EL ELOGIO MERECIDO
El elogio contribuye bastante a suavizar y estimular todo lo cotidiano, roces incluidos. El cónyuge que está atento a decir palabras de aliento en el momento oportuno ha aprendido a cumplir con unos de los principales requisitos indispensables de la convivencia familiar, es un tema que tiene su importancia...
Por supuesto, también para los niños y hasta los abuelos que están ávidos de reconocimiento, aceptación y aprecio cuando se esfuerzan. Mi amiga me comentó en una cuando estábamos en la playa: "Pablito es un rabillo, se porta mal frecuentemente, le tengo que regañar. Pero un día su conducta fue especialmente buena. Al acostarlo, esa noche, después de que lo acomodé en su cama y me retiraba, lo oí llorar. Volví de inmediato. Entre sollozos me preguntó: "Mami, ¿no he sido bueno hoy? La pregunta se me clavó en los adentros, como un puñal". Y añadió: "Siempre lo he corregido cuando hacía algo mal, para enseñarle lo mejor posible, pero no estuve atenta a reconocer que ese día estuvo bien. Lo había mandado a dormir sin una palabra de reconocimiento".
Le dije que, ciertamente, era un fallo que debía procurar no repetir.
Hay que estar atentos y buscar en los críos algo digno de elogio cuando se esfuerzan y veremos que mejorarán tanto en su capacidad como en la actitud, siempre que sean merecedores de ello. El aliento y el impulso que se produce por medio del sincero elogio es el método más eficaz para lograr que la gente dé lo mejor de sí, por lo general...
En la persona cuya autoestima se ha elevado, se obra una especie de milagro. Estimamos que, así como los artistas se complacen en crear belleza para los demás, quienquiera que domine el arte del elogio comprobará que este beneficia tanto al que lo brinda como al que lo recibe...Alguién dijo: "Las flores dejan parte de su fragancia en la mano que las ofrece"...
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