lunes, 9 de mayo de 2016

SUPERSTICIONES Y COSTUMBRES DE ANTAÑO

                              
                               Santa Ana, enseñando a María a leer, obra del pintor Murillo.
Foto: www.eldiariodetriana.es



LAS SUPERSTICIONES ANDALUZAS DE ANTAÑO
La Sevilla que se fue...

Aunque estas creencias son ancestrales, yo he conocido algunas de ellas por sorprendente que parezcan, pero nunca las creí.

Las oraciones, conjuros o creencias que hemos recopilado en esta entrada, no son tomadas de libros antiguos, son en parte oídas de mis abuelos y gente mayores las escuchaba en mi infancia y actualmente de vez en cuando, aún están "vivas". Con la entrada de la radio, cine y TV, que fue invadiendo los hogares y nuestras costumbres, se perdieron muchas supersticiones, pero otras, muy arraigadas, siguen, no igual que antes, claro, pero muchos de nosotros recordarán que en sus casas, eran conocidas y citadas.

He aquí algunas muestras recopiladas de conjuros y supersticiones a las que se les atribuían "poderes mágicos"

CONJURO PARA LAS TORMENTAS:

Éste conjuro consistía en coger un puñado de sal y arrojarlo a la calle por la puerta y ventanas, haciendo la señal de la cruz. Parece ser una superstición muy antigua, regalandoles a los espíritus de la tormenta la sal, que era un producto escaso y costoso, una manera de ofrenda para aplacarles y "comprar" así la "inmunidad" contra el rayo. Siendo en origen pagano, había sido cristianizado añadiéndole una jaculatoria junto con la señal de la Cruz. Así al arrojar la sal se dicen estas palabras:

"Igual que se deshace la sal,
la tormenta se deshaga
y la lleve el Señor
donde daño no haga".

RITUAL PARA PROTEGERSE DE TORMENTAS:

Antaño se guardaba una vela amarilla que se había prestado previamente a la parroquia y había estado en el altar del Monumento Eucarístico del Jueves Santo, o se había bendecido el día de la Candelaria. Con esta vela en la mano encendida, se hacía una proceción yendo toda la familia recorriendo la vivienda, delante de cada ventana, puerta y chimenea, etc, por donde podría entrar un rayo, se rezaba este Trisagio:

"Santo Dios, Dios Fuerte,
se Santo inmortal
líbranos Señor 
de todo peligro y mal".

Después se rezaba un Padrenuestro y se dejaba la vela encendida hasta agotarse.

ORACIÓN DEL JUSTO JUEZ

Esta oración es antiquísima, que ya Cervantes la  oyó en Sevilla y alude a ella en uno de sus "entremeses" de ambiente sevillano. Todavía hace décadas era posible oírla en los mayores:

Justo Juez de vivos y muertos,
Hijo de la Virgen María, que naciste
en Belén y en el Monte Calvario
fuiste crucificado entre dos ladrones;
a Vos ruego gran Señor por vuestra
preciosa sangre y cuerpo, no sea de bruto
cogido, ni muerto por la justicia; 
Padre Justo Domine Deus que soy
discipulo vuestro, por lo tanto, que mis
enemigos no me ofendan, y si me miran
tengan ojos y no me vean, tengan oídos 
y no me oígan, tengan pies y no me alcancen,
tengan manos y no me maltraten.
Con     el arma de S. Jorge sea armedo,
con la capa de Abraham sea cobijado,
con el manto de la Stma Virgen sea defendido,
en casa de Noé sea guardado,
 con la llave de S. Pedro sea asegurado.
Dame Señor y Justo Juez aquella alegría
que tuviste en el Portal de Belén
donde fueron a visitaros los tres Reyes.
Yo os ofrezco los dones que os ofrecieron,
y con ellos os entrego mi corazón.
Amém.

RETAHILA PARA REMEDIAR UN CONTRATIEMPO:

"Valgame San Apapucio
San Agustín y San Roque,
la Virgen de los  Trapillos
y el santo del palitroque".

DEVOCIÓN DE SANTA ANA

El patronazgo de Santa Ana sobre el hogar y sus faenas se fundamentaba no solo en el hecho de que Santa Ana fue la Madre de la Virgen María, y le enseñó las tareas domésticas, sino también había una tradición según la cual fue Santa Ana la inventora del cocido de garbanzos o puchero, (esta tradición está recogida en una poesía de Manuel Machado). 

Cuando las mujeres tenían que salir a la compra a la "plasa", el puchero de garbanzos se dejaba puesto al fuego, la cochura de los garbanzos tardaba una media de tres horas. Ante el temor de que el fuego se apagase, (ornilla de carbón), o se volcara el puchero, u ocurriera algo que estropease la comida, cuando las mujeres salían le pedían a Santa Ana estas oraciones:

Señora Santa Ana,
en tus manos
dejo mi casa,
Señora Santa Ana
cuidame el puchero
por tu Hija María
y por tu nieto verdadero...

A veces, la mujer se distraía en la  calle y se retrasaba el regreso, encontraba la comida estropeada o sin lumbre, entonces con "tó er desparpajo der mundo"  solía achacar echándo la culpa a Santa Ana diciendo:

"Hoy se ha descuidado la "Señá" Santa Ana"...

Por último, por la noche, al cerrar la puerta de la casa, decían esta oración:

La puerta de la calle
Dios me la guarde,
la del corral el 
Señor San Juan,
y la ventana, 
la Señá Santa Ana,
la del aposento,
el Stmo Sacramento...


¿Conocéis la leyenda que atribuye a Santa Ana
la invención del puchero?... ¿Y aquella otra, llena
de aroma y gracia, de una hierba que es buena,
en competencia con otra que es mejor, Ana?

Y en la ruda corteza de los augustos robles
viendo gotas de lluvia resbalar como llanto,
¿pensasteis en los rostros arrugados y nobles
de las abuelas, reinas-madres, que amaron tanto?...

Todo ello se evoca viendo a esta vieja santa,
a quien nimba una lumbre de hogar inextinguida,
bajo la gracia pura del sevillano cielo...

Y aun, con alegres cuentos, al nietecillo encanta;
y aun, heroica, conserva, al final de la vida,
la sonrisa en los labios y la rosa en el pelo.

autógrafo
Manuel Machado.


        
      
  

  
    
  
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