jueves, 15 de septiembre de 2011

REFLEXIONES














"CON LA -A- DE AMOR"










Creo que el amor es ese tipo de sentimiento-emoción tan profundo como inexplicable que, frecuentemente, hace que reservemos el mejor trozo de carne para los chavales, que nos tomemos la "tortilla francesa" que nos hizo el hijo, no muy experto en ello, precisamente, y que llevemos los mismos zapatos y vestido para que la hija pueda asistir a clases de idiomas, y también le podamos comprar un bonito vestido de fiesta, después de acabar a base de becas, brillantemente los estudios para la celebración del fin de los mismos, con todos sus compañeros, ella lucirá satisfecha por los resultados y tan bonita como es...¡Qué gozada verla así!










O cuando esperamos muertas de sueño y frío en el coche, en el patio o recibidor del colegio, hasta la una de la madrugada el regreso del bús con los chavales del partido de fútbol de liga escolar.










Cuando algunos amigos me dicen que ellos no quieren que sus hijos pasen algunas privaciones, no estoy de acuerdo con ellos. Creo que es un error esforzarse porque los hijos sean siempre "felices". Facilitándoles todo en la vida. Ellos deben aprender el valor de las cosas, y el esfuerzo, no lo que hay que pagar por ellas, sino lo que cuesta consegirlas.










También hay que dejarles equivocarse para que aprendan de sus propios errores, así van madurando y creo que en próximas ocasiones nuestras sugerencias serán mejor atandidas por ellos en el futuro.










Coincido con mi amiga Antonia que el propósito en la vida no sea "ser feliz" habitualmente. Estimo que el objetivo de la vida es ser respetuoso, útil, solidario, tolerante y ético. Y por encima de todo, que nuestra existencia importe: que deje huella positiva, que signifique algo que el mundo se haya mejorado en algo positivo con nuestro paso por él. dejando un valioso legado a los hijos, criados en buenos principios y haciendo así una sociedad más fuerte y solidaria en el futuro.