María Moliner nació en Paniza, (Zaragoza), el 30 de marzo de 1900. Su padre, Enrique Moliner ejerció como médico rural hasta que se trasladó a América como médico de barco. Fue entonces cuando la familia Moliner se desplazó a Madrid.
Esta etapa fue muy importante. Se relacionó con la Institución Libre Enseñanza.
En 1918 terminó el Bachiller en el Instituto General y Técnico de Zaragoza e ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Zaragozana, convitiéndose así en una de las pocas mujeres universitarias de principios de siglo. Obtuvo su licenciatura en Historia con honores en 1921, pero su vocación era el campo de la lengüista y la Gramática.
En 1922 ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos donde trabajó hasta su jubilación en 1970. Ejerció en: Simancas, Valencia, Murcia y en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid.
En 1925 se casó con Fernando Ramón y Ferrando, que sería catedrático de Física, en Valencia. Tuvieron cuatro hijos. María simultaneó sus labores domésticas con sus obligaciones profesionales, desarrolladas por la Segunda República, como directora de la Biblioteca de la Universidad de Valencia y del proyecto de las Bibliotecas Populares.
Se instaló en Madrid, definitivamente, donde creían que podrían ofrecer a sus hijos mejores oportunidades. En 1952 comienza la elaboración de su diccionario. Un proyecto de toda la vida: el diccionario, que en principio tenía previsto acabar en un máximo de dos años, supuso un enorme trabajo que se dilató más de quince, hasta que en 1966 la Editorial Gredos publicó su primer tom, sacando a la venta el segundo al año siguiente. Desde ese mismo momento, María, empezó a trabajar en su actualización, que no llegó a ser completa.
La idea de hacer un diccionario de uso la obtuvo de la lectura de algunos diccionarios con los que había aprendido inglés. Quiso ofrecer "un instrumento para guiar en el uso del español" tanto a lo que tienen como propio como aquellos que lo aprenden y han llegado en el conocimiento de él a ese punto en el que el diccionario bilingüe puede y debe ser sustituido por un diccionario en el propio idioma que se aprende. Tras la publicación del diccionario, su vida adquirió mayor relieve, las revistas especializadas consideraron el diccionario como una pieza lexicográfica excepcional. Filológos y lingüistas de gran renombre, como Emilio Lorenzo y Colin Smith, elogiaron el diccionario como un libro extraordinario en su género, radicalmente nuevo, de los que sólo se dan una vez en el siglo. Fueron también numerosos los escritores que lo alabaron, como García Márquez. En 1972 fue propuesta como candidata a ocupar un sillón en la Real Academia Española. Su candidatura fue apoyada por diversos escritores como Carmen Conde y el académico Rafael Lapesa, sin embargo, finalmente no fue elegida, (a eso se le llama injusticia y mezquindad), -esto lo añado a título personal-.
El asunto obtuvo mucha cobertura en prensa, ya que de haber obtenido el sillón, se habría convertido en la primera mujer académica en los doscientos años de historia de la Real Academia.
Años después no quiso optar de nuevo al sillón a causa de su enfermedad, una arteriocleorosis cerebral, que se agudizó en los últimos años de su vida hasta que ésta concluyó en enero de 1981.
La idea de hacer un diccionario de uso la obtuvo de la lectura de algunos diccionarios con los que había aprendido inglés. Quiso ofrecer "un instrumento para guiar en el uso del español" tanto a lo que tienen como propio como aquellos que lo aprenden y han llegado en el conocimiento de él a ese punto en el que el diccionario bilingüe puede y debe ser sustituido por un diccionario en el propio idioma que se aprende. Tras la publicación del diccionario, su vida adquirió mayor relieve, las revistas especializadas consideraron el diccionario como una pieza lexicográfica excepcional. Filológos y lingüistas de gran renombre, como Emilio Lorenzo y Colin Smith, elogiaron el diccionario como un libro extraordinario en su género, radicalmente nuevo, de los que sólo se dan una vez en el siglo. Fueron también numerosos los escritores que lo alabaron, como García Márquez. En 1972 fue propuesta como candidata a ocupar un sillón en la Real Academia Española. Su candidatura fue apoyada por diversos escritores como Carmen Conde y el académico Rafael Lapesa, sin embargo, finalmente no fue elegida, (a eso se le llama injusticia y mezquindad), -esto lo añado a título personal-.
El asunto obtuvo mucha cobertura en prensa, ya que de haber obtenido el sillón, se habría convertido en la primera mujer académica en los doscientos años de historia de la Real Academia.
Años después no quiso optar de nuevo al sillón a causa de su enfermedad, una arteriocleorosis cerebral, que se agudizó en los últimos años de su vida hasta que ésta concluyó en enero de 1981.
CARACTERÍSTICAS DEL DICCIONARIO:
Moliner publicó, en 1966, el trabajo de toda una vida que había llevado a cabo sin ayuda de ordenadores a los que hoy estamos tan acostumbrados. Se trata de un diccionario innovador especialmente diseñado para las personas que trabajan con la lengua: periodistas, traductores, escritores, estudiantes, profesores y extrajeros con un cierto conocimiento de nuestro idioma.
Su diccionario se diferenciaba del de la Real Academia Española en que no dictaba normas de uso de la lengua, no era un diccionario normativo, sino que recogía el uso que al hablar hacemos idioma. En su Diccionario de Uso del Español, además de las definiciones, María, explicaba, incluso con ejemplos y frases completas, cómo utilizar las preposiciones, los verbos, qué adjetivos se aplican a un sustantivo, cómo se combinan éstos y en qué contexto y situaciones se usa cada palabra o frase. Por ejemplo: la ensalada se puede "aderezar, aliñar, arreglar o componer".
La autora tuvo muy en cuenta a los profesosionales de la lengua, que tuviesen necesidad de ir "de la idea a la palabra", por eso incluyó en su diccionario sinónimos, palabras afines y relacionadas, frases hechas y expresiones (catálogos).
María rompió con la tradición de definir los términos a partir de sinónomos y de freses oscuras y estereotipadas del estilo de: "dícese o acción y efecto de". Ella marcó su propio y fructífero estilo basándose en explicaciones claras, precisas, sin sinónomos, con un vocabulario sencillo, muy fácil de entender por todos.
María Moliner, siempre guiada por su espíritu inovador, introdujo una auténtica revolución en la ordenación alfabética al considerar las letras dobles (CH Y LL), como simple (C seguida de L), decisión que la RAE no adoptó hasta 1994.
La magnifica aportación de María es tan significativa como decisiva para las generaciones venideras. Su obra merece estar escrita con letras de oro en la Historia.
Recopilado.