conocemos
y que dieron y dan trabajo 
a la mayoría de españoles.

Sabían que el esfuerzo
tenía su recompensa y
la honradez formaba
parte del patrimonio
de la vida familiar.
Se podía ser pobre,
pero nunca dejar
de ser honrado.

El colectivo de Magisterio
era respetado, y apreciado.


La Democracia
significaba libertad
y posibilidades y
seguir viviendo en
armonía y respeto.

Y cometieron los
dos errores peores
imputables a esa generación:

1.)"Que mis hijos no
trabajen tanto como yo".

Nos cargamos la cultura 
del esfuerzo y del 
mérito  de un plumazo,
convirtiendo el trabajo
en algo a evitar.

2.) "Como tenemos unos
ahorrillos, hijo, tu
gastas que para eso
están tus padres".

Con mi generación
empezó a pensar
que el dinero nacía
en cuentas corrientes
de sus padres,
(el juez Calatayud sabe
de todo esto),
que daban la impresión
de ser inagotables
y que los bancos eran
unas fuentes eternas
de hipotecas y rehipotecas
y contrahipotecas.

Y entonces,
eclosionó nuestra
generación, (yo soy
de los 60).

La generación de
nuevos ricos, la
generación de los
"pelotazos", del consumismo
continuo, de la 
ingeniería financiera,
de la exhibición, la 
apariencia, del derroche,
la de lo quiero todo 
y lo quiero ya, la 
de si trabajo "tengo derecho 
a gastar, viajar", sin ver 
si es prudente hacerlo así.

Y todos nos volvimos
ricos (en apariencia, claro),
todos nos convertimos
en gastrohorteras.

¿Conoces a alguién que
se atreva a comer un
bocata de chorizo?
Le corren a gorrazos
por paleto. Ahora
hay que comer la
nada saludable hamburguesa
con salsa hipercalórica.
¿Y qué decir del vino?
Pasamos del D. Simón
con Casera, al Vega
Sicilia sin fase de 
descompresión. El vino 
nuestro ya no está
"bueno", ahora
tiene matices a frutas
del bosque, con un
retrogusto alcohólico,
que adolece de un
cierto punto astrigente,
con demasiada presencia
de roble.
Esto, por supuesto, a
golpe de docenas de €,
que para ser un "enterao"
hay que pasar por taquilla.

La entrañable y familiar taberna, 
ya no "mola",
ahora impera ir a un lugar
lleno de humos y sufrir
codazos y empujones
para beber brebajes nocivos.

¡Y qué pocas cosas
cuestan tanto como
ocultar la ignorancia!

Muchos son de la generación
de "endeudarse" para demostrar
que somos ricos:

Bodas, Comuniones, Bautizos
espectáculares, aunque hayan
pedido un disparatado
préstamo,
increible pero cierto.

¿Sólo debes 500.000 €?
Es que eres un cutre. 
Mira, nosotros debemos ya
2.000.0000 y nos están
estudiando una operación
por todavía más.

En Alemania no daban abasto
a fabricar: Mercedes, Audis,
BMW, para los españoles.

Nos conformamos con ser
un país de servicios; poca
investigación e industria.

Irrumpió Europa en 
nuestras vidas y llegó
en forma de mega infraestructuras
que producían megas comisiones
durante años y años
para todos los involucrados.

¡Viva el "pelotazo!
¡Viva el yerno del Rey!

¡Que se besen los padrinos!
Además llovían las
sebvenciones, nos daban
una fortuna por plantar viñas
y luego a los dos años
otra fortuna por arrancarla. 
En vez de promocionar la 
investigación y el buen
desallo...Y ahora...

Llegaba un momento
que no sabias si tenías
que plantar o arrancar...
Apropósito, ¿Qué toca este año?

Si algún "tarao/á" dice
que esto hay que pararlo,
se le lapida y "que siga la fiesta"
Por supuesto, todos estamos
de acuerddo que esto es  insostenible, 
desesperante, pero hay que
empezar a recortar por el 
vecino, que lo mío son todos
derechos esculpidos
en piedra en la sacrosanta
Constitución.

De la siguiente generación
mejor ni hablamos.

Esa es la generación
que dice el aforismo
que será pobre, por 
ser nieta de ricos.

Si somos incapacces
de volver a los valores 
con los que se constituyen
una sociedad sostenible,
sólida, respetable y fuerte, 
nos hundiremos, eso sí,
cargados de reivindicaciones.

En mi casa siempre
he tenido un ejemplo
vivo de cordura, honradez
y esfuerzo. Y no han
sido menos felices que nosotros.

Álegrate de compartir
una sencilla tortilla,
el melón y sandía fresquitos,
comprar un sofá cuando
se podía, poner las cortinas
nuevas confeccionadas, por
nuestra madre, con la 
ayuda de la abuela,


Trabajar y echarle  huevos
para emprender,
no debía ser mala receta,
cuando perduró
durante siglos.

Desde aquí quiero
dar las gracias a mis
padres y a toda esa
generación que nos
regalaron un país, 
cojonudo, que muchos
se han encargado de arruinar 
y desprestigiar en política.
(Aplaudiendo la locura), y 
que sólo que nos descuidemos 
un poquito más,
le vamos a dejar en 
"herencia" a nuestros
hijos un protectorado chino,
donde serán unos
esclavos endeudados
y tendrán unas historias
legendarias de prosperidad
que crearon sus abuelos.

Estamos a tiempo
de recuperarlo, con esfuerzo,
pero cada vez tenemos
menos. Podemos encontrar los
maestros en casa...


 


Compartido con mi compi, Ramón Hernández.
Gines, 24 agosto 2013.