¿Has observado que cuando duermes plácidamente suena el teléfono, oyes al otro lado de la linea la pregunta mema: ¿"Te desperté"? ¿Y has reparado de que tú siempre contestas inmediatamente con una mentira?: "Huy, claro que no. Llevo horas levantada".
Me parece que la pregunta ¿"Te desperté"? tiene todos los ingredientes de las de Caín, formulada para dar a quién hace la llamada una notable ventaja psicológica sobre la víctima. Claro que sabe que lo ha hecho; entonces ¿por qué se molesta en preguntar? Bueno, podría colgar seguidamente de decir un discreto: "Lo siento, te llamaré más tarde". En vez de eso, aprovecha la ocasión para someterlo a un humillante interrogatorio. Sabe que tú mentirás como bellaca.
Es probable que esta tendencia a mentir en cuanto al sueño refleje una antigua creencia en las virtudes de madrugar. En una ocasión, leí que Kennedy sostenía que el que se acuesta temprano y se levanta al amanecer se conserva sano, rico y sabio. Otro aforismo dice que "Al que madruga Dios le ayuda", me imagino que muchos que duermen después de las 6 de la mañana se sienten culpables de disfrutar en lugar de procurarse la ayuda divina.
Esto no explica por qué tantas personas mienten también cuando el timbre del teléfono interrumpe tu sueño a las 4 de la mañana, y del aparato surge el inevitable ¿"Te desperté"?
¿"A las cuatro de la madrugada"? inquieres tú. "Debes estar bromeando. Estoy levantada desde la medianoche en espera que Dios me ayude".
No obstante, una persona sacada bruscamente de los brazos de Morfeo no puede ofrecer una respuesta ingeniosa...así que mentimos, haciendo trampas para cazar leones...¿"Que si me has despertado? En absoluto. Todos el mundo tiene en casa los ojos bien abiertos las veiticuatro horas del día, miarma.