El camino
El
día había sido caluroso, empezaba a caer la tarde y el airecillo fresco que se había levantado
le invitaba a dar un paseo, a respirar y sentir su frescor. Cogió su bastón y
haciendo acopio de fuerzas y con la necesidad de estirar las piernas emprendió
el camino.
Su camino, el que conocía palmo a palmo,
piedra a piedra; el de toda su vida,con el silencio del campo, con el trino de
las aves, con el susurro de las hojas denlos árboles….melodía perfecta para el
alma y el cuerpo.
Juan con paso lento, torpe caminaba
esquivando las piedras que entorpecían su andar. Se cansaba, pedro se obligaba
para ejercitar sus piernas, su musculatura.
Ya avanzado el camino buscó donde descansar
un poco y encontró una piedras planas que le permitían ese reposo .Cerró los
ojos, sintió en su rostro la brisa del atardecer, el mismo canto de los
pájaros, el mismo susurro de las hojas de los árboles, la misma melodía de
antaño.
Y, empezó a recordar aquellos años en los que
recorría ese camino, para ir al pueblo, al trabajo. Aquellos años en los que
ese camino estaba lleno de ofertas, de logros, de esperanzas. Despacio, abrió
los ojos miró el tramo que aún le faltaba por recorrer y sintió que no podía;
estaba cansado, sus fuerza últimamente habían menguado considerablemente.
Por otra parte, allí al final no había nada
para él; no había sueños, no había esperanzas…solo el camino empedrado dónde el
andar se le hacía difícil. Apoyándose en
el bastón se levantó, miró hacia adelante, y vio el final del camino; luego volvió
la vista atrás y con pasos torpes, sorteando las piedras decidió desandar lo
andado.
Los recuerdos se agolpaban en su cabeza,
recuerdos de un ayer lleno de vivencias, páginas de su vida que habían
desaparecido con el tiempo. Llegó a su casa, buscó su silla de anea, y sentado
en la puerta se despidió de los últimos rayos de sol. Con sus manos sobre el
bastón, mirando al horizonte se dejó invadir por la nostalgia, por el pasado,
pues en su futuro no encontró nada que le animara, nada que le motivara.
Ahora solo le quedaba esperar, esperar sin
esperanzas para caminar el trecho que le quedaba hasta el final del camino.