lunes, 31 de agosto de 2015

LA EXPLOSIÓN EN CÁDIZ, "LA NOCHE QUE MACHÍN NO CANTÓ EN CÁDIZ


FOTO: INTERNET








 A la atención de todos vosotros, esta es la entrada que faltaba
 exponer y que por su interés social os la recomiendo en el  68 aniversario de la dantesca explosión en Cádiz de 1947.
A Cádiz, desde la memoria y con todo mi cariño...
¡Dios os bendiga a todos, especialmente a los que perdieron familiares y amigos, así como a los que se volcaron en socorrer sin medios, sólo con el escudo de la solidaridad!

Foto: Ateneo de Cádiz
Foto: Internet
                                                            
Un                                                                                                               fuerte abrazo para todos.
Mari Carmen.                                                      

(Pulsar en el enlace).


https://drive.google.com/file/d/0B1Y4zy6gBoQPUWNKNnZpOEg1b1U/view?usp=sharing

jueves, 20 de agosto de 2015

LA EXPLOSIÓN EN CÁDIZ: 1947 1ª PARTE


Foto: Ateneo Gaditano




Foto mapa: (Andalú, fititú. Explosión de un polvorín de la Armada en el Cádiz de 1947).

Mapa que nos muestra la onda expensiva de la enorme explosión, cogió a todo Cádiz, de manera atroz: el barrio de S. Severiano, S. José, Los Astilleros, Extramuros, Casco Antiguo y la Casa Cuna. En cierta medida, gracias a la Murallas que desviaron algo, sirviendo de parapeto relativo la expansión de la explosión. En Cádiz no quedó ni un cristal en ninguna puerta. Y  habían advertido repetidas veces del altísimo riesgo de tener un polvorín de esas carácterísticas dentro de una ciudad, se pudo evitar...

Ahora sabemos que  las bombas llegaron a Cádiz entre 1942 y 1943 procedentes de diversos arsenales de la Armada. Se ha venido afirmando erróneamente que durante el traslado se observaba que el estado de las mismas era preocupante. Pero nada  de esto es cierto a la luz de los últimos descubrimientos documentales. No obstante, aunque las minas no se hayaban en mal estado, el peligro enorme que suponía su depósito en el seno del casco urbano, densamente poblado era evidente incluso para el propio Estado Mayor de la Armada. Aún así, se decidió alojarlas en las naves de la antigua Fábrica de Torpedos, empleadas como base naval. Por otra parte, el polvorín de Fadricas, único polvorín convecional con la que contaba el Departamento Marítimo de Cádiz, se hallaba completamente, y, por otra parte España temía su entrada en la Segunda Guerra Mundial, por lo que tenía que tener la ubicación cerca de los puntos de atraque de los buques las cargas explosivas. Se escogió a Cádiz.

A las 21,45 de la noche del 18 de agosto de 1947, una deflagración increible provocó la tragedia. Por unas 200 toneladas de trilita tiñó el cielo de rojo intenso, ensordeció y aterrorizó a la población, destruyendo todos los cristales de las casas y asoló zonas densamente pobladas, causando muchos muertos y miles de heridos y mutilados. Para hacernos una idea, la catástrofe fue equivalente a los de diez mil coches bomba. La onda expansiva impactó de forma directa y violenta en los barrios: S. Severiano, Bahía Blanca, Barriada España, destruyendo por completo los Astilleros y el Hogar del Niño Jesús, (Casa Cuna), donde las Hermanas de la Caridad cuidaban a decenas de niños asilados y expósitos, muchos huérfanos de ambos padres.

Por entonces Cádiz tendría 100.000 habitantes, residentes la mayoría en el casco antiguo, separados por Las Murallas, que afortunadamente pudo amortiguar el empuje de la onda expansiva. El vergonzoso suceso cogió a todos por sorpresa, aunque después se alzaron muchas voces, como siempre ocurre, vatizinando lo que acababa de ocurrir, de manera tardía. El alcalde, Fco Sánchez Cossío ignoraba la existencia del polvorín, a 500 metros del Ayto. Los anteriores alcaldes sí lo sabían. Moreno Gallardo, habiendo intentado por parte de las autoridades militares que lo trasladasen a lugar más apropiado. En definitiva, la tragedia pasó por determinados factores. En este documento analizaremos el hecho.

LA EXPLOSIÓN: 

Las 2.201 cargas de profundidad y minas submarinas produjo un enorme hongo de humo y polvo, seguido de un enrojecimiento de la Bahía de Cádiz, visible en Huelva y algunos pueblos de Sevilla, el ruido atronador fue oído en la capital andaluza. El fogonazo tan tremendo se contempló en el acuartelamiento militar español ubicado en Monte Hacho, (Ceuta).

De inmediato se fue la luz y  enmudecieron los teléfonos, corte del suministro de agua, falta de visibilidad, (era noche cerrada), no había agua para apagar los fuegos que devastaban Los Astilleros y alrededores. No se estaba preparados para aquella inmensa emergencia. Todo cuanto acontece después es fruto de la mera improvisación, ya que por entonces no existían planificaciones  ante grandes catástrofes en materia de Protección Civil, entonces llamado "Defensa Pasiva".

PRIMERAS ACTUACIONES:

El enorme estruendo por la explosión movilizó de inmediato a las autoridades militares y civiles, mandos intermedios y maninería del acuartelamiento afectado, que en aquellos momentos se encontraban fuera de la instalación, lo que fue una gran suerte. La reacción espontánea e intuitiva de dirigirse todos al punto de explosión, evitó el nivel de destrucción hubiera sido mucho mayor.

La acción verdaderamente memorable de la noche   se debió a la actitud heroíca de un militar de rango a cargo de una improvisada tropa de marineros de reemplazo, a riesgo de sus vidas, evitaron la explosión del Almacén que tenía 98.000 Kg de trinitrotolueno, (TNT), se había declarado un incendio cuyas llamas casi tocaban ya una hilera de minas submarinas que suponía una segunda explosión. El Capitán de Corbeta, D. Pascual Pery Junquera junto con los marineros consiguió extinguir el incendio, con los mismos escombros de alrededores. El hecho fue providencial. La prioridad del Estado español de acallar el asunto y minimizar su importancia por cuanto suponía un tremendo descrédito para el Gobierno. Por último, con el  fin de asegurar el perímetro, elementos de la marinería e infantería colaboraron para desplazar un vagón de tren cargado de explosivos que estaba parado en zona de riesgo. A pesar de las dimensiones y peso, consiguieron empujarlo con sus manos unos 500 metros y dejarlo en zona segura.

LA INTERVENCIÓN: 

Sin medios, coordinación, sin suministro de agua, luz, teléfono, pero contando con una marea de voluntarios civiles, del noble pueblo gaditano, y el ímpitu de la solidaridad comienzan los trabajos de rescates y la asistencias a las víctimas, con especial prioridad hacia el Hogar del Niño Jesús. Los primeros auxilios santarios son coordinados por el Coronel Médico, Ernesto Fernández. Hay muchísimos cadaveres y los heridos se multiplican. Al no contar con eléctricidad, resultó imposible pedir auxilio a los municipios cercanos. Solo gracias a una radio galena propiedad de Transradio Española se pudo oír desde Jerez la angustiosa petición de ayuda.                                                  
Sánchez,  que se encontraba indispuesto, se puso de inmediato a trabajar

El alcalde, Fco Sánchez  Cossio, en el Auto establece un Puesto de Mando improvisado y convoca a todas autoridades militares y civiles y a los cuerpos de seguridad. Tomando medidas para evitar el pillaje , dando prioridad a la atención de heridos. El día 19 ya estaba recuperada la eléctricidad. Otras medidas:

1.- Establecimiento de varias tomas de agua potable en varios puntos de la ciudad. 
2.- Instrución a los panaderos para no interumpir su actividad. 
3.- Orden a las farmacias para que no cerrasen con el objeto de abastacer a los hospitales y facilitar las curas leves. 
4.- Tramitación  de  solicitud  de ayuda externa y en especial medicinas, personal  sanitario, ayuda y vehículos de todo tipo.






Continuará...
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LA EXPLOSIÓN EN CÁDIZ 1947: 2ª PARTE

Foto: Ateneo Gaditano.




DESCOORDINACIÓN DE LA INTERVENCIÓN


1-. La descoordinación es palpable en los primeros momentos entre los efectivos sanitarios, bomberos, policías, autoridades, etc. Sin una planificación previa, se improvisa en una especie de Puesto de Mando con la participación  de algunos  representantes civiles y militares para tomar medidas de carácter urgente, improvisadas también.
2-. Los medios actúantes también lo hacen de forma descoordinada, al no establecerse, como hoy en día, un Puesto de Mando Avanzado, bajo la dirección de un Mando Único. De ser así, la información habría sido mucho más coherente, el auxilio se habría prestado más rápida y eficientemente y el aprovechamiento de recursor hubiera sido mayor. Eso sí, los equipos de trabajos  actuaron de forma autónoma, sin preparación ni asesoramientos pero con el ferviente deseo de socorrer, arriesgando sus propias vidas.

3-. Por ello algunas personas designadas para dirigir los diversos grupos participantes, etc. Tampoco es de extrañar este desconcierto, dado el caso de que nadie se quiso responsabilizar del accidente. De hecho, los mandos militares de la Armada por un lado y el Alcalde de Cádiz por otro, asumieron al unísono la dirección de la emergencia y cada cual coordinaba a sus propios efectivos a su parecer. Hoy día, gracias a los Planes de Emergerecia, la designación de los responsables de los grupos de acción y sus  respectivas funciones están claramente establecidas de antemano, ejerciendo la coordenación desde un mando único recogiendo en la  legislación española sobre Protección Civil.

4-.   Una cuestión importante que a veces suele pasarse por alto es la aparición en los lugares castigados por una catástrofe de expoliadores y saqueadores, que hoy día incluso se organizan en mafias. El pillaje es practicamente omnipresente en cualquier sociedad del mundo, aunque más notables en los desfavorecidos, por tanto, merece ser tenida en cuenta en cualquier planificación de emergencias, debiendo ser asignado su control a las Fuerzas de Seguridad del Estado. El último caso del que tenemos noticia ha sido el expolio más previsible al ser sometido el Museo Arqueológico de Bagdad durante la Guerra del Golfo, donde  no cabe duda de que han participado las mafias internacionales organizadas para el tráfico  ilegal de arte. Lo mismo ha ocurrido en casos de desastre sismíco como México, El Salvador, Turquía, etc. El saqueo se efectúa de forma generalizada en edificios, públicos, entidades bancarias, comercios, viviendas, etc.

AUXILIOS SANITARIOS 

Las cifras de los heridos comenzaron a llegar a los hospitales por centenares y a los pocos días las cifras de los atendidos superaban los 5.000. El Hospital de Mora se convirtió, por su categoría como hospital provincial y como sede de los departamentos de la Facultad de Medicina, en referencia y recepción de heridos más graves, colapsándose de inmediato. Pero también se atendieron centenares de personas en el Hospital de S.  Juan de Dios, el Hospital Militar de la Plaza Fragela y más tarde a los hospitales de S. Fernando.

En el tiempo en que Cádiz  se mantuvo  sin luz eléctrica los médicos se alumbraban con velas y otros medios, durante las intervenciones. Ante la avalancha de heridos  y las profusas hemorragias de algunos se agotaron las reservas de sangre, vendas y muchos médicos, entre ellos Venancio González, Jacinto Maqueda, Joaquín  Flores y Salvador Ramírez, cuya labor no ha sido hasta hoy lo suficientemente reconocida trabajaron sin descanso durante 5 días y terminaron agotados y exhaustos. El Dr. Ramírez tuvo que hacer amputaciones sin los medios asépticos adecuados, pero salvando muchas vidas gracias a su experiencia, dedicación y esfuerzo. Pero no sólo hay que agradecerles a estos magnificos profesionales que demostraron durante la tragedia, sino también la labor de investigación que luego desarrollarons tras analizar los singulares casos que se produjeron en algunos pacientes, como secuelas físicas y psicológicas de la explosión. Nos remitimos a los impresionantes trabajos de F. Muñoz Ferrer: "Patología de la mujer gaditana durante la explosión" y la de J. Portela: "Traumatología otorrinolaringología en la catástrofe gaditana"

AUXILIOS SANITARIOS

En esta área es donde debe procederse a la evaluación  y clasificación de los heridos, lo que denominamos "Triage", antes de practicarse la asistencia sanitaria propiamente dicha y las evacuaciones hospitalarias. Este procedimiento probablemente habría logrado salvar vidas al atenderse em primera instancia a los heridos con mayor perspectiva vital.

RESCATE E IDENTIFICACIÓN DE VÍCTIMAS MORTALES

J. Pettenghi era en 1947 alférez del ejército de tierra cuando en la mañana del día 19 de agosto observó a un hombre que sollozaba tumbado en el suelo de la Carretera Industrial, una gran piedra que aprisionaba el cadáver de la esposa de aquel hombre; sólo pudo consolarle, ante la falta de medios para liberar aquel cuerpo. Relato como éste forman parte de un extenso anéctotario de la debacle.

El rescate de las víctimas mortales fue, en numerosos casos como éste, verdaderamente sobrecogedor. En la Casa Cuna, donde la catástrofe sorprendió a las Hermanas de la Caridad y a los niños de corta edad que se hallaban en ese orfanato, se extrajeron numerosos cuerpos desfigurados y aplastados. Más de cincuenta años del suceso aún  se oían relatos de supervivientes que formaron parte de los equipos de rescate, narrando cómo algunos se jugaban la vida para rescatar entre escombros los restos de aquellos niños.                                         
Foto: Ateneo Gaditano.

Aquí murieron 19 niños, 9 niñas y casi todas las monjitas.


A medida que iban siendo desenterrados, los cadáveres fueron trasladados al cementerio donde se acomulaban en exiguas salas carentes de cámaras frigoríficas, permaneciendo varios días depositados sobre mesas o suelo. Por allí  pasaron familiares de las víctimas para identificar. Fue horrible. Cuando la identificación era positiva se iban inhumando de forma inmediata, quedando constancia fehaciente tanto en el libro de enterramientos como en las actas que instruía el Juez del Juzgado de Instrucción de Cádiz. Los cuerpos que no habían podido ser reconocidos por familiares, el caso mayoritario, el caso de la Casa Cuna por carecer de ellos, tuvieron que ser inhumados sin identificación. No obstante, antes de proceder las autoridades enconmendaron a cuatro fotógrafos de la ciudad, como Antonio González, que tenía un comercio en la calle Barrié, retratar todos los cadáveres no identificados. De cada uno se hicieron tres copias.

FOTOGRAFIADO E IDENTIFICACIÓN DE LAS VÍCTIMAS


Gracias a las fotografías ordenadas por el juez instructor pudieron identificarse después  una buena parte de las víctimas. Este procedimiento, ya había sido empleado por el ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, se sigue empleando hoy en accidentes con elevado número de víctimas. Hasta hace pocos años a los familiares de las víctimas se les hacía observar todos los cadáveres uno a uno hasta identificar al de su familiar o amigo, con el consiguiente efecto psicológico de angustia y post-traumático que provocaban. Hoy se les muestran primero las fotografías y ante la certeza o indicio, se les hace mirar el cuerpo, así disminuye la carga emocional.

REPARACIÓN DE DAÑOS Y REHABILITACIÓN

En la zona de extramuros, la más próxima al siniestro, 40 edificios resultaron dañados de diversas consideración y 174 presentaban daños estructurales; en intramuros no se produjo el colapso total de ningún edificio, pero se vieron afectados unos 2.134 edificios y 36 más daños estructurales, cientos de personas se instalaron en campamentos de refugiados cedidas y levantadas por el ejército que serían sustituídas por barracones de madera, muchos más de lo garantizado por el Gobierno, hasta que se construyeron nuevas viviendas que fueron edificadas cerca de las destruidas.

También quedaron arrasadas las principales industrias  de la localidad, como Gas Lebón, y Astilleros de Echevarríeta y Larrinaga. Las instalaciones militares de la Armada emplazada en el barrio de S. Severiano, origen de la deflagración, también fueron arrasados los cuarteles de Infantería, próximo al barrio de S. José. Los establecimientos públicos y privados: Sanatorio Madre de Dios, Clínica Dr. Sicre, iglesia de S. Severiano, los consulados de Brasil y Colombia, Casa Cuna, entre otros. El poder fue tan grande que a la mañana siguiente se dieron anécdota tan grabadas como la de un niño que salió corriendo por las calles de extramuros ¡" Ha quedao el Cristo"! Al ver que la imagen de un Crucifijo había quedado colgado en unas de las paredes que se mantenía en pie en la escuela...                                                                              
                                                                       

Foto: Ateneo Gaditano
                           Víctimas que pueden andar, buscando auxilio en el casco antiguo de la ciudad.                         


Continuará...
muros  de
 




 Pesteias aleos

LA EXPLOSIÓN EN CÁDIZ, 1947: 3ª PARTE

Foto: Ateneo Gaditano

Estado en que quedaron las puertas de la Catedral




...Hasta las puertas de la Catedral, en pleno corazón del casco antiguo, se doblaron hacia dentro, como si las planchas fueran de cartón, ante el empuje de la onda, y quedaron descolgadas de sus visagras y con las hojas abatidas.

Las infraestructuras quedaron muy maltrechas, interrumpiéndose todos los suministros básicos y las comunicaciones a excepción del tráfico por carretera hacia el exterior de la ciudad. Los raíles de la de la vía férrea desaparecieron en un tramo a la altura de la Base de Defensas Submarinas; el tendido eléctrico sufrió pérdidas de postes, que literalmente salieron volando, y el corte de la linea principal. La red de suministro de agua reventó, dejando sin abastecimiento a toda la población y lo mismo ocurrió con las lineas telefónicas.

Todos los servicios básicos fueron restablecidos poco a poco. El que más tardó, el del agua. Se abastecia por unos días con barcos-aljibes que procedían de Algeciras y Huelva. Otra necesidad básica era la alimentación, gente que se habían quedado sin sus casas, medios, ropas...Auxilio Social abrió las puertas de sus comedores de beneficiencia a los damnificados, durante largo tiempo, también instalaron cocinas al aire libre junto a los campamentos.

La Dirección General de Regiones Devastadas se encargó de la reeconstrucción de los barrios destruidos y la construcción de nuevas viviendas para los sin hogar. También se repararon edificios públicos y edificaron nuevas escuelas. Por desgracia, el ambicioso proyecto de las Regiones, que había abierto grandes perspectivas, luego frustrados, quedó el lo más básico. Emprendida a beneficio de los afectados se ejerció por la Comisión Pro-Damnificados, puramente altruista, solidaria y coordinada para quienes habían perdido algo o a alguien en la tragedia, desde Evita Perón a Juan Aparicio Ramos, del sindicato vertical.

REPARACIÓN DE DAÑOS Y  REHABILITACIÓN

1-. Al negarse toda responsabilidad militar o civil sobre la catástrofe, se negaron también las indemnizaciones a los damnificados por cuenta de la Administración Pública que, de otra manera, habrían sido cuantiosas de reconocerse la negligencia de mantener un polvorín sin apenas medidas de seguridad tan cerca de un núcleo urbano muy poblado. Los afectados se conformaron con repartirse los fondos recaudados con carácter benéficos por la Comisión Pro- Damnificados de la Catástrofe. Con años de retraso, se les restituye la vivieda que perdieron con otras construídas expresamente para ellos en régimen de alquiler.
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2-. Dentro de los planes de emergencia, la reparación de daños siempre se  centrará en el restablecimiento de las necesidades básicas de los afectados.

PROCEDIMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN

  Pocas horas después de la explosión se inicia un procedimiento judicial con el objetivo de investigar a fondo el suceso y determinar las causas, sus consecuencias y sus responsabilidades, en medio de un ambiente social aturdido y crispado  por el luctuoso acontecimiento y sus secuelas, que reclamaban justicia y reparación. Pero dado lo comprometido del caso y la titularidad estatal del arsenal, la Justicia Civil es obligada  a inhibirse en la justicia militar, imaginamos que argumentando la conficialidad de la información manejada y la gravedad de los hechos objeto de investigación, que atañen a la seguridad de la nación. En este traspaso de competencias se desvanece el asunto, sobre todo tras declararse un incendio que de manera fortuita o intencionada que calcinó los archivos de la Marina de S. Fernando, donde se hayaba almacenada la mayor parte de la documentación. De toda la investigación civil quedó algo, muy poco, en los archivos del Juzgado de Cádiz, pero que alberga pocos datos aclaratorios.

Se afirma que nunca hubo un verdadero interés en aclarar el suceso y que el proceso de investigación se relentizó y silenció todo lo posible, hasta la publicación de unas conclusiones finales que no satisficieron a nadie: los investigadores de la catástrofe concluyeron que la explosión del almacén de minas Nº 1 ubicado en la Base de Defensas Submarinas de Cádiz se produjo por causas no determinadas aunque ajenas a los explosivos. Este procedimiento dio lugar al sobreseimiento provisional de la causa, que a la postre sería definitivo, al no estimarse comisión de delito alguno.

A pesar de estas conclusiones, en la calle las versiones eran de muy distintas indoles. Algunos achacaban la explosión al mal estado de las minas y las ínfimas condiciones del polvorín. Sin embargo, otras opiniones vertidas según parece por el bando opositor al régimen hablaban de unos experimentos secretos a cabo supuestamente en laboratorios de los Astilleros, donde se habría producido la explosión. La justicia militar no indagó en esta hipótesis porque de hacerlo supondría aceptar la fragilidad del sistema de seguridad de todo un país y la alta vulneralidad de sus polvorines, y porque era latente la gravísima negligencia cometida por el Gobierno al ubicar  este arsenal en el corazón de la ciudad.

Existe una anécdota curiosa aportada por el marinero, José Romero Gabarda, sobre un incidente relacionados  con los fotógrafos que en la mañana del día 19 de agosto se acercaron al lugar  de la explosión. Este marinero fue precisamente uno de los que en la noche anaterior ayudó al Comandante Pery Junquera  a extingir el incendio del segundo almacén de minas. Según su versión, uno de sus superiores le ordenó impedir a cualquier persona que portara una cámara fotográfica tomar instatáneas de la zona destruida. diciéndole: "Péguele un tiro si es menester". Aunque no llegó a ocurrir, sí es cierto que se partieron algunas cámaras.
           
LA INVESTIGACIÓN  DE LOS INCIDENTES
En la época en que se produjo la explosión de Cádiz y bajo la tutela de un gobierno autocrático y militar era evidente que la justicia civil tarde o temprano acabaría desentendiéndose para inhibirse, de forma obligada, por supuesto, en la justicia militar. Esta comprendiendo que la responsabilidad de la catástrofe recaería directamente sobre el Estado, alarga considerablemente y deliberadamente el proceso hasta concluir que las causas no determinadas y externas fueron las causantes de la tragedia. Es decir, las causas no están claras, no hay culpables ni hecho culposo, sino que se atribuye a la mala suerte y a la fatalidad. Nos gustaría decir que esto ha cambiado mucho en nuestros días, pero la vista del desarrollo judicial de los desastres de Aznalcóllar, Biescas o el rumbo que toma lo del Prestige, nos restan cualquier esperanza de que la Administración Pública pueda rendir responsabilidades, cualquiera que sea el signo de la Administración-político. No es el caso de las empresas privadas o personas no relacionadas  con la Administración que, en caso de resultar responsables de una catástrofe acaban cumpliendo penas de prisión, inhabilitación o económicas, afrontando casi exclusivamente la reparación de los daños y las indemnizaciones.                                     
Foto: Ateneo Gaditano

Grupo de marineros al mando del Capitán de Corbeta, Pery Junquera, héroes, nunca tantos les deben la vida a tan pocos. Se pudo evitar no guardando un extenso polvorín dentro de la ciudad. especialmente, porque se avisó repetidas e insistentemente del peligro que tenía. No le fue concedida La Cruz Laureada de San Fernando a Pery Junquera, así como a los marineros, que arriesgando sus vidas también, se pusieron a las órdenes del Capitán de Corbeta, No reconocer sus valiosísimas y decisivas acciones para evitar otra tandas de cientos de muertos es tan mezquino como vergonzoso...


EPÍLOGO

Al amanecer del día 19 de agosto de 1947, entre los pocos muros que quedaban en pie en la Casa Cuna se halló una pizarra negra medio descolgada donde el día antes de la tragedia una de las monjitas residentes, durante una de sus clases había escrito el siguiente texto premonitorio:

"Hoy, 18 de agosto: Los progresos de la cilivización sólo contribuyen a la invención de las armas, que destruyen a la Humanidad".



Autor:
José Antonio Aparicio Florido.
Licenciado en Filología.
Máster en Protección Civil y Emergencias.
Cádiz-España.
 
Nota:
Existen otros meritorios y sustanciales documentos sobre la dantesca y horrible explosión en Cádiz de 1947, valorando a todos ellos, me inclino por éste que me parece el más apropiado para ofreceros información del suceso. Es un documento histórico impecable, objetivo, riguroso y valiente. Mi agradecimiento al Sr. Aparicio Florido por tan ardua y admirable tarea informativa que nos aporta muchas conclusiones que nos estuvieron vedada durante muchos años y hoy podemos comprobar, arrancando: origen, evolución y conclusiones que el tiempo y el bien hacer de un gran investigador nos aporta a nuestros conocimientos. Destaco: la memoria es la llave de la vida, muchas gracias, Sr. Aparicio.
No he estado sola en esta entrada, he contado con la valiosa aportación del blog amigo: 
http://estoespasionporcadiz.com
Que en otras ocasiones también os he recomendado.

Deseo que su autor no me pida que lo retire de mi blog, caso contrario, lo suprimiría, muy respetuosamente, estimo que este documento debe ser compartido con la sociedad, que es para lo que se elaboran los documentos históricos. 
Es un sentido homenaje a todos los que sufrieron aquella inmensa tragedia en el 68 aniversario de la misma. Cádiz no olvida a sus hijos y a los héroes que contribuyeron a socorrerla en las peores circunstancias posibles...Y yo tampoco.

A Cádiz, con todo mi cariño y solidaridad. Un fuerte abrazo para todos.

Mari Carmen.


NOTA: Éste magnifico documento consta de tres partes,  fraccionadas. Ésta es la última.