lunes, 10 de septiembre de 2012

REFLEXIONES...




Unas de las fuentes para ampliar conocimientos, a mi criterio, es la conversación, aparte de estudios, lecturas, viajes, museos, etc...
¡Cuántas horas dedicadas a las charlas en reuniones, desde jovencita! Las recuerdo con nostalgia y gratamente por lo que nos aportaba a todos...¡Qué tiempos!

Hoy quiero compartir con vosotros un debate que nos dejó huella a través del tiempo:


La cuestión es hacernos esta pregunta de oro; todos nos deberíamos hacernosla cuando el asunto sea de interés general:

¿TÚ ERES PARTE DEL PROBLEMA O DEL REMEDIO?
Si cada uno de nosotros obrara exactamente de la misma forma que yo, ¿cómo se encontraría el país? O en otras palabras: ¿qué pasaría si mi prójimo trabajara como yo, con igual entrega, esfuerzo, con el máximo de interés, idéntica diligencia, similar lealtad y disciplina, como perfil?

Alguién de nosotros dijo, (creo con mucho tino), hay dos clases de personas: unas las que pertenecen al problema social y las que forman parte de la solución.

¿Piensas solamente en sí mismo, en lo que puedes ganar, acaparar, en exprimir cualquier posibilidad de la vida? Nosotros pensamos que quien así piensan son indudablemente parte del problema.
O bien ¿te interesa por la aportación que puedas prestar a la sociedad, en la medida de tus posibilidades, claro, a la empresa, institución, escuela, municipio o servicio en dónde trabajas? Nuestra conclusión fue que ellas son parte de la solución.

Hay gente que consideran la vida como una máquina tragamonedas: tratan de poner en ella lo menos posible y esperan conseguir, mediante un golpe de palanca, una fortuna. Esto lo estamos viendo aumentar con el paso de los años. La cultura del esfuerzo y ética se van desvaneciendo Nuestra sociedad se está degenerando por determinados amplios colectivos, especialmente en el familiar, político, económico y en la Justicia, que son los pilares de nuestra sociedad, ni más  ni menos. (Si generalizar).

Por nuestra parte, creemos que somos más responsables, laboriosos y respetuosos y disfrutamos de más paz interior cuando consideramos la vida como un negocio sólido, serio y recíproco, que nos rinde en relación con lo que invertimos en él. Pensamos muy convencidamente que al obrar así contribuímos a mejorar la sociedad a la que pertenecemos...