jueves, 20 de agosto de 2015

LA EXPLOSIÓN EN CÁDIZ, 1947: 3ª PARTE

Foto: Ateneo Gaditano

Estado en que quedaron las puertas de la Catedral




...Hasta las puertas de la Catedral, en pleno corazón del casco antiguo, se doblaron hacia dentro, como si las planchas fueran de cartón, ante el empuje de la onda, y quedaron descolgadas de sus visagras y con las hojas abatidas.

Las infraestructuras quedaron muy maltrechas, interrumpiéndose todos los suministros básicos y las comunicaciones a excepción del tráfico por carretera hacia el exterior de la ciudad. Los raíles de la de la vía férrea desaparecieron en un tramo a la altura de la Base de Defensas Submarinas; el tendido eléctrico sufrió pérdidas de postes, que literalmente salieron volando, y el corte de la linea principal. La red de suministro de agua reventó, dejando sin abastecimiento a toda la población y lo mismo ocurrió con las lineas telefónicas.

Todos los servicios básicos fueron restablecidos poco a poco. El que más tardó, el del agua. Se abastecia por unos días con barcos-aljibes que procedían de Algeciras y Huelva. Otra necesidad básica era la alimentación, gente que se habían quedado sin sus casas, medios, ropas...Auxilio Social abrió las puertas de sus comedores de beneficiencia a los damnificados, durante largo tiempo, también instalaron cocinas al aire libre junto a los campamentos.

La Dirección General de Regiones Devastadas se encargó de la reeconstrucción de los barrios destruidos y la construcción de nuevas viviendas para los sin hogar. También se repararon edificios públicos y edificaron nuevas escuelas. Por desgracia, el ambicioso proyecto de las Regiones, que había abierto grandes perspectivas, luego frustrados, quedó el lo más básico. Emprendida a beneficio de los afectados se ejerció por la Comisión Pro-Damnificados, puramente altruista, solidaria y coordinada para quienes habían perdido algo o a alguien en la tragedia, desde Evita Perón a Juan Aparicio Ramos, del sindicato vertical.

REPARACIÓN DE DAÑOS Y  REHABILITACIÓN

1-. Al negarse toda responsabilidad militar o civil sobre la catástrofe, se negaron también las indemnizaciones a los damnificados por cuenta de la Administración Pública que, de otra manera, habrían sido cuantiosas de reconocerse la negligencia de mantener un polvorín sin apenas medidas de seguridad tan cerca de un núcleo urbano muy poblado. Los afectados se conformaron con repartirse los fondos recaudados con carácter benéficos por la Comisión Pro- Damnificados de la Catástrofe. Con años de retraso, se les restituye la vivieda que perdieron con otras construídas expresamente para ellos en régimen de alquiler.
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2-. Dentro de los planes de emergencia, la reparación de daños siempre se  centrará en el restablecimiento de las necesidades básicas de los afectados.

PROCEDIMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN

  Pocas horas después de la explosión se inicia un procedimiento judicial con el objetivo de investigar a fondo el suceso y determinar las causas, sus consecuencias y sus responsabilidades, en medio de un ambiente social aturdido y crispado  por el luctuoso acontecimiento y sus secuelas, que reclamaban justicia y reparación. Pero dado lo comprometido del caso y la titularidad estatal del arsenal, la Justicia Civil es obligada  a inhibirse en la justicia militar, imaginamos que argumentando la conficialidad de la información manejada y la gravedad de los hechos objeto de investigación, que atañen a la seguridad de la nación. En este traspaso de competencias se desvanece el asunto, sobre todo tras declararse un incendio que de manera fortuita o intencionada que calcinó los archivos de la Marina de S. Fernando, donde se hayaba almacenada la mayor parte de la documentación. De toda la investigación civil quedó algo, muy poco, en los archivos del Juzgado de Cádiz, pero que alberga pocos datos aclaratorios.

Se afirma que nunca hubo un verdadero interés en aclarar el suceso y que el proceso de investigación se relentizó y silenció todo lo posible, hasta la publicación de unas conclusiones finales que no satisficieron a nadie: los investigadores de la catástrofe concluyeron que la explosión del almacén de minas Nº 1 ubicado en la Base de Defensas Submarinas de Cádiz se produjo por causas no determinadas aunque ajenas a los explosivos. Este procedimiento dio lugar al sobreseimiento provisional de la causa, que a la postre sería definitivo, al no estimarse comisión de delito alguno.

A pesar de estas conclusiones, en la calle las versiones eran de muy distintas indoles. Algunos achacaban la explosión al mal estado de las minas y las ínfimas condiciones del polvorín. Sin embargo, otras opiniones vertidas según parece por el bando opositor al régimen hablaban de unos experimentos secretos a cabo supuestamente en laboratorios de los Astilleros, donde se habría producido la explosión. La justicia militar no indagó en esta hipótesis porque de hacerlo supondría aceptar la fragilidad del sistema de seguridad de todo un país y la alta vulneralidad de sus polvorines, y porque era latente la gravísima negligencia cometida por el Gobierno al ubicar  este arsenal en el corazón de la ciudad.

Existe una anécdota curiosa aportada por el marinero, José Romero Gabarda, sobre un incidente relacionados  con los fotógrafos que en la mañana del día 19 de agosto se acercaron al lugar  de la explosión. Este marinero fue precisamente uno de los que en la noche anaterior ayudó al Comandante Pery Junquera  a extingir el incendio del segundo almacén de minas. Según su versión, uno de sus superiores le ordenó impedir a cualquier persona que portara una cámara fotográfica tomar instatáneas de la zona destruida. diciéndole: "Péguele un tiro si es menester". Aunque no llegó a ocurrir, sí es cierto que se partieron algunas cámaras.
           
LA INVESTIGACIÓN  DE LOS INCIDENTES
En la época en que se produjo la explosión de Cádiz y bajo la tutela de un gobierno autocrático y militar era evidente que la justicia civil tarde o temprano acabaría desentendiéndose para inhibirse, de forma obligada, por supuesto, en la justicia militar. Esta comprendiendo que la responsabilidad de la catástrofe recaería directamente sobre el Estado, alarga considerablemente y deliberadamente el proceso hasta concluir que las causas no determinadas y externas fueron las causantes de la tragedia. Es decir, las causas no están claras, no hay culpables ni hecho culposo, sino que se atribuye a la mala suerte y a la fatalidad. Nos gustaría decir que esto ha cambiado mucho en nuestros días, pero la vista del desarrollo judicial de los desastres de Aznalcóllar, Biescas o el rumbo que toma lo del Prestige, nos restan cualquier esperanza de que la Administración Pública pueda rendir responsabilidades, cualquiera que sea el signo de la Administración-político. No es el caso de las empresas privadas o personas no relacionadas  con la Administración que, en caso de resultar responsables de una catástrofe acaban cumpliendo penas de prisión, inhabilitación o económicas, afrontando casi exclusivamente la reparación de los daños y las indemnizaciones.                                     
Foto: Ateneo Gaditano

Grupo de marineros al mando del Capitán de Corbeta, Pery Junquera, héroes, nunca tantos les deben la vida a tan pocos. Se pudo evitar no guardando un extenso polvorín dentro de la ciudad. especialmente, porque se avisó repetidas e insistentemente del peligro que tenía. No le fue concedida La Cruz Laureada de San Fernando a Pery Junquera, así como a los marineros, que arriesgando sus vidas también, se pusieron a las órdenes del Capitán de Corbeta, No reconocer sus valiosísimas y decisivas acciones para evitar otra tandas de cientos de muertos es tan mezquino como vergonzoso...


EPÍLOGO

Al amanecer del día 19 de agosto de 1947, entre los pocos muros que quedaban en pie en la Casa Cuna se halló una pizarra negra medio descolgada donde el día antes de la tragedia una de las monjitas residentes, durante una de sus clases había escrito el siguiente texto premonitorio:

"Hoy, 18 de agosto: Los progresos de la cilivización sólo contribuyen a la invención de las armas, que destruyen a la Humanidad".



Autor:
José Antonio Aparicio Florido.
Licenciado en Filología.
Máster en Protección Civil y Emergencias.
Cádiz-España.
 
Nota:
Existen otros meritorios y sustanciales documentos sobre la dantesca y horrible explosión en Cádiz de 1947, valorando a todos ellos, me inclino por éste que me parece el más apropiado para ofreceros información del suceso. Es un documento histórico impecable, objetivo, riguroso y valiente. Mi agradecimiento al Sr. Aparicio Florido por tan ardua y admirable tarea informativa que nos aporta muchas conclusiones que nos estuvieron vedada durante muchos años y hoy podemos comprobar, arrancando: origen, evolución y conclusiones que el tiempo y el bien hacer de un gran investigador nos aporta a nuestros conocimientos. Destaco: la memoria es la llave de la vida, muchas gracias, Sr. Aparicio.
No he estado sola en esta entrada, he contado con la valiosa aportación del blog amigo: 
http://estoespasionporcadiz.com
Que en otras ocasiones también os he recomendado.

Deseo que su autor no me pida que lo retire de mi blog, caso contrario, lo suprimiría, muy respetuosamente, estimo que este documento debe ser compartido con la sociedad, que es para lo que se elaboran los documentos históricos. 
Es un sentido homenaje a todos los que sufrieron aquella inmensa tragedia en el 68 aniversario de la misma. Cádiz no olvida a sus hijos y a los héroes que contribuyeron a socorrerla en las peores circunstancias posibles...Y yo tampoco.

A Cádiz, con todo mi cariño y solidaridad. Un fuerte abrazo para todos.

Mari Carmen.


NOTA: Éste magnifico documento consta de tres partes,  fraccionadas. Ésta es la última.