Vamos a ver cuántos de vosotros conoció todo esto o parte...para otros les llegaría de "oídas", pero era una radio que dejó huellas. Yo era una jovencita y me gustaban los programas de "Ustedes son formidables", de Alberto Oliveras y "Matilde, Perico y Periquín", los seriales radiofónicos los llevaban Guillermo Sautier Casaseca y Luisa Alberca, (el contratraste estaba servido, jeeeeee). Mi madre seguía uno títulado "Lo que nunca muere", (más bien pudo titularse -Lo que nunca acaba-, jaaaaaa...ése era muy chica y no lo recuerdo, otros no los conocí.
¿Os animáis a participar?
¿Os animáis a participar?
Un capítulo destacado en la radio de aquellas calendas era la publicidad, nada que ver con la actual. Entonces era considerada como un medio ameno, casi artístico, y bastante veraz, no se inducía al engaño, (esto sin generalizar), ni a nada indecoroso. Mi amigo, Paco Soler, en su comentario me da la idea de añadir a esta entrada, una que tengo hace tiempo. La importancia de participar da sus frutos...juzguen, seguidores.
LA PUBLICIDAD HUMORÍSTICA EN SEVILLA DE LOS CUARENTA
Un libro imprescindible de Jiménez Díaz. |
Basado
en un libro de mi amigo, Emilio Jiménez Díaz, destacado escritor
trianero, os ofrezco unas series de curiosidades con humor sobre la
publicidad de la Sevilla de los años cuarenta que no tienen desperdicio.
Con el objetivo de conocer cómo eran aquellas costumbres por aquellos
tiempos, y creo que vais a pasar un rato divertido...
Muchas
veces, nos ha servido de auténtico sosiego el recorrer las páginas
amarillentas de los libros-programas que, por las fiestas primaverales,
lanzaba la entonces boyante Peña Humorística "Er 77". En tan risueña
lectura, aparte de los artículos de sanísimo humor y las excelentes
colaboraciones poéticas y literarias, no pueden pasarse por alto los
anuncios insertados. Directos y cuajados de gracia, ellos nos evocan
esos años comerciales de la Sevilla de los cuarenta, y nos traen al
recuerdo los nombres de muchos establecimientos desaparecidos del
paisaje de la ciudad. Cientos se publicaron casi a lo largo de dos
décadas, con el "beneplácito" de "El Márqués de las Cabriolas" y el
refrendo de "El Conde de las Natillas"...
Qué
lejos los años del Zotal, ¿vedad? Pues fue un invento de anteayer, y
así se anunciaba en las páginas de "Er 77" este producto sevillano,
llamado con feliz ocurrencia "el Stuka de los parásitos":
-A ese señó que inventó er Zotal se le debía levantá un monumento.
-Tiene usté má razón que un santo, porque hay que vé er benefisio que ha traío a los hombres ese descubrimiento.
-A
los hombres y ar ganao. Mirusté; yo, tengo ganao caballá, mulá y laná y
estaban los animalitos éticos y aniquilaos por causa de una cosa que le
llaman los parásitos. Güeno, pos el Zotal les ha devuerto la alegría y
la salú y s'han quedao como nuevos y la má de agradesios.
-Pos
yo hablo por mí. En mi casa había que entrá tirando cohetes pá estantá
los insertos y podé dormí tranquilo; pero mi amigo D. José del Río, ese
señó que es Cónsu de "Er 77" en Morón y le tiene declará la guerra sin
cuarté a los microbios, se enteró der caso y me regaló un bidón de
Zotal, der que es representante...
-¿Y sutió eferto?
-¡Cómo
eferto! A la hora empesaron a pirarse por debajo de la puerta y a
tirarse de cabeza por er barcón toas las chinches y mosquitos...y allá
va una con un ojo sartao y allá va otra con una pata meno; por allí una
mosca manca y alicortá...por aquí un mosquito con er pito roto...En
fin, que ar día siguiente no existía en mi casa ni chinches, ni pulgas,
ni moscas ni mosquitos , ni cucarachas, ni... ná. En mi casa no quea má
bicho que mi suegra".
¡Ay
er Zotal! Ya este anuncio nos define las condiciones higiénicas de
aquellos años de postguerra, en los que estaban de moda los "espurgos" y
picotazos diarios. El jabón desifectante de esta marca y el insecticida
"Orión" se erigieron, en la década de los cuarenta, en productos
totalmente necesarios dentro de todas las casas e insustituibles en los
mercados sevillanos. Este anuncio famosísimo referido al Zotal, se
insertó en 1941, (aún faltaba mucho para que yo naciera). Siete años más
tarde, el "Orión", se anunciaba al consumidor:
"Moscas, chinches y mosquitos,
cucarachas y piojitos
nos piden compasión
retrasemos un poquito
aplicarles el Orión;
porque ya no necesitan
del famoso insecticida,
pues solamente con verlo
todos "parman" enseguida."
Y
la Sevilla que se anunciaba año tras año en estas páginas, nunca
quedaba fuera el famoso Maquedano, sombrería de la calle Sierpes. Hoy
perdida aquella tradiciónal costumbre masculina de tocarse con la
clásica "mascota"...
"Desde Sevilla a Shangai,
doblando hacia Paraguay,
cortando por Montellano,
no busquen, que no hay.
otro como Maquedano.
¡Vaya sombreros! Caray!"
La Plaza del Duque, en poco menos de quince años, ha
sido la gran asediada de Sevilla por las tropas comerciales. Entró la
piqueta de la especulación en ella; detrás, los grandes capitales. Los
desaparecidos Almacenes del Duque, de Fernández y Compañía, S.A. Hoy,
los anuncios de "Er 77" nos devolvieron su recuerdo, su grata memoria, a
través de unos versos en los que queda de manifiesto que los sorteos de
coches, viajes y un largo etc de incentivos. Propagando las excelencias
de sus tejidos, así se expresaba el autor del anuncio:
¿Me escuchas, María Manuela?
Yo de vestidos no entiendo,
pero en telas ¡Vaya tela,
lo que el Duque está vendiendo!
Que en lanas, sedas, opales,
crespones, vichy, percales,
por piezas y retales,
el Duque hace derroche.
Y además, regalan vales
para la rifa de un coche.
Y así, después de comprarte
"echarpes" para el teatro,
puede ese auto tocarte
y de valde pasearte
en un "Renault" cuatro-cuatro".
En
"las cuatro esquinas de Sierpes", el restaurante y hospedería, "todo de
primer orden", de Casa Calvillo, esta casa de rancio abolengo, en la
que nuestros padres nos obsequiaban con una buena comida, muy de tarde
en tarde, en los días de las grandes celebraciones. Este de 1943. Es uno
de los muchos anuncios que Calvillo insertó a lo largo de la vida de
esta publicación. Dice así:
"Voy a ser breve y sencillo:
todo el que no almuerza o cena
en la Casa de Calvillo,
se morirá con la pena
de ignorar, el pobrecillo,
que hay algo más que el dinero;
una mesa bien servida
con agrado y con esmero,
para la mejor comida,
el mejor cocinero".
Murió
el inolvidable Luis Martínez Vice, irrepetible "Marqués de las
Cabriolas", y, con su desaparición, la fuente inagotable del humor de
"Er 77" secó su manantial. Con él, se fue el tiempo de una Sevilla
distinta: más natural y abierta, más coloquial y con más donaire. Por
él-alma de la Peña-, por su ausencia, dejaron de editarse aquéllos
anuales libros-programas entrañables y, con ellos, esos cientos de
anuncios, plenos de auténtica gracia sevillana, de los que hemos
compartido algunos con ustedes en este corto paseo por las callejuelas
de la publicidad humorística de los años cuarenta.
Foto: "Diario de Triana", cartel Velá, 2013. |
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