Mañana comienza el mes de julio y os deseo a todos que sea un mes muy bueno y los que tengan oportunidad de viajar, les sugiero con toda mi buena intención que lo hagan por nuestro precioso país. Lo que mejor conozco y tengo más cerca es Andalucía, tenemos que ser muy solidarios, hay mucha necesidad de comenzar a levantar cabeza, gastemos nuestro dinero en nuestros hoteles, chiringuitos, tiendas, heladerías, bares, trenes, taxis, consideren seriamente el consumo de productos nuestros, es vital, hay miles de familias que dependen que lo hagamos así. Compren en tiendas de barrios. Denuncien abusos... nos necesitamos mutuamente, este año el turismo será escaso, con la pandemia se han perdido millones de puestos de trabajos y toda nuestra sociedad lo está acusando ya y mucho. Tenemos de todo y en abundancia: playas hermosas de arenas doradas y finísimas, con todos los servicios, espectáculares sierras con paisajes y clima envidiable, con campings, casas rurales...ciudades monumentales, es otro tipo de turismo, el cultural, una exquisita y variada gastronomía, buena no, lo siguiente, es para disfrutarla y descansar de la cocina...
Para volver a caminar como sociedad lo voy a exponer breve y muy claro: con solidaridad y el necesario sentido común, me parecen absolutamente imprescindibles. Si aparecen colectivos irresponsables e irrespetuosos con las normas sanitarias, denuncien, denuncien y denuncien...
A partir de julio, modifico mis entradas, no me voy del todo y os visitaré según las posibilidades, que no tengo ni idea de cómo serán...y esto no es una amenaza, jeeeeee...
Lágrimas de San Pedro por las víctimas del Covid_19
La banda del Sol mantiene esta tradición que recuerda las tres veces que San Pedro negó a Jesús
Por M. J. R. Rechi Actualizado:
«Por las víctimas, los cuerpos de seguridad del estado,
médicos, sanitarios, enfermos, y todos lo que han estado en primera
línea de batalla. No han pedido estar hoy pero han estado representados
los cajeros, Lipasam, profesores, y en general a todos los cofrades de
Sevilla». Esas han sido las palabras ofrecidas por uno de los integrantes de la formación antes del último toque de las Lágrimas de San Pedro desde el campanario de la Giralda en día de San Pedro y San Pablo.
En esta ocasión, el cuerpo de clarines y alabarderos que han recorrido el exterior de la Santa Iglesia Catedral, han contado con la representación
de las fuerzas y seguridad del Estado, un sanitario, un guardia civil,
un policía nacional, un policía local y un militar de la Unidad Militar
de Emergencias. A lo largo del recorrido han recibido varios aplausos.
Esto ocurrió durante el último toque, minutos antes de las doce del
mediodía, mientras que hubo otros dos: el de la medianoche y otro a las
nueve y media de la mañana.
A la entrada de la comitiva por la Puerta de Campanillas, los clarines y alabarderos rindieron tributo
a la patrona de Sevilla y la Archidiócesis, la Virgen de los Reyes.
Seguidamente, los clarines subieron a la Giralda, mientras que los
alabarderos hacen guardia en la Puerta de Palos.
Se espera que repiquen las campanas a las doce en punto, para dar paso a los toques en los cuatro puntos cardinales para recordar las tres veces que San Pedro negó a Jesús. Por otra parte, los integrantes de la banda del Sol han lucido crespones negro en señal de luto, en un acto que ha tenido lugar cerca de la visita producida en este día por sus Majestades los Reyes de España.
Es la primera formación de cornetas y tambores que ha podido llevar a cabo un acto desde el inicio de la pandemia.
De nuevo, tambores volvieron a sonar por las calles de Sevilla, algo
que tan sólo anteriormente sucedió con la banda municipal en el acto
celebrado en la puerta del Ayuntamiento el pasado 30 de mayo para
homenajear a las víctimas del Covid_19.
Músicos de la banda del Sol en las Lágrimas de San Pedro / M. J. RODRÍGUEZ RECHI
¿Qué son las «Lágrimas de San Pedro»?
El nombre fue tomado por el apóstol San Pedro, primer
papa de la iglesia, en el atrio de la casa de Caifás. Puede ser, una de
las tradiciones más antiguas de Sevilla recuperar por el escritor y
articulista de ABC, Antonio Burgos y el empresario Rogelio Gómez, con la ayuda del canónigo Federico María Pérez Estudillo y el por aquel entonces director de la banda del Sol, Eusebio Álvarez Ossorio.
Se trata de unos lamentos convertidos en toque de corneta,
procedente del siglo XV cuando el infante Don Fernando regresaba de la
conquista de Antequera, hicieron toques de regocijos, repiques y luminarias en la noche de San Pedro. En 1551, el Canónico Rivera, destina sus bienes para
financiar esta tradición. En las Memorias de fuego del abedor de la
Iglesia Mayor Don Juan de Eguirola se hace referencia al pago de fuegos
artificiales, por encargo del mayordomo del Cabildo Catedral, realizan
Don Pedro de Villalobos y Don Francisco Alemán.
En 1629, el Cabildo
dispone que sólo se permitan fuegos en la noche de San Pedro. Entre 1647
y 1648 es Don Diego Alemán el responsable de esta celebración.
Se interrumpe esta tradición entre los años 1839 a 1865 reanudándose a
partir de entonces y sin interrupción hasta 1961. En 1983, se solicita
hasta que en 1986 vuelve a interpretarse esta tradición por parte de la
banda del Sol.
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Y la Giralda lloró
Con sus campanas al vuelo
Y Sevilla estremecida
Honró a los que cayeron.
Por una triste embestida
En sus carnes la Giralda
Dejó sus huellas marcadas
Y gritó a los cuatro vientos
El llanto de sus campanas...
Concha Mingorance.
Para todas las familias dolientes nuestro apoyo, solidaridad y un fuerte abrazo.
Y, seguí pensando, pensando,
y seguí diciendo: si yo pudiera
coger la paz con mis manos,
soltarla al viento,
a la tierra entera,
a este mundo nuestro.
Si yo pudiera saciar el hambre
del que no tiene, a quien no llega
ni pan ni agua,a quien la vida
le dio carencias.
Más, soy hormiga
y llegar lejos aunque quisiera
nunca podría, no tengo fuerzas.
Más, al de al lado, al que está cerca,
le doy algún grano de mi despensa
y, será poco pues más no puedo
Pero si cada día, un poco doy
si ayudo a alguien que no lo tenga,
daré a Dios gracias porque me sienta
hormiga amiga, persona honesta.
Concha Mingorance
Gracias Concha, siempre son un bálsamo tus palabras, con tan solidarios sentimientos, hoy mucho más...
Hoy volvemos al cine, para celebrarlo y poner broche de oro al poema de Cristóbal os traigo nada más y nada menos que el tema de Cinema Paradiso, del genial Morricone, es una música sublime, oírla es una gozada...
Una imagen vale más que mil palabras, tal como muestra la foto superior...
* Teníamos un mapa con los diversos focos de rebrotes. Lo he suprimido, he herido involuntariamente la sensibilidad de nuestra amiga Tracy, motivo para mi más que suficiente. Sin problemas, este blog es para compartir con vosotros. Lo siento, Tracy. Ya he rectificado, comadre.
Ningún país puede sobrevivir en confinamiento hasta contar con la vacuna, esté en la fase que esté las diversas regiones. Lo que es de importancia vital es respetar y cumplir con las normas actuales de Sanidad. Los que las vulneren deben tener una sanción con arreglo al daño que causan a nuestra sociedad y debe ser justa y disuasoria, incluyendo la cárcel. Que se publiquen nombres y apellidos de los "organizadores" de eventos prohíbidos para les caigan el desprecio y descrédito que se merecen y consten en sus expedientes de por vida...
Yo lo denuncio.
Nos cuestan: infectados, fallecimientos, empresas, comercios, y por supuesto, nuestro presente y futuro. Es urgentísimo hacer nuevas leyes eficaces a las nuevas circunstancias ¡Basta ya!
El cuadro está hecho con los sanitarios fallecidos por el coronavirus, ampliar la foto para verlos.
Mis condolencias a sus familias y mi profundo agradecimiento a todos ellos, no los olvidaremos...
Según
vamos adelantando en el tiempo la niebla del pasado se va disipando y
poco a poco vamos logrando observar con mayor claridad el desarrollo del
género flamenco.
Ya lo hemos dicho. El flamenco es el cante, se toca el cante y se
baila el cante. Está en su ADN. La especialización precisamente de los
hermanos pequeños, el toque y el baile, son los que se han proyectado
más al mundo, debido también a idioma, al no entender las letras no
disfrutas la música como es debido, y más el flamenco, con el contenido
esencial de sus letras.
Nace el flamenco entonces con el cante pa escuchar,
cuando un público guarda silencio ante la rica tonada que, con la
guitarra al lado, se expresaría a través de las playeras (después
llamadas seguiriyas), polos y cañas (disueltas después en soleares). El
esencial colorido del cante lo aportarían la multitud de romances,
tonadas y demás cantos orientales 18 que conservaron los herederos de los aquellos gitanos de mil razas.
La guitarra y el baile bolero se fundirían con aquellas quejadas tonás,
quejas de galera en palabras del Bachiller Revoltoso19, y así se
comenzó a gestar la criatura. Fundiendo ambos universos musicales20: la
guitarra, el compás y el baile andaluz con la queja gitana, obteniéndose
el caldo apropiado para cocinar el flamenco.
El flamenco, como expresión musical tal y como hoy la conocemos,
surge de la profesionalización de los cantaores, guitarristas y
bailaores que por su valía estaban en condiciones de llevar al terreno
artístico sus cantes, toques y bailes. Cuando el repertorio estaba lo
suficientemente consolidado, con una estética reconocida, los pioneros
de la cosa comenzaron a buscar un espacio apropiado para ofrecer su arte
al público, y en los cafés encontraron el lugar idóneo.
cafe cantante en Sevilla, Llovera
Hasta entonces las ventas eran su terreno, así como las fiestas
vecinales o las celebraciones de todo tipo, y esporádicamente los más
avezados subían a las tablas de los teatros, pero fue en los cafés
llamados cantante, al estilo del cafè chantant francés, donde se
comenzaron a escuchar los ‘cantes alante’, intermediados por los bailes
del país que cada vez eran menos boleros y más flamencos.
Aquellos locales surgieron mediado el siglo XIX y comenzaron su
decadencia en los años veinte del siglo pasado. En 1908 una orden
ministerial les dio la puntilla y el flamenco más profesionalizado
regresaría entonces a los teatros con la conocida ‘ópera flamenca’.
En el flamenco de café se desechan definitivamente instrumentos como
los panderos, violines o bandurrias, siendo la guitarra y el cante los
medios de expresión principales. En palabras de Blas Vega ‘fue tal la
aceptación, que rara era la provincia española que no contara con algún
café cantante en su haber’.
Julián Pemartín sintetizó sus características ambientales: ‘Los cafés
cantantes estaban instalados alrededor de un patrón general: un salón,
lo más amplio posible, y decorado con espejos y carteles de toros, en el
que además de las sillas y mesas destinadas al público se levantaba el
tablao en donde actuaba el cuadro flamenco’. Pero los cafés no solo eran
para el flamenco, allí cabían bailes de todo tipo, magia y hasta lidia
de becerros.
Sin embargo la mala fama de aquellos ‘garitos’ se extendía, los
detractores del género ponían en tela de juicio su utilidad y en los
periódicos solían aparecer más comentarios sobre lo que allí ocurría en
la sección de sucesos que en las gacetillas de espectáculos, maldición
que arrastra el flamenco desde entonces.
Fueron los cafés sevillanos los que marcaron el camino. Cada vez
surgían más artistas que querían participar del nuevo ‘negocio’, la
nómina creció exponencialmente en esos años, y es gracias a la intensa
actividad profesional desarrollada en los cafés por lo que hoy podemos
premumir de tener un tesoro, el repertorio de cante, toque y baile. El
número de artistas, gitanos o no, de toda Andalucía y otras provincias,
no paraba de crecer y en consecuencia con ellos aumentaban
considerablemente las variantes de los diferentes estilos.
Así lo describe el DEIF: ‘El dinero, pues, entró ya abiertamente en
funciones; se cotizaban los buenos cantes, los clásicos de siguiriya,
soleá y tangos y también los más nuevos: malagueñas, granaínas y
fandangos,, y de ahí que todo cantaor buscara en sus adentros y se
quebrara la cabeza para sacar a flote sus más raciales o artísticos
sonidos’.
Ahí quedaron en la memoria y por generaciones los ecos de los cantes
de aquellos grandes maestros, ‘compositores flamencos’ que hicieron
escuela y sus alumnos más destacados se encargaron de transmitir. Las
grabaciones que conservamos de la última década del XIX en adelante son
la prueba más clara de la grandeza de esta música y de la importancia
que tiene esa época que denominamos de los cafés cantante.
No debemos olvidar además, tal y como nos recuerda Blas Vega, el
papel jugado por las academias de baile que fueron el más directo
antecedente de los cafés cantante. Este autor, cuya impagable labor
nunca podremos agradecer suficientemente, registró en su libro ‘Los
cafés cantantes de Sevilla’, los siguientes cafés sitos en la capital
hispalense: Salón del Recreo, Antiguo Café de Silverio, Salón Oriente,
Café de Lombardos, Café de Los Cagajones, Café del Arenal, Café de Las
Triperas, Café de Variedades, Café Sevillano, Café de Lope de Rueda,
Café La Alegría, Café de Apolo, Café de La Escalerilla, Café de
Silverio, Café de El Burrero, Café Filarmónico, Café-Teatro del Centro,
Café Suizo, Café Sin Techo, Café San Agustín, Café de La Marina, Café de
Los Carros, Café Cantante Sevillano, Café-Concierto Vista Alegre,
Café-Concierto Novedades, El Kursaal, La Bombilla, Salón Barrera, Salón
Variedades, Ideal Concert, Salón Olimpia, El Tronío y algunos más.
Destacando en la primera época los del Burrero y Silverio, auténticas
universidades de cante, toque y baile.
En Cádiz sobresalen el Café de La Jardinera, Café del Recreo, Café
del Perejil y Café La Filipina. En el Puerto de Santa María el Café del
Navío, Café León de Oro, Café del Refugio y Café del Carbón. En Jerez
Café del Conde, Café de La Vera-Cruz, Café de Rogelio, La Primera de
Jerez, Café de Caviedes y Café del Palenque. Madrid,
que desde los tiempos primitivos acogió a los artistas flamencos,
también tuvo una buena cantidad de cafés cantante a donde llegaba lo más
granado de los cafés andaluces, tales como el Café del Gato, Café de
Naranjeros, Café de la Encomienda, Café de La Bolsa, Café de San
Joaquín, Café El Imparcial, Café de Atocha, Café El Brillante, Café de
La Marina, Café de Las Veneras, Café de la calle de La Victoria, Café La
Estrella, Café de Romero, Café de La Magdalena y Café de Don Críspulo
En Málaga, la cantaora, la actividad flamenca no tenía nada que
envidiar a las capitales mencionadas, con el Café del Turco, el famoso
Café de Chinitas, Café de Las Siete Revueltas, Café de La Loba.Así mismo
en Granada encontramos el Café de Cuéllar, Café Suizo, Café Granadino y
Café del Callejón. En Almería Café Santo Domingo y Café Lyón D’Or. En
Córdoba Salón Recreo y Café del Gran Capitán.
Otras capitales españolas tuvieron importantes centros donde acudían
los ‘aficionados al jaleo’, por ejemplo Barcelona con el Café Sevillano,
Café La Alegría, Café-Concierto Barcelonés, Edén Concert y Café Villa
Rosa. O en Bilbao, donde se encontraban el Café San Francisco y Café de
Las Siete Columnas. También en las zonas mineras proliferaron los cafés
de cante como los de La Unión, Cartagena o Jaén.
Una vez que prendió la espita del flamenco buena parte de las
capitales, como decimos, tuvieron cafés donde de manera más o menos
esporádica se podía escuchar flamenco y ver los bailes meridionales que
harían durante décadas de públicos de los más variopinto.
EMILIO_BEAUCHY, Café cantante, hacia 1885
SILVERIO, EL REY DE LOS CANTAORES Nace
el flamenco entonces con el cante pa escuchar, cuando un público guarda
silencio ante la rica tonada que, con la guitarra al lado, se
expresaría a través de las playeras (después llamadas seguiriyas), polos
y cañas (disueltas después en soleares), rondeñas, serranas y livianas.
El esencial colorido del cante lo aportarían la multitud de romances,
tonadas y demás cantos orientales que conservaron, entre otros, los
herederos de aquellos gitanos de mil razas. La guitarra y el baile
bolero se fundirían con aquellas quejadas tonás, herencia de los cantos
preludiados con las quejas de galera de los gitanos trianeros citadas ya
en 1750 por el Bachiller Revoltoso, y así se comenzó a gestar la
criatura. Fundiendo ambos universos musicales: la guitarra, el compás y
el baile andaluz con la queja gitana, obteniéndose el caldo apropiado
para cocinar el flamenco.
Entre todos los artistas de esa época sobresale el considerado en
Cádiz como Rey de los cantaores, el ítalo-andaluz Silverio Franconetti
Aguilar, sevillano de nacimiento y figura máxima del género, fue el
principal responsable de que el flamenco pasara a los Cafés. Fue además
de un consumado intérprete y creador de cante flamenco, un eficaz
empresario que luchó por llevar a todos los rincones de la geografía
ibérica una música excepcional que él mismo dominaba como pocos.
Así de claro señala Manuel Bohórquez: ‘José Ortega, uno de los nietos
del gran Enrique Ortega El Gordo, aseguró en una entrevista de 1922 que
Silverio era el seguiriyero más grande de su tiempo, según le dijo su
abuelo, El Gordo viejo. Lo afirmaba un cantaor gitano, lo que demuestra
el prestigio y la importancia que como cantaor tuvo el gachó de la
sevillana calle Odreros, o sea, de la Alfalfa. Aunque lo acusaron de
prostituir el cante gitano, lo que en realidad hizo Silverio Franconetti
fue poner en valor el género musical andaluz, dignificarlo y darle
categoría’.
El Comercio 29/7/1864
Cuando Silverio Franconetti pisó tierra española en abril de 1864
después de su periplo americano de ocho años, dio su primer concierto el
29 julio en el Teatro del Circo Gaditano con la guitarra del maestro de
Cádiz José Patiño. Su repertorio oriental marca el punto de partida de
la revolución que llevó a cabo el cantaor sevillano. Con él el flamenco
se establecería como espectáculo único en los cafés cantante.
Silverio se estableció primero en el Café del Burrero para más tarde
tener el suyo propio que encontramos anunciado a diario en la prensa
sevillana y por donde pasarán todas las figuras de aquella época. El
empresario-cantaor marcaba la pauta, elegía los artistas y llenaba de
público aquel lugar en pleno centro de Sevilla.
El Café de Silverio fue la gran universidad del flamenco, el género
se perfeccionó sobre aquellas tablas y la afición iba modelando sus
gustos a la par que los artistas forjaban el repertorio. Silverio
provocó aquella revolución en la música andaluza, llamada a ser la
primera y más reconocida de las músicas de las que se practican en
España.
Así lo describió el propio Federico García Lorca
Entre italiano y flamenco,
¿cómo cantaría aquel Silverio?
La densa miel de Italia con el limón nuestro,
iba en el hondo llanto del siguiriyero.
Su grito fue terrible.
Los viejos dicen que se erizaban
los cabellos,
y se abría el azogue de los espejos.
Pasaba por los tonos sin romperlos.
Y fue un creador y un jardinero.
Un creador de glorietas para el silencio.
Ahora su melodía duerme con los ecos.
Definitiva y pura.
¡Con los últimos ecos!
LOS ORTEGA DE CÁDIZ, UNA ESTIRPE FLAMENCA
Ya nos hemos referido antes a la saga gaditana de los Ortega, una de
las estirpes gitanas de mayor abolengo flamenco que comienza con Enrique
el Gordo y llega hasta el mismísimo Manolo Caracol. En este árbol
genealógico que hemos diseñado a partir de las investigaciones llevadas a
cabo por Manuel Bohórquez y Antonio Barberán, podemos observar como
está plagado de primerísimas figuras del cante gaditano además de la
rama taurina de los Gallo.
GENEALOGÍA DE CARACOL
Los Ortega dieron lustre al flamenco gaditano y por extensión a todo
el género con cantaores y bailaores de primera, confluyendo como decimos
en el gran Manolo Caracol. En su árbol genealógico encontramos nombres
como los de Planeta, Fillo, Curro Dulce, El Águila, Rita Ortega,
Gabriela Ortega y hasta El Mellizo, que casó con una Ortega, por
supuesto el jefe de la saga El Gordo y su hijo Enrique también apodado
El Gordo, La Jacoba y tantos Ortega que, sin olvidar a los míticos
toreros Gallo, Joselito, Fernando y Rafael, toda la familia inscribió
con letras de oro el cante y baile flamenco en la época de principal
cristalización de los estilos, soleares, seguiriyas o cantiñas,
fandangos y malagueñas, tientos y bulerías. Los cafés serían para muchos
de ellos el lugar donde exhibir su arte y dejar una huella imborrable
en la historia del flamenco. OTROS NOMBRES QUE MARCARON ÉPOCA
En el ámbito de la seguiriya, a caballo entre la época anterior y
ésta, son obligados los nombres de Curro Dulce, el señor Manuel Molina y
Frasco el Colorao, quienes con su estilo personal trazaron las pautas
de un cante considerado como el paradigma de lo jondo. Sin olvidar a
María Borrico o su hermano Perico Piña El Viejo de la Isla, que con sus
seguiriyas impusieron una forma de cantar que ha perdurado hasta hoy.
El trianero Manuel Cagancho, padre de otro grande del cante, Antonio
Cagancho, está considerado así mismo uno de los patriarcas del cante en
el arrabal sevillano, marcando una época con sus seguiriyas y soleares.
Destaca también el portuense Tomás El Nitri, primera llave de oro del
cante, otro seguiriyero de pro que mereció el respeto de los grandes a
pesar de su vida un tanto desordenada, de artista bohemio que se dejó
fotografiar para la posteridad como poseedor de la citada llave. Y MÁS…
El Loco y Loca Mateo, Paco el del Lucena y Josefita La Pitraca
En Jerez destacan el Loco Mateo creador de seguiriyas, Paco La Luz,
Diego el Marrurro o Joaquín Lacherna, y también es jerezana la gran
mujer del cante, Mercé La Serneta, considerada como natural de Utrera
hasta hace poco tiempo, lugar donde residió la última parte de su
larguísima vida y que nos legó hasta siete cantes por soleá que gozan de
excelente salud en el repertorio de todo cantaor que se precie.
Ya entre los nacidos en los cuarenta destacan la rondeña La Andonda y
el malagueño Juan Breva, sobresalientes creadores de cante por soleá y
malagueñas respectivamente y figuras imprescindibles en la confección
del repertorio flamenco. A Breva le debemos la enorme labor de traducir
los cantos tradicionales de su tierra malagueña al cante flamenco,
abriendo la puerta a estilos, sobre todo de fandangos, que entraron a
formar parte del repertorio de la música flamenca que hasta él aun no se
habían incorporado convenientemente. Su labor en los cafés fue
necesaria para que ocurriese el milagro. Con él la malagueña se impuso
como paradigma del cante, tratando de tú a soleares y seguiriyas.
En Jerez aparece otra gran figura conocido como Frijones, Antonio
Vargas, y en Triana el hijo de Manuel Cagancho, Antonio. Ambos
cultivadores de cantes inmortales que aun hoy siguen vivitos y coleando.
De 1848 es Antonio Grau conocido como El Rojo el Alpargatero,
fundamental para el desarrollo de los cantes nominados de Levante, y de
1849 ‘el Falla del cante flamenco’ como describiera Fernando Quiñones a
Enrique Jiménez Jiménez, conocido por El Mellizo. Puntillero y picador
ocasional trabajaba en el matadero gaditano y su magisterio fue
reconocido por propios y extraños. Maestro de maestros como Chacón o
Manuel Torre su legado, por seguiriya, soleá, su malagueña nueva, libre
de ritmo que acabó imponiéndose como modelo de fandango para el cante en
los cafés, amén de creador de tientos o alegrías. Enrique fijó y dio
esplendor a múltiples cantes que al día de hoy siguen siendo muy
apreciados por los artistas y el público.
De la localidad malagueña de Álora sobresale el malogrado cantaor Manuel
Reyes El Canario autor de una memorable malagueña, de Jerez Antonio El
Marrurro y de Sevilla Antonio Silva El Portugués.
Nacidos en los cincuenta del XIX son Ramón de Triana conocido como El
Ollero, quien dejará una profunda huella en el cante trianero por soleá.
Y los hermanos Juan y José García Moreno, los Pelao de Triana, herreros
y martineteros, así su primo Francisco la Perla, el seguiriyero que
pasó a Cádiz de niño. MAESTROS DE LA GUITARRA
Lavignac Laurencie Encyclopedie de la musique París 1927, p. 2016
En la guitarra flamenca, además de aquellos pioneros ya mencionados
José Patiño y Paquirri Guanter, hay que destacar al también gaditano
Manuel Pérez El Pollo y, ya nacido en los años cincuenta, a Paco de
Lucena, artista con una vida llena de éxitos y pionero concertista, una
especialidad que se prodigaba poco por no decir nada. Aun tardaría en
llegar la época de los maestros de la guitarra flamenca de concierto.
Paco de Lucena lo podemos considerar en eso uno de los pioneros.
Fallecido prematuramente, su legado en la guitarra ha quedado en los
dedos de todos los que vinieron después. En ese sentido ay que destacar
también al sanluqueño Paco El Barbero quien marcó una época teniendo
academia en Sevilla, y comparte con Paco de Lucena el honor de haber
sido pionero en la guitarra flamenca de concierto.
En los cafés encontramos además primerísimas figuras del toque, tales
como el castellonense Miguel Borrull, alumno de Francisco Tárrega a
quien debemos el haber fundido el lenguaje de la guitarra clásica con el
toque flamenco, añadiendo las técnicas propias del ‘toque por lo fino’,
el llamado ‘toque pa arriba’, basado en la realización de trémolos,
arpegios y picados, a las propios del toque flamenco, el ‘toque pa
abajo’, principalemente la alzapúa y los rasgueos, básicos para la
expresión flamenca.
Otro principalísimo guitarrista de aquellos años fue el jerezano Javier
Molina, en quien confluyó toda la escuela anterior dotando a las formas
flamencas de una rítmica hasta él inédita en el toque, actualizando con
su maestría la guitarra flamenca preparándola para la gran revolución
que vivirá ya entrado el siglo XX. Serán ambos, Borrull y Molina los que
allanarán el terreno al gran artífice de la guitarra flamenca
contemporánea, Ramón Montoya, el Johann Sebastian de la sonanta. A él
nos referiremos más despacio en la siguiente unidad. Baste decir que en
Montoya confluye todo la escuela de guitarra española, fundiendo mejor
que nadie, desde Lavapiés, el lenguaje de la guitarra barbera y el toque
más refinado y que hoy muchos llaman guitarra clásica.
Somos de la opinión que la verdadera guitarra clásica es la flamenca,
precisamente por fundir en sus cuerdas las escuelas más antiguas del
toque español. El rasgado y el punteado de las piezas de vihuela del
siglo XVI son su antecedente más claro, así hasta Montoya, el gran
tocaor de guitarra, flamenca si, la verdadera guitarra clásica española.
Don Ramón fue además el acompañante de las principales figuras de la
época, su toque ha quedado para siempre en la memoria de todos los
guitarristas y, tal y como ocurre hoy en día con Paco de Lucía, nadie
pudo escapar a su influencia. BAILAORES Y BAILAORAS
En la época de los cafés, como ocurrió con el cante y la guitarra la
especialización será la pauta a seguir también por los bailadores,
adaptando su lenguaje a las novedosas exigencias de la época. Se
centrarán en una serie corta de bailes que serán marca de la casa.
Aparece la bata de cola, el mantón y el sombrero de ala ancha y, poco a
poco, se prescinde de las castañuelas dominando ante todo la austeridad,
para así alcanzar el máximo de expresión con el mínimo de medios, que
esa parece que fue la pauta a seguir.
La ausencia de movimientos violentos en la mujer contenida por la
bata, contrasta con la fuerza del llamado ‘baile macho’ con sus veloces
desplantes y zapateos de filigrana, llenos de música, de auténtica
percusión flamenca. El braceo y la cabeza en la mujer y los pies en el
hombre. José Luis Navarro en este sentido comenta ‘El baile femenino era
de cintura para arriba: gracia en la figura, expresividad en el rostro,
movimientos de cadera, quiebros, apenas algunas escobillas, y juego de
brazos y manos. El baile de hombre era austero, sobrio, de figura
erguida, y se concentraba de cintura para abajo, buscando el lucimiento
personal en el virtuosismo de sus zapateados’. Así se desarrollan
estilos propiamente para mujer, como las alegrías, la soleá o los
tientos, reservando el zapateado o la farruca para el hombre.
No obstante en épocas muy tempranas aparecen también las bailaoras
vestidas de hombre que usan los pies como elemento central, como el caso
de Trinidad Huertas La Cuenca quien tuvo uno de sus más resonados
éxitos con una coreografía basada en las suertes del toreo y que paseó
por los mejores escenarios.
El Comercio, Cádiz 2/6/1869
Sin embargo es importante anotar que, como se ha llegado a afirmar,
por cada veinte bailaores había un bailaor, extremo que no compartimos
si nos centramos en las informaciones de Cádiz y Sevilla que han sido
rescatadas de la prensa antigua. Encontramos por ejemplo en 1869 al
gaditano Raspaor bailando ‘por alegre’ acompañado de Patiño y el cante
de El Quiqui, maestros del cante, toque y baile por alegrías en las
tablas de los teatros gaditanos de entonces.
Aunque es verdad que había más mujeres que hombres sobre los tablaos
de los cafés, son muchos como vemos los nombres de hombre que aparecen
en épocas tempranas como es el caso de Romero el Tito, Paquiro.
Lamparilla, hijo de Antonio el Pintor, o Antonio de Bilbao. Todos ellos
pioneros del baile de hombre y estrellas indiscutibles en los cafés
cantante de finales del XIX.
Si las alegrías eran el baile predilecto de la mujer las compartían
con el tango, aunque éste viviera en los cafés una fase de
aflamencamiento tanto en la música como en el baile hasta que encontró
su camino para dejar de ser canción y convertirse definitivamente en
cante, y fue entonces, acabando el siglo, cuando se hizo flamenco,
perdiendo aroma antillano para imprimir el adecuado acento andaluz y
agitanado.
Las alegrías fueron como decimos las que marcaron el camino y de
ellas se expandieron el resto de estilos adaptándose al carácter de cada
uno. Si la elegancia y flamencura la ponían las alegrías el tango ponía
el acento pícaro, juguetón y de aire rumboso. Este se hizo flamenco a
través del llamado tango de los tientos, abriendo la puerta para la
posterior creación de otros derivados del tango como la farruca y el
garrotín que fueron coreografiados por el sevillano Faíco junto a Ramón
Montoya iniciándose el siglo XX, baile que pasó al Gato, de los Pelao de
Madrid, para llegar a Antonio Gades en los años sesenta.
Entre las mujeres destacan nombres como los de Concha la Carbonera,
Rafaela Valverde o Rosario Monge la Mejorana, madre de Pastora Imperio,
que conservaban la antigua práctica de cantar y acompañarse con el baile
que se remonta a los tiempos de La Caramba y llega hasta Carmen Amaya.
Por su parte el zapateado tendrá como protagonista de nuevo al Raspaó
quien, además de aparecer como pionero bailaor de alegrías, modeló la
versión ulterior del zapateado junto a las aportaciones de Antonio el
Pintor. También, aunque a caballo entre dos épocas de la historia del
flamenco encontramos a El Estampío o el antes citado Antonio de Bilbao
Las soleares tendrán también su lugar de honor entre los primeros
estilos, no en vano al compartir compás y rítmica con las alegrías,
muchos de los pasos de estas los podemos encontrar en la soleá aunque la
actitud y carácter de este baile difiera bastante del propio de las
alegrías.
LA MACARRONA Alfonso Grosso
Ya supimos de la soleá bailada por Pepa Vargas en 1854, aunque este
baile seguramente estaría en proceso de adaptación al lenguaje flamenco
desde el bolero, escuela que practicaba normalmente la bailadora
gaditana, pero ahí está el dato, y una década antes de las primeras
noticias de alegrías. Esta forma será la que pase seguramente más tarde a
las pioneras bailaoras gaditanas como Grabriela Ortega o La Mejorana, y
por fin a las maestras jerezanas del baile flamenco, la Quica, la
Malena y la Macarrona, auténticas estrellas de los cafés. Todos ellos
forjaron los principios del baile flamenco ya totalmente definido con
respecto a sus antecesores, los boleros, los bailes de jaleo y los
tradicionales andaluces, caldo de cultivo con el que estos maestros
diseñaron la estética bailable que hoy reconocemos como flamenca.
Juana Vargas La Macarrona marcó una época con su baile majestuoso,
trazando los pasos y mudanzas que hoy definen la estética del baile
flamenco, a ella le debemos la definitiva conversión de los bailes
boleros en flamencos, aunque muchos no quieran ver a la escuela bolera
como la natural antecesora de la flamenca, confundiendo la bolera
original (1780-1850) con la recuperado por la familia Pericet a
principios del siglo XX.
No le está a la zaga su paisana La Malena, Magdalena Seda Loreto,
otra de las grandes que aparecerá décadas más tarde, ya como eminencia
del baile clásico flamenco y junto a Juana la Macarrona, en el
espectáculo de Encarnación López La Argentinita nominado La calles de
Cádiz. A CABALLO ENTRE DOS ÉPOCAS
La época de los cafés, que podemos delimitar entre 1860 y 1910, por
ejemplo, proporciona al flamenco los ingredientes necesarios para
confeccionar un género hoy clásico y poseedor de todo lo necesario para
mostrarse al mundo como tal, con una estética diferenciadora que lo hace
único. Pero algunos de los artistas principales de esa época también
vivieron intensamente la que aquí denominamos Edad de Oro y que no
coincide con la que la flamencología ha designado tradicionalmente como
tal.
Para los flamencólogos de los años cincuenta y sesenta del siglo
pasado la de los cafés fue la época dorada del flamenco, sin embargo a
la vista de la nómina de artistas que ejercen su magisterio a partir de
1910 hasta que ven truncada su vida artística por la nefasta guerra
civil preferimos atribuir el honor al periodo 1910-1936, comúnmente
denostado por la flamencología más tradicionalista por coincidir los
últimos diez años con la ‘ópera flamenca’.
Como decimos algunos nombres cruciales del flamenco viven
intensamente ambas épocas, caso de Antonio Chacón o Manuel Torre, por
citar dos gigantes. Por ello preferimos referirnos a ellos en el
siguiente capítulo sin olvidar el papel jugado, sobre todo por Chacón,
en la época de los cafés. EL SISTEMA DEL BAILE FLAMENCO
El Sistema del baile flamenco difiere
bastante del que veros en la primera unidad de la asignatura de Teoría
musical del flamenco referido al cante. En el flamenco son muchos menos
los estilos bailables que los cantables y algunos de ellos fueron además
creados bien entrado el siglo XX, como es el caso de las seguiriyas o
los martinetes, los tarantos o la farruca, todos creados por grandes
maestros del pasado siglo.
Suele ser práctica muy común en la
flamencología confundir los estilos bailables presentes en la
historiografía de la primera mitad del siglo XIX bajo el nombre incluso
de soleares, como hemos visto en el caso de Pepita Vargas bailando la
soleá en 1854, con los netamente flamencos. Si retrocedemos en el tiempo
podemos observar como existe un paulatino ‘aflamencamiento’ de los
bailes tradicionales andaluces dotándolos del acento ‘agitanado’
imprescindible para que los consideremos como flamencos. Por lo tanto
deberemos tener cuidado si queremos atribuir la categoría de flamenco a
un baile por fandangos de la segunda mitad del siglo XVIII que, si bien
podrían contener el germen de los pasos y mudanzas propios del baile
flamenco, aun no están configurados como tales, ya que por entonces aun
no había cristalizado la estética propiamente flamenca que no aparecerá
como tal hasta bien entrada la segunda mitad del siglo romántico.
Tal y como podemos observar en el cuadro
del Sistema Musical del Baile los estilos fueron surgiendo a partir de
los pasos ejecutado en diversos bailes que inevitablemente pisaban
terrenos donde lo castizo (en el caso del flamenco lo gitano y
agitanado) tenía mando en plaza. La cuestión era separarse de la
sempiterna influencia franco-italiana que todo lo inundaba con su
presencia en la España del XVIII. Esa colonización artística será la que
condicione los bailes españoles, y preferentemente los andaluces, para
acentuar su carácter indígena con movimientos y compases tan propios que
resultan tener una marcada personalidad meridional que no podríamos
encontrar en los más refinados bailes de la sociedad europea. Esas
diferencias son las que marcan el camino que indefectiblemente conduce a
una radicalización del estilo hacia posiciones de exaltación de la
identidad andaluza representada como ningún otro grupo como por los
gitanos, preferentemente los de Sevilla y Cádiz, verdaderos
representantes del milenario mestizaje del sur peninsular.
FLAMENCOPOLIS, por su afición: es un blog muy admirado y valioso para mi. Su autor es el profesor Faustino Núñez, al que me honrré seguirle antes que clausurara su blog. Espero que no me pida que retire este tesoro de entrada, pero si así me lo pidiera respetuosamente acataría. Estoy muy agradecida por la ardua y meritoria labor que hace por el Flamenco. Como descendiente de Silverio:
¡GRACIAS!
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* La Cultura es para compartirla...
DEDICATORIA
A mi amigo Juan L Trujillo, por el sentimiento profundo al FLAMENCO, como regalo en el día de su onomástica, 2020. ¡Olé er niño de Vardepeña! ¡Arsa!
Para todos, especialmente para Tracy:
Pulsa en el enlace, el video es de mi profesor, D. José Mª Pêrez Orozco, catedrático de Lengua y Literatura en la Universidad de Sevilla, (fallecido hace pocos años), tengo varias entradas sobre él en el blog.
Flamenco y Literatura: II-I-2 Consejería de Educación y CIENCIAde la Junta de Andalucía. Textos y presentaciones: Manuel Vidal, Alfonso Eduardo y José María Pérez Orozco.
Tracy, te doy el título del video y el enlace, si no sale, con estos datos, intentalo tú. Ya sabes que Blogguer me tiene manía. Pero no suelo rendirme, soy peleona...Pon estos datos en youtu.be o en el "busca". Yo lo tengo en este blog...