martes, 26 de agosto de 2014

LA PUBLICIDAD HUMORÍSTICA EN SEVILLA DE LOS CUARENTA

                                                                           
Un libro imprescindible de Jiménez Díaz.






Basado en un libro de mi amigo, Emilio Jiménez Díaz, destacado escritor trianero, os ofrezco unas series de curiosidades con humor sobre la publicidad de la Sevilla de los años cuarenta que no tienen desperdicio. Con el objetivo de conocer cómo eran aquellas costumbres por aquellos tiempos, y creo que vais a pasar un rato divertido...


Muchas veces, nos ha servido de auténtico sosiego el recorrer las páginas amarillentas de los libros-programas que, por las fiestas primaverales, lanzaba la entonces boyante Peña Humorística "Er 77". En tan risueña lectura, aparte de los artículos de sanísimo humor y las excelentes colaboraciones poéticas y literarias, no pueden pasarse por alto los anuncios insertados. Directos y cuajados de gracia, ellos nos evocan esos años comerciales de la Sevilla de los cuarenta, y nos traen al recuerdo los nombres de muchos establecimientos desaparecidos del paisaje de la ciudad. Cientos se publicaron casi a lo largo de dos décadas, con el "beneplácito" de "El Márqués de las Cabriolas" y el refrendo de "El Conde de las Natillas"...

Qué lejos los años del Zotal, ¿vedad? Pues fue un invento de anteayer, y así se anunciaba en las páginas de "Er 77" este producto sevillano, llamado con feliz ocurrencia "el Stuka de los parásitos":

-A ese señó que inventó er Zotal se le debía levantá un monumento.

-Tiene usté má razón que un santo, porque hay que vé er benefisio que ha traío a los hombres ese descubrimiento. 

-A los hombres y ar ganao. Mirusté; yo, tengo ganao caballá, mulá y laná y estaban los animalitos éticos y aniquilaos por causa de una cosa que le llaman los parásitos. Güeno, pos el Zotal les ha devuerto la alegría y la salú y s'han quedao como nuevos y la má de agradesios.

-Pos yo hablo por mí. En mi casa había que entrá tirando cohetes pá estantá los insertos y podé dormí tranquilo; pero mi amigo D. José del Río, ese señó que es Cónsu de "Er 77" en Morón y le tiene declará la guerra sin cuarté a los  microbios, se enteró der caso y me regaló un bidón de Zotal, der que es representante...

-¿Y sutió eferto?

-¡Cómo eferto! A la hora empesaron a pirarse por debajo de la puerta y a tirarse de cabeza por er barcón toas las chinches y mosquitos...y allá va una con un ojo sartao y allá va otra con una pata meno;  por allí una mosca manca y alicortá...por aquí un mosquito con er pito roto...En fin, que ar día siguiente no existía en mi casa ni chinches, ni pulgas, ni moscas ni mosquitos , ni cucarachas, ni... ná. En mi casa no quea má bicho que mi suegra".

¡Ay er Zotal! Ya este anuncio nos define las condiciones higiénicas de aquellos años de postguerra, en los que estaban de moda los "espurgos" y picotazos diarios. El jabón desifectante de esta marca y el insecticida "Orión" se erigieron, en la década de los cuarenta, en productos totalmente necesarios dentro de todas las casas e insustituibles en los mercados sevillanos. Este anuncio famosísimo referido al Zotal, se insertó en 1941, (aún faltaba mucho para que yo naciera). Siete años más tarde, el "Orión", se anunciaba al consumidor:

"Moscas, chinches y mosquitos,
cucarachas y piojitos
nos piden compasión
retrasemos un poquito
aplicarles el Orión;
porque ya no necesitan
del famoso insecticida,
pues solamente con verlo
todos "parman" enseguida."

Y la Sevilla que se anunciaba año tras año en estas páginas, nunca quedaba fuera el famoso Maquedano, sombrería de la calle Sierpes. Hoy perdida aquella tradiciónal costumbre masculina de tocarse con la clásica "mascota"...

"Desde Sevilla a Shangai,
doblando hacia Paraguay,
cortando por Montellano,
no busquen, que no hay.
otro como Maquedano.
¡Vaya sombreros! Caray!"

La Plaza del Duque, en poco menos de quince años,  ha sido la gran asediada de Sevilla por las tropas comerciales. Entró la piqueta de la especulación en ella; detrás, los grandes capitales. Los desaparecidos Almacenes del Duque, de Fernández y Compañía, S.A. Hoy, los anuncios de "Er 77" nos devolvieron su recuerdo, su grata memoria, a través de unos versos en los que queda de manifiesto que los sorteos de coches, viajes y un largo etc de incentivos. Propagando las excelencias de sus tejidos, así se expresaba el autor del anuncio:


¿Me escuchas, María Manuela?
Yo de vestidos no entiendo,
pero en telas ¡Vaya tela,
lo que el Duque está vendiendo!
Que en lanas, sedas, opales,
crespones, vichy, percales,
por piezas y retales,
el Duque hace derroche.
Y además, regalan vales
para la rifa de un coche.
Y así, después de comprarte
"echarpes" para el teatro,
puede ese auto tocarte
y de valde pasearte
en un "Renault" cuatro-cuatro".

En "las cuatro esquinas de Sierpes", el restaurante y hospedería, "todo de primer orden", de Casa Calvillo, esta casa de rancio abolengo, en la que nuestros padres nos obsequiaban con una buena comida, muy de tarde en tarde, en los días de las grandes celebraciones. Este de 1943. Es uno de los muchos anuncios que Calvillo insertó a lo largo de la vida de esta publicación. Dice así:

"Voy a ser breve y sencillo:
todo el que no almuerza o cena
en la Casa de Calvillo,
se morirá con la pena 
de ignorar, el pobrecillo,
que hay algo más que el dinero;
una mesa bien servida
con agrado y con esmero,
para la mejor comida,
el mejor cocinero".

Murió el inolvidable Luis Martínez Vice, irrepetible "Marqués de las Cabriolas", y, con su desaparición, la fuente inagotable del humor de "Er 77" secó su manantial. Con él, se fue el tiempo de una Sevilla distinta: más natural y  abierta, más coloquial y con más donaire. Por él-alma de la Peña-, por su ausencia, dejaron de editarse aquéllos anuales libros-programas entrañables y, con ellos, esos cientos de anuncios, plenos de auténtica gracia sevillana, de los que hemos compartido algunos con ustedes en este corto paseo por las callejuelas de la publicidad humorística de los años cuarenta.


Foto: "Diario de Triana", cartel Velá, 2013.
 
   

 

                                                                   
Emilio Jiménez Díaz, feliz y sonriente al recibir la distinción, merecedísima, de Trianero de Honor. 2013. Cuya vinculación con la Cultura Sevillana es muy fecunda y destacada. ¡Enhorabuena, Emilio!







"Mercados y Mercadillos"
Emilio Jiménez Díaz.

Ed: Grupo Andaluz de Ediciones, Repiso-Lorenzo.
-Cosas de Sevilla-