domingo, 27 de abril de 2014

DE TRIANA A SEVILLA: 1ª PARTE.


Puente de Triana.






La MÚSICA, tiene idioma universal, por algo, recordamos, Albéniz compuso: "Sevilla" y "Triana". Forma parte de Sevilla, pero es otra cosa. El río parte en dos al urbanismo de la ciudad y lo dota de distintas entidades, al igual que la calle de S. Jacinto, (de inolvidables recuerdos de mi infancia), establece dos Trianas dentro de una sola. Dentro de ellas entran toreros, cantaores, poetas, bailaoras, marineros, alfareros...La estatua de Belmonte en el Altozano confirma la torería del barrio, ( si bien nació, como yo, en la calle Feria), del que fueron los geniales: Chicuelo, Cagancho, los Gitanillos, Maera...De Triana se han llamado muchas folkloricas, a veces, sin haber nacido allí, Triana nos enamora para siempre;  y de allí, bautizados en la mismísima "Pila de los Gitanos", (Santa Ana), fueron célebres cantaores, bailaores, guitarristas, ceramistas marineros, escritores,
gente con arte, que los más antiguos retienen en la memoria.

A Triana  se la conoció y conoce por su industria artesanal del barro, loza, azulejo. Triana es universal  ceramista. Sevilla poseyó notables fábricas de pólvora, de jabón y por curioso que a los jóvenes les parezcan, de barcos también, barcos descubridores en el siglo XVI, fabricados por la Real Compañía del Río Guadalquivir.

Los sevillanos en los siglos pasados pasaban por el Puente de Barcas o montaban en una de las embarcaciones que comunicaban ambas orillas. Ya no existe aquellas embarcaciones ni el Puente de Barcas, desde hace más de un siglo, sino uno de hierro, romántico y hermosísimo, que bautizaron con el pomposo nombre de Isabel II, que reinaba en España por entonces, que discurre por donde estaba su antesesor. Pero los sevillanos, que somos amigos de la sencillez, enseguida lo "rebautizamos" con el entrañable nombre, vox populis: "Puente de Triana" ¡Sí señó, como tá mandao". Fue inagurado e 1852.    Triana es como una postal bella y antigua. Ya en el Altozano semeja un balcón. Es una giba hecha a base de materiales arrojados allí como defensas de las ocasionales riadas del río, así , como el monte Testaccio romano, acabó formándose una plaza en alto, que llegó a contar con diversos soportales.

Hay dos Trianas disímiles. La vía de S. Jacinto establece tal bifrontismo zurcido por Pagés del Corro. La cara izquierda es de la calle Betis, Pureza, Evangelista, Rodrigo de Triana, etc, que señorea la Torre de Santa Ana. Es una Triana cercana al río que le une al mar; con una Capilla de los Marineros donde habita la Gran Señora del barrio. Fue una Triana más gitana, con la cava de esta etnia, que aparece en los viajeros de antaño. Es la Triana del Puerto Camaronero y de otros puertos por donde embarcaron los Magallanes, los Elcano, descubridores, o embarcaban las cigarreras trianeras para ir a la Fábrica de Tabacos, que con andar airoso por el puente de hierro que pintara Gonzalo Bilbao.

Triana alfarera, más ligada al barro, de fábrica de jabones. Almonas y alfares ¡Qué bellos vocablos árabes! En una y otra Triana, los numerosos corrales de vecinos, con sus bonitas Cruces de Mayo, sus patios cuajaditos de macetas, bodas, bautizos, con sabor de barrio, entrañables, constituían algo peculiar, imprimía carácter. Creo que todavía habrá quién recuerden  nombres de tales casas de vecinos: Aromo, Hormigas, Los Leones, El Judío... 
Esperanza de Triana.

Cuatro posibles itinerarios a partir del Altozano: descender hacia la orilla del río, introducirnos en las entrañas del barrio a través de la calle Pureza, llegar a la "catedral" trianera, (Santa Ana) y admirar a la "Niña Bonita". Enfilar S. Jacinto, extasiándomos con otra Señora, la Estrella, que tallara La Roldana. O irnos a la derecha caminando por la calle Castilla. Todas son venas de Triana por la que circulan el amor de su gente al barrio, que nos conducen a Pagés del Corro, Evangelista, Alfarería, Pelay Correa...Diversos bares de reconocida fama por sus especialidades, el taller de algún artista, comercio de cerámicas de acreditada fama mundial, entrar a tomar un vino y una tapa en Casa Cuesta. Al noble pueblo que es Triana, y al aire entrañable pueblerino que sus calles podían ofrecer, lo hace triza el intenso y endemoniado tráfico, (como en otros lugares sevillanos).

Enfilar por la calle Castilla para ver al Cachorro en su capilla del Patrocinio. Podemos encontrarnos cerrada la entrada, es templo de Hermandad y no se desarrolla el culto público, aunque los domingos y en horas que se pueden averiguar siempre es posible acercarse a estremecerse con el magnifico Crucificado de Fco Antonio Ruiz Gijón. Pero este Cristo de la Expiración, obra cumbre del barroco, hay que acompañarlo cruzando el puente y en su barrio, con su gente, que le cantan emocionadas saetas que estremecen...                                                    
El Cachorro de Triana.


A Santa Ana fui muchas veces; es el templo parroquial más antiguo de Sevilla, (seguido de Omnium Sanctorum, en la calle Feria), gótico-mudéjar, fundado por Alfonso X, se dice, que como prueba de gratitud por haber sanado de un mal de la vista. Construido a partir de 1276, nos muestra una bellísima torre, algo independiente del hermosísimo conjunto, con base mudéjar y cuerpos superiores renacentistas. Con la misma perfección y equilibrio que el gran Hernán _Ruiz le insertó el cuerpo de  campanas a la Giralda, por diseño del pintor sevillano, Luis de Vargas, (autor del célebre cuadro de "La Gamba", que podemos admirar en nuestra Catedral). Pedro Silva en Santa Ana ensambló al cuerpo mudéjar las dos últimas partes y el chapitel tras el tremendo terremoto de 1755.
Velá de "Santana", nocturna.

Nadie debería  perderse el apoteósico regreso de la Esperanza de Triana por la calle Pureza o el ingreso de la Estrella en su templo...Y, por  supuesto, la "Velá" de Santiago y Santa Ana: el tablao que se alza en el Altozano ha conocido, a lo largo de muchos años, las mejores bandas de músicas, los más famosos cantaores, los populares caricatos, las Murgas Sevillanas, las más célebres estrellas de la copla y del baile -para mí- destaca sobre todas la gran Dª Matilde Coral, trianera, la que te atrapa con su arte para siempre, felizmente entre nosotros y por muchos años más. Valorando y respetando el arte de otras.  Los trianeros no dejarán  que desaparezca nunca esta costumbre tan querida y representativa de su idéntidad, "¡Chapó!"


Iremos cruzando el río para ir a Sevilla, lo haremos por el Puente de S. Telmo...






Continuará...