jueves, 12 de junio de 2014

* EL NIDO *


El nido vacio es un concepto, sobre todo, un sentimiento. Sabemos que algún día esa experiencia la podemos vivir. Es entonces cuando aflora lo mejor y noble de nuestra filosofía de vida: aceptar la realidad, tener aplomo para vivirla, aceptando el destino. Echando mano de nuestro profundo carácter, sostenido por la formación recibida, sensible por temperamento...¡Y humano por nacimiento!

Yo también, querida Concha, tengo una hija lejos. Es el precio a que le dimos la suficiente y sólida capacidad de tomar sus decisiones y proyecto de vida para que volara lejos de casa y compartiera su vida con quien ella escogió, y nosotros, felices porque le preparamos, (creemos), bien para vivir su propia vida. 

Siempre sabe que podrá contar con nosotros cuando la vida le depare un fuerte revés, y es esa seguridad, la fuerza que ella tiene para afrontar su vida...

Ofrezco esta bellísima y profunda poesía de mi amiga, Concha, por el valor enorme que contiene y tengo el deseo imperioso de compartirlo con vosotros. Es el sentimiento del-nido vacio- 



  EL NIDO

Como una paloma celosa de su nido,
cobijó bajo las alas a sus polluelos,
queriendo atarlos al techo de su cielo.

Reina absoluta ella se sentía,
dueña total de lo que poseía
¡Qué gran error pensar que lo había
suyo era, que le pertenecía!

Las alas desabrieron aquellas avecillas,
y su afán por volar el nido abandonaron
no albergaban pesar, nada sintieron
pues cargadas de ilusión iban sus alas.

Ilusión de anidar en otros paraísos,
ilusión por crear el que sería su nido,
con otras perspectivas, con otros compromisos.

Quédose aquella reina sin poder ni corona,
quédose en soledad esperando el invierno,
y esa soledad, igual que las personas,
un día plegó sus alas bajo el cielo.




Concha Mingorance