Era una noche de luna
Una noche con estrellas
Había cruzado los mares
En una triste patera.
En su vientre cobijaba
El tesoro de su amor
Y a su Dios ella rezaba
Pidiéndole protección.
No le acompañaban Reyes
Ni pastores allí había
Solo un puñado de hombres
Que en el trance ayudarían.
Y entre grandes manos negras
Un nuevo niño nacía
No era Dios, no era María
Ni Reyes le acompañaban.
Solo unas manos vacias
Que con amor le llevaron
A la tierra prometida...
Concha Mingorance.
Gracias, Concha por este regalo de Navidad.
Nuestros mejores deseos en los próximos días y un mejor Año Nuevo para todos.
Gracias, Concha por este regalo de Navidad.
Nuestros mejores deseos en los próximos días y un mejor Año Nuevo para todos.