MARCHANDO UNA DE INDIOS
La representación teatral que habíamos montado en el cole, el número principal era el asalto al fuerte por unos pieles rojas, pintarrajeados y plumas en la cabeza. En tanto que los indios practicaban sus gritos guerreros, los soldados ensayaban, fingiéndose heridos, la caída desde lo alto de la empalizada a la parte posterior del decorado, donde había tendidos varios amplios colchones para amortiguar el golpe de la caída.
En la noche de la función el público quedó pasmaito al ver caer a un soldado tras otro, agarrándose el pecho, "atravesado" aparentemente por una flacha...y reaparecer al instante con los ojos desorbitados, agitando en el aire las piernas y brazos. Uno de la pantilla, (guasón él), había reemplazado los colchones por una cama elástica...
¡La mare que lo parió!