viernes, 5 de octubre de 2012

COMO SOMOS APRENDIENDO




REFLEXIONES

Siempre nos puede causar una gran alegría ver nuestras propias palabras, ponerlas en circulación para que vosotros las leais, con más o menos detenimiento ¡Por su propia y libre voluntad!

Bueno, realmente sé de que a pesar de mis buenas intenciones, de mis modestas sugerencias, el mundo no ha llegado a trasformarse en más pacifíco. Abunda la incompetencia, aumenta la agresividad, se rompe lo establecido, la integridad disminuye, predomina la superficialidad, la codicia y la especulación, los ladrones se multiplican, se organizan corruptelas escandalosas, el poder se degrada...y mis huesos crujen al levantarme.

Pero doy un sacudido a mi cabeza, un taconazo en el suelo y reacciono: aún ocurren cosas espectaculares en el firmamento; puestas de sol tan asombrosas que una debería terminar todos los días aplaudiendo de pie, con alegría y respeto, pidiendo que se repitan.

Aprendo lentamente, recreándome, partes de lo que hay que ver y después lo almaceno en mi alma, y vuelvo a aprender otro día más. Y Aprendo que la mortalidad es el elemento fundamental de la vida; aprendo qué prematuramente envejecen cierto colectivo de jóvenes, cuán breve es un momento para la eternidad. Siento un fuerte peñizco ver que no me alcanzará el tiempo para todo lo que hay por hacer. Pero hay también algo alentador en la comprensión de que la muerte es el modo en que Dios nos hace saber que no hemos sido llamados a salvar solos el mundo, a mantener el sol en lo alto y hacer girar este viejo globo.

A lo que sí creo que estamos destinados es a ocupar una posición chica y temporal, iluminar por un breve momento y luego desaparecer. Yo me siento bien con eso, con ser una humilde vocecilla que "ladra" como un perrillo en el confín de una enorme pradera o un un gran bosque. Una de las muchas voces; ni la más sabia, ni la mejor, por supuesto, pero que es la mía, y tan buena como yo pueda hacerla para vosotros...es cuanto tenía para contaros hoy...