EL HABLA DE NUESTROS ABUELOS: SIGNIFICADOS.
BÚCARO: conocidos en Cádiz, Sevilla, Málaga y Huelva como botijos, (en finolis). En mi casa teníamos varios, de cerámica trianera, por supuesto, de ellos bebíamos el agua muy fresquita. Fuera de Andalucía no saben qué es un búcaro, por lo general.
HALAR: esta expresión es netamente trianera en toda regla. Está influinciada por el habla marinero halar se pronuncia con la hache aspirada significa "tirar hacía sí" de algo que se hace con cabos, como la enegía, nunca se destruyen, siempre se transforman.
BARZO: dícese de dar paseo ocioso, sin rumbo fijo. También pasear buscando hacerse el encontradizo con alguien. Por debajo de los 60 años los barzones les "suenan" a chino a los sevillanos, por lo general.
AMANGLAO: hoy día significa: sopor, somnolienza, agotamiento físico, pero hace más de un siglo se asociaba con la enfermedad de los manglares que contraían los soldados españoles en la Guerra de Cuba, los del uniforme de rayadillo. Regresaban con la fiebre amarilla, picados por el mosquito que los infectaban.
MARINEAR: conocido como el ejercicio de marinero, pero los sevillanos de más de 50 años, está asociado a un juego popular que se perdió, (cuando la chiquillería jugaba en la calle), que consistía: un equipo agachado que resistía sin derengarse-ringarse-expresión infantil por aquellas calendas, y que nos decía que mientras otro trepaba sobre el lomo. También significaba trepar.
ENGUACHINAR: las faenas caseras han cambiado mucho en las últimas décadas, con las palabras de acciones concretas. La humilde aljofifa, (voz árabe), dió paso a la altiva fregona. Los suelos ya no se enguachinan, que era una forma de limpiar los suelos. Su antónomo era: empercorchar.
VAINA: los insultos también han variado y mucho, hace varias décadas vaina significaba papanatas, o imbécil: ¡"Vaya tío vaina"! (No confundir con la obra de teatro de Chéjov), sus primos hermanos eran: chufla, y papafrita.
SOLLO: la expresión "Ya no se ven sollos en el Guadalquivir. Hasta hace 50 años los sollos remontaban el río para desovar y en Coria llegó a haber una factoría para tratar sus valiosísimas huevas. (Ahora son conocidos como esturión al sollo vox populis de antaño y sus huevas como caviar.
Continuará.
A la atención de mis seguidores, os ofrezco una interesante y curiosa entrada de otro blog amigo, previa autorización, por supuesto. No tiene desperdicio, vean, vean...
Entrevista a un botijo
Hoy entrevistaremos a una especie en periodo de extinción.
Butticula según le llamaban los romanos, búcaro, pimporro o pipo según los andaluces, los canarios lo llaman porrón, en México se le llama cántaro, en Guatemala pichinga, aunque quizá el nombre mas extendido es el de botijo.
Es usted muy famoso, como quiere que le llame?
Botijo es el nombre que mas me gusta, aunque ahora pocos me utilizan, yo estaba en todos los trabajos que se hacían en el exterior, también en muchas casas, pero ahora con los frigoríficos, estamos en muy pocos sitios.
Sabía usted que si me llenaban de agua y me ponían al sol, el agua se refrescaba? Se filtraba por los poros de la arcilla y en contacto con el ambiente seco exterior, la evaporación enfriaba el agua.
Claro, debido a mi edad lo he conocido de diversas formas y tamaños, y he bebido a gargalé (modo de beber del porrón, de la bota o del botijo a chorro, desde lo alto), pero en la actualidad casi no lo veo en ningún sitio.
Ahora la gente se ha olvidado de nosotros, beben agua fresca de la nevera (la de catarros que cogen), otros compran unos recipientes de plástico y beben chupando directamente de él y claro el agua cada vez está mas caliente, en la actualidad muchos nos tienen como adorno en sus casas… ¡ay señor! la vida del botijo se está terminado.
La entrevista me ha dado sed, me permite que lo sujete y con los brazos estirados vuelva a recordar mi infancia?
Será un honor para mí.
La imagen es Thirst (1886) de William Adolphe Bouguereau (1825 – 1905), podeís ver una galería de sus pinturas aquí.
Butticula según le llamaban los romanos, búcaro, pimporro o pipo según los andaluces, los canarios lo llaman porrón, en México se le llama cántaro, en Guatemala pichinga, aunque quizá el nombre mas extendido es el de botijo.
Es usted muy famoso, como quiere que le llame?
Botijo es el nombre que mas me gusta, aunque ahora pocos me utilizan, yo estaba en todos los trabajos que se hacían en el exterior, también en muchas casas, pero ahora con los frigoríficos, estamos en muy pocos sitios.
Sabía usted que si me llenaban de agua y me ponían al sol, el agua se refrescaba? Se filtraba por los poros de la arcilla y en contacto con el ambiente seco exterior, la evaporación enfriaba el agua.
Claro, debido a mi edad lo he conocido de diversas formas y tamaños, y he bebido a gargalé (modo de beber del porrón, de la bota o del botijo a chorro, desde lo alto), pero en la actualidad casi no lo veo en ningún sitio.
Ahora la gente se ha olvidado de nosotros, beben agua fresca de la nevera (la de catarros que cogen), otros compran unos recipientes de plástico y beben chupando directamente de él y claro el agua cada vez está mas caliente, en la actualidad muchos nos tienen como adorno en sus casas… ¡ay señor! la vida del botijo se está terminado.
La entrevista me ha dado sed, me permite que lo sujete y con los brazos estirados vuelva a recordar mi infancia?
Será un honor para mí.
La imagen es Thirst (1886) de William Adolphe Bouguereau (1825 – 1905), podeís ver una galería de sus pinturas aquí.
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